tres

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Acercarse a cualquier chabón y no ser rechazado por este, era lo que siempre se veía en el centro. Por ahí, si no se sentían cómodos o veían algo que no les cerraba del pibe, el baile entre ellos podían durar unos tres minutos para darse la vuelta y juntarse con otro. Era así casi siempre. Quizá ese también era el miedo que tenía Iván, acercarse y ser respetuosamente rechazado después de tres minutos. Justamente tres minutos, ¿por qué? porque sí.

Pero ahora no le importó tanto.

Entre bailes intentando liberar el cuerpo y no ser un duro de mierda, entre miradas con pibes y sintiedo manos en su cintura haciéndolo generar más confianza; ponele que fueron unos diez minutos o menos para que pudiera liberarse. Poder bailar como su cuerpo le dejaba, acercándose sin pensarlo a cualquiera de ahí para bailar pegados, tirando entre ambos una mirada masiva o una leve risa como si se conocieran de toda la vida y les causaba gracia la situación.

Por un rato se había olvidado de su tal objetivo, pero por suerte no fue por mucho cuando él se le acercó.

El pibe le llamó por completo la presencia de Iván, apenas podía verlo por las luces en movimiento pero no podía evitar pensar que sus rasgos faciales eran lindos. Y le daba ternura ver cómo bailaba. No dudó ni dos segundos en acercarse, total siempre hacía eso con cualquiera de ahí.

Iván no pudo evitar emocionarse cuando se dió cuenta de la persona que tenía al frente. Le generaba una sensación linda al pecho al notar que era más bajito de lo que se veía.

Se agachó un poco, acercándose al oído para que lo escuche hablar.

— ¿querés tomar algo?

¿Era posible esto? Estar entre risas charlando como si nada, como si hace banda se conocieran. Iván no podía creerlo, ese pibe era muy sociable y no había tomado demasiado como para decir "es entendible el porqué está así".

Lo más gracioso, es que todavía no se habían presentado.

¿Lo peor? O quizá mejor, una mezcla de dos, es que estaban muy juntos. Demasiado: Iván mantenía sus manos en la cintura del bajo y éste con sus brazos al rededor del cuello mientras charlaban y se reían como si estuvieran enamorados de toda la vida. No se sentían incómodos ni pasados de confianza, total era lo que casi siempre hacían con otros pibes. Y más que nada Iván, era como una "costumbre".

— dale, mirá, admito que estamos así por cuenta de los dos, pero no pienso aceptarte un beso si ni siquiera me dijiste como te llamas.— alejaba su cabeza hacia atrás un poco, manteniendo una sonrisa divertida en su rostro. Iván se derretía con verlo así.

— Iván.— murmuró, acercándose peligrosamente a los labios ajenos, pero fue situlmente rechazado.

— hola Iván, soy Rodrigo. O decime Carre si te pinta.

El más alto no pudo evitar sonreír. Rodrigo, lindo nombre.

— ¿te vas a sacar los anteojos o no pensas hacerlo?

— vení.

Carre ignoró la pregunta, separándose apenas del abrazo que estuvieron manteniendo por media hora, para agarrarlo del brazo y llevarlo al centro.

Iván notó algo diferente de él a los demás pibes, algo que hizo que su corazón y curiosidad despertarán y se centrarán solo en Rodri: él no era de tirarse de una, bailar sí, pero parece que no te aceptaba un beso ni por más que esté en confianza. Y eso a Iván le gustaba.

Era como una pequeña competencia consigo mismo para llegar a besarle los labios y ganar.

sobre vos | rodrivanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora