Te desprecio con todo mi AMOR.

Capitulo 1

12 de marzo de 1800,  Inglaterra.

Se oyen los murmullos en la alta sociedad londinense. La joven doncella  Elida Winster había dado a luz a una niña, producto del amorío con el conde Girino Grierson. Dejando una estela de vergüenza y rechazo entre los miembros de la alta sociedad.

Esa niña fue nombrada Prudencia Winster. Crecería cómo la hija bastarda del conde Girino Grierson y sin madre. Elida no había resistido el parto, muriendo a las pocas horas.

Prudencia fue enviada para estar recluida en el pueblo de New Neighborhood, Lejos de la ciudad, en la mansión “Roquin”. Una de las propiedades del conde. Con completos  lujos y cuidados, y con la visita del conde una vez al año.

El nacimiento de Prudencia había dejado un escándalo tan grande, que difícilmente se podría borrar con los años.
Naciendo marcada de por vida, no solo por la vergüenza, si no por el rechazo de todos en la ciudad londinense de Sinners.
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19 de febrero 1817,  New Neighborhood, “Mansión Roquin”

Prudencia estaba a punto de cumplir 17 años. Se había convertido en una joven hermosa. Heredando la belleza de su madre, con una gran figura, piel clara, labios grandes y grandes ojos cafés. Lo único que había heredado del conde era su carácter, y su largo cabello color negro cubierto de rulos. Sin ninguna duda, Prudencia era una joven hermosa.

Había aprendido todo lo que una dama podría aprender. Pero además había crecido con total libertad, algo que había aprovechado. Practicando deportes que solo los caballeros podían practicar, cómo el esgrima y disparo.

Disfrutaba su vida. Aunque la mayoría del tiempo se encontraba sola con los empleados y su institutriz. Una vez al año iba el conde a verla al pueblo. Ella sabía la verdad de su procedencia. Sabía quién era su padre. Jamás le correspondería su apellido,  ni su fortuna, y  nunca sería presentada en sociedad como su hija.
Pero nunca digas nunca. Prudencia no lo sabía, pero su vida iba a cambiar, a partir de una tragedia.
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Prudencia permanecía en la biblioteca su lugar favorito, después del granero. Cuando su  lectura es interrumpida de inmediato por la preocupante voz de su institutriz  Donna.

_Señorita Prudencia_ dijo con voz intranquila_ llegó una carta del conde Grierson_ extendiendo la carta que tenía en la mano.

_Gracias Donna_ sosteniendo la carta y la abriedola sin demora.

“Prudencia, escribo esta carta con todo mi dolor. La condesa Felicia Grierson ha muerto. Después de su sepultura iré a verte, necesito hablar contigo.
Girino Grierson”

Felicia Grierson había muerto. No solo había dejado al conde  viudo, también lo había dejado solo. El matrimonio no había podido procrear, Girino no tenía hijos legítimos. Su única hija era Prudencia Winster, pero era una bastarda.
A menos que el conde la reconozca a Prudencia como su hija, y le de su apellido. Algo que el conde tenía pensado hacer, pero Prudencia todavía no lo sabia.