03

462 42 42
                                    

Los años pasaron, los tiempos fueron cambiando y el registro de Clanes solo marcaba uno, el más fuerte y poderoso, el Clan del Pie encabezaba aquella lista desde hace años, pero ahora, dieciocho años después, era el único existente. El imperio de Saki no cayó en ningún momento, llegando a su lado muchísimos aliados más. Eso había creído hasta hace dos semanas, cuando el Clan Hamato salió a la luz nuevamente ante sus ojos, dos semanas en las que tuvo que mover sus influencias en la ciudad de New York que le dieran una guarida, otras más distribuidas a las afueras de la ciudad por cualquier situación que se presentara. 

Su vida y la de sus herederos se sintió tambalear en aquel tiempo de confusión. Leonardo y Karai no dudaron en demostrar su disgusto ante su cambio de vida tan repentino, jamás habían ido a ningún otro lugar fuera de Japón, era su hogar. Y aunque su vida solo se resumía en estar juntos en su mansión, seguía siendo su casa, el hogar donde se criaron y se convirtieron en lo que son ahora. Leo observó como poco a poco su habitación se quedaba vacía, todo guardado en cajas que ya estaban en un camión de mudanza que sería llevado hasta otro avión privado. Su avión saldría ese mismo día, le quedaban minutos para observar la habitación que fue suya por quince años.

Karai: Hey, es hora de irnos. — Se colocó tras su hermano, tomando suavemente su hombro. —

Leo: Nunca he salido de casa... — Agachó la mirada, jugueteando con sus dedos. — Y ahora solo... Nos vamos a ir... 

Karai: Papá sabe lo que hace. — Ahora rodeo con ambos brazos los hombros del menor, abrazándolo con calma. — Y estaremos juntos, no lo sé, creo que esto será bueno. 

Leo: Hace dos días dijiste que le cortarías un brazo a Bradford si nos íbamos. — Miró de reojo a su hermana con una pequeña sonrisa. —

Karai: Estaba molesta... — Encogió sus hombros, recargando su mentón sobre la cabeza de su hermano. — Y aun lo estoy, fue difícil despedirme de Shinigami.  

Leo: Pero... Aun son amigas, ¿No? — Hizo una mueca preocupada, suspirando después. — Shini me agrada. 

Karai: Prometimos llamarnos de vez en cuando. — Suspiró a la par que el menor, apretándolo entre sus brazos. — A ti todo el mundo te agrada, enano.

La joven tortuga soltó una risita, abrazando a su hermana de vuelta al tomar sus brazos y acurrucarse contra ella. Leo adoraba que Karai tuviera oportunidad de hacer una muy especial amiga, Shinigami entrenaba con otro maestro de ninjutsu, Hattori Tatsu, uno de los aliados de Saki. Shinigami tenía una habilidad increíble en el área de la brujería, así que entrenaba para su mejor manejo y agilidad en combate, conociendo a Karai cuando ambas tenían dieciséis años, Oroku Saki llevó a Karai durante dos meses a entrenar con el maestro Tatsu y la amistad entre ambas solo se hizo más fuerte durante los siguientes años. Sin embargo, Shini no conocía a Leo, no porque creyeran que fuera mala idea mostrar al menor, simplemente Leo no quería asustarla o algo, era el único mutante en toda la ciudad. 

Karai: Dicen que New York es una ciudad interesante. — Dijo al soltarlo, sonando un poco más entusiasta. — Y problemática también. 

Leo: Suena emocionante. — Se animó a si mismo a sonreír, realmente comenzaba a emocionarse. — 

Karai: Vamos con papá antes de que se ponga cascarrabias. — Señaló con su cabeza hacía fuera de la habitación, saliendo primero. —

Y sin más de lo que despedirse, los dos hermanos se reunieron con su padre quien ya los esperaba para marcharse. Subieron los tres a la enorme camioneta negra blindada con el símbolo del Pie en las dos puertas delanteras. Leo observo por la ventana como su casa se quedaba atrás cuando al fin la camioneta arrancó, yendo en dirección al aeropuerto. Saki los miro a ambos bajo su kabuto, sin embargo, sus ojos lucían pequeños, entonces ambos le regresaron la pequeña sonrisa que les estaba dando. Sin hacer preguntas, se dirigieron y volaron a su nuevo comienzo. 











𝑻𝑴𝑵𝑻 ➼『 𝐂𝐞𝐧𝐢𝐳𝐚𝐬 𝐐𝐮𝐞𝐝𝐚𝐫𝐚𝐧... 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora