Tres amigos jugaban a Mystic Messenger en una fiesta de pijamas, sin saber que al día siguiente despertarían siendo parte del juego.
(🎮) Este fanfic incluye 3 personajes adicionales a los del videojuego 'Mystic Messenger'.
(👾) La historia es origi...
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—Eso es lo que me ha contado V, pudo escuchar toda la conversación mientras iba disfrazado de guardia. Él está a salvo y me dijo que Hayoon está haciendo todo lo que puede. ¿Sabes que incluso trató de besarlo? Jamás pensé que mi hermano recibiría un beso de una chica antes que yo...
Lena volvió a recordar la situación vergonzosa donde se retiraba antes de que él la besara y sus mejillas se pusieron rojas.
—¡Ay! ¡No me refería a eso! Lo siento...
—Está bien—respondió la chica—. ¿Te ha dicho V cuánto tardará Hayoon en salir de ahí?
—No, solo sé que esta noche es la ceremonia de no se qué, si no salen antes de media noche ya no saldrán nunca.
—Dios mío...
—Sí, ahora mismo lo mejor que podrías hacer es ir a rezar a Dios. Tengo una pequeña capilla, si quieres te la muestro.
—De acuerdo.
Aunque Lena no fuese tan creyente como el chico, aceptó porque quería terminar con aquella situación tan tensa. Pensó en regalarle algo que le gustase, pero no podía salir de la casa sin que las miles de cámaras de 707 la pillasen.
Para llegar al lugar había que subir tres escalaras, por lo que Lena aprovechó el momento para enviar un mensaje a Jay.
—Antes de medianoche Hayoon ya estará de vuelta con nosotros.
Lena omitió la parte de que dependía de que no llegase la ceremonia, pero no quería molestar a su amigo, que estaba pasando unos días magníficos junto a Jumin.
—Jay, ya te pasaste ese videojuego tres veces, ¿seguro que no quieres que te compre otro?
—No, gracias, este está bien. ¿Seguro que no quieres jugarlo?
—Nunca he jugado a videojuegos, roban demasiado tiempo.
—Venga, sólo dale una oportunidad, no te obligaré a jugarlo si realmente no te gusta.
Jumin se sentó enfrente del televisor, al lado del chico. Jay le ofreció un mando y le enseñó las teclas básicas.
—Intenta caminar hasta ese punto de ahí—le pidió para asegurarse de que sabía usar los controles antes de ingresar en una partida.
—Listo. ¿Y ahora?
—Ahora empieza lo bueno—dijo, pulsando el botón de play.
Perdieron la noción del tiempo por completo, ni siquiera recordaron que era la hora de cenar hasta que el chef personal del empresario les avisó. Ellos dijeron que estaban en medio de una partida y que dejase la cena en la mesa. Nunca tocaron esa comida.
Jugaron toda la noche, y cuando a las dos de la mañana les comenzó a rugir la tripa abrieron una bolsa de patatas fritas que compartieron con Elizabeth III. La gata aprovechaba que estaban distraídos para meter la pata y tirar algunas al suelo.
Horas después, sonó el despertador.
—¿Estoy alucinando o ese es mi despertador?—dijo Jumin, somnoliento.
—Es tu despertador, ya son las cinco y media.
—¡¿Cómo?!—dijo el mayor, que dio un salto del sofá y corrió a darse una ducha rápida y a vestirse para no llegar tarde a trabajar.
Aún con el maletín en la mano y mientras se arreglaba la manga del traje, se dio cuenta que su actual compañero de piso se había quedado dormido en el sofá. Sintió cierta ternura y se acercó para colocar una manta sobre él.
