°• 𝐒𝐇𝐀𝐃𝐎𝐖 •°

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El pequeño pero hermoso pueblo donde esté erizo habitaba, el sol hacia un calor insoportable de los mío demonios.

Shadow caminaba de regreso a su hogar luego de la facultad, en todo el día había tenido solo dos clases, hoy había tenido solo dos clases y tenía que retirarse temprano.

Se colocó unos audífonos azules y lo conecto a su teléfono, reproduciendo su canción favorita.

En el transcurso de su camino, varios de los habitantes de ahí lo saludaban, todos se conocían, es obvio por qué el pueblo en su es pequeño.

En un par de minutos más tarde, finalmente llegó a su humilde hogar.

Una cabaña hermosa, pintada de un café oscuro, contaba con dos pisos, de madera misma. Con tres habitaciones, y que le daba un toque especial aquel color aparte del bello paisaje que lo rodeaba, algo que el azabache amaba de aquel lugar, su pueblo natal, Green Hills.

Entro en ella, dejo su mochila a un lado de la puerta, el calor lo mataba... Tendría que darse un baño tibio.

Un olor muy fuerte, pero delicioso, inundaron sus fosas nasales por aquel aroma que provenía desde la cocina.

De la chimenea salía aquel humo gris, así que se dirigió a la cocina encontrándose a madre querida, María.

Se puso a su lado, haciendo que su madre diera un brinco del susto y le propinara un golpe leve por haberla asustado, haciendo que la final soltaran una risa.

— No creí que llegarías temprano.– Acarició las orejas de su azabache.– Te vez cansado... Ve a darte una ducha que la comida está casi lista – Le sonrió con ternura como lo hacía de acostumbre.

— Lo haré después, te ayudaré con lo que te hace falta, mamá.– Le devolvió la sonrisa y fue al lavamanos.

— Bien, bien, bien... No diré nada más.– Y la adulta siguió con lo que hacía.

Y fue así como ambos pusieron manos a la obra, compartiendo y pasando una tarde agradable como familia.

El reloj de la sala ahora  marcaba exactamente las 5:20 pm.

El sol estaba por ocultarse ya, pronto entraría la noche y las estrellas no tardarían en adornar por completo el paisaje nocturno.

— Mamá.–Llamo y la eriza adulta fijo su atención al menor dejando lo que hacía.– Amy vendrá en un rato aquí, Dice que tiene problemas con las tareas de matemáticas y quiere que la ayude... ¿Puede ella venir?– Pregunto dejando su teléfono en el sofá.

— Claro, ella aquí es bien recibida. No entiendo cómo no te a atraído esa chica, es linda y bastante amable...

— Mamá ya habíamos hablado de eso...– Su mirada carmín volteo a ver a otro lado donde no sea la mirada de su madre.

— ¿Entonces...?

— Amy para mí solo es una amiga, ambos nos tratamos como... Hermanos... Somos amigos desde el jardín de niños. Y esa amistad no la perdería por nada.– Confesó ahora mirando a la mayor.

°• BACKROOMS •°  //COMPLETO//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora