¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Jan caminaba por las frías y desoladas calles, en busca de un lugar para tomar un café con el fin de calentar un poco su interior
sentado en un banco, ahogó sus penas en la bebida caliente y amarga, con la esperanza de quemarse para ver si todavía podía sentir
la muerte de sus padres lo había hecho entrar en una profunda depresión (según su psicólogo), sus padres eran sus mejores amigos ¿que haría sin ellos ahora?
sus cabellos pelirrojos se removían con la fría brisa, acomodandolos una y otra vez sin éxito alguno
se sentó en una banca, al frente de una tienda de ropa, que tenía un maniquí en exhibición con una bufanda puesta
“parecen las cortinas de la bisabuela” pensó, riendo por lo bajo
un chico de estatura media, cabello castaño alborotado con algunas mechitas rojas se acercó
— Disculpe que lo moleste, ¿me podrías decir donde está esta tienda? — habló bajo, con una voz dulce y algo ronca
— ¿Que qué? — preguntó, saliendo de sus pensamientos
El chico solo le entregó el papelito donde tenía la dirección, no iba a repetir lo que había dicho antes
— Ah, está acá a unas cuadras. Te acompaño, tranquilo.. — dijo sin poder completar la frase por no saber el nombre del chico
— Evan, me llamo Evan — acomodó sus lentes redondos para que no se calleran
— Lindo nombre Evan. Es un placer, soy Jan — sonrió, parándose del banco y viendo la diferencia de altura entre ambos
— Lo mismo digo, Jan — río dulce, realmente gustó su nombre
El chico de cabello rojizo no sabía que ese chico sería el “Rodrigo” de su “Iván".
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
