Capítulo 3

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"¡Oye niña, despierta!" gritó Muramasa abriendo la puerta de la habitación de Rin de forma repentina y muy sonora.

Esta de la sorpresa casi salta de la cama, y en un movimiento casi automático toma el despertar con la intención de lanzarlo hacía este.

"A-acaso estás loco! ¡Aún no es hora de-" justo en ese momento el despertador sonó en su mano, a la pelinegra le salió una vena en la frente por ella mientras que al Pseudo-Servant dejo salir una leve sonrisa burlona mientras este aún sonaba de manera chillona en la mano derecha de su Master.

"¿Decías?" preguntó este de la misma forma, dándose la vuelta y saliendo de la habitación. "Te espero abajo, Tohsaka. Aún hay cosas de las que hablar, además preparé algo para tí" cambió el tono a uno más suave, cerrando la puerta trás él.

Todo bajo la mirada de una Rin que tenía el cabello todo despeinado y ojos aún medio adormilados; cuando se cansó del molesto sonido del despertador lo azotó contra el suelo, pero este no dejó de sonar.

Con molestia se levantó de la cama y lo apagó como debía hacerlo desde un inicio. Con ella sentada en el suelo y ahora sin aquél sonido tan ensordecedor, sus pensamientos se aclararon, llevándola a pensar en su Servant, aún pensando como si todo lo vivido por la madrugada hubiese sido un mero sueño, ahora estaban claro que no lo era.

"Muramasa... si, en verdad es diferente a Emiya. Jamás imaginaria a ese chico haciendo algo como lo de ahora, incluso parecía estar divirtiéndose ese viejo bastardo" bufó con respecto al Servant un poco para sí misma antes de levantarse con la intención de cambiarse.

En pocos minutos se preparó por completo con su uniforme escolar y su abrigo rojo de siempre, de esa manera bajó al primer piso de su casa y mientras lo hacía, un hedor totalmente exquisito invadió su sentido del olfato, venía de la sala principal.

Cuando llegó a la misma, justo en el extremo de la gran mesa ubicada en dicho espacio, Muramasa estaba terminando de servir en una tasa lo que parecía ser un té caliente, y al lado de este un plato con un desayuno que parecía estar hecho por el más fino de los restaurantes.

El herrero se dió cuenta de su presencia enseguida y del como se había quedado totalmente hechizada por lo que olía y veía. "Tardaste un poco, Tohsaka. ¿Te vas a quedar ahí parada o te vas acercar para disfrutar de tu desayuno?" le dijo el de cabello rojo a Rin, la cuál recuperó la compostura, tosió un poco como si no hubiese pasado nada y caminó hasta el lugar.

"... ¿En verdad hiciste todo esto, Saber? es que es... increíble" preguntó la chica no creyendo lo que tenía frente a ella.

"Para mí sorpresa, lo hice. Solamente pensé que podía hacerlo y todo salió natural una vez tomé los utensilios; creo que cocinar podría considerarse un tipo de artesanía así como la forja misma. Si ese es el caso, entonces puede que también tenga algo talento en esa área; parece que no estoy tan oxidado como pensaba, nunca es tarde para aprender algo nuevo incluso para un viejo como yo, supongo" el herrero bromeó el final luego de su reflexión sobre la forja y la cocina.

Este le indicó que comiese tranquila, él no necesitaba comer por lo que solo se sentaría al otro extremo de la mesa a esperar pacientemente que terminase. Pasaron unos minutos hasta que Rin terminó con su desayuno, aunque debía decir que era algo incómodo comer mientras era observada, aún cuándo el Servant trató de que no fuese del todo así, agradecía el gesto aunque fuese algo inútil, solo se esforzó por terminar rápido y no pudo degustar bien la comida; y aún así, debía decir que tenía un sabor espectacular.

"Bien, ahora quería hablar sobre algo que estuve pensando por la noche. Seguro puedes ayudarme con eso, después de todo conoces a Emiya Shirou" el herrero comenzó observando a su Master al otro lado de la mesa, esta con una servilleta se limpio un poco la boca y luego tomó la tasa de té en sus manos.

Fate: Un Frenético DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora