Bellota
La entrenadora, Mary, pita el silbato dando inicio a un nuevo match. Me toca hacer el saque. Alzo la pelota y cuando llega a la altura adecuada, le pego con firmeza. La pelota pasa la red y la puntera va a buscarla pero ya es tarde, la pelota toca el suelo. Punto para mi lado. Festejo en vos alta con mis otras compañeras. Ese sí fue un tiro muy certero. Mary vuelve a sonar el silbato y marca punto para nosotras. Nos volvemos a posicionar de la misma forma. Vuelvo a sacar pero esta vez la puntera llega, hace un pase de abajo y el levantador sigue el pase. Rápidamente vuelvo a mi posición mientras la armadora recibe el pase. Tanto la puntera de adelante y la opuesta saltan. No sé deducir a quién se la pasará para hacer el remate. La opuesta recibe la pelota y coloca en cuadrante izquierdo tomando desprevenida a mi puntera. Punto para el equipo contrario. Todas festejamos porque fue un gran armado y remate de las chicas. Si seguimos así podremos llegar a destacar. El entrenamiento transcurre igual hasta la hora de su finalización. Mary nos pide que estiremos antes de ir a los vestuarios. Nos ayudamos entre todas. A pesar de que somos un equipo bastante unido, en comparación de mi equipo del secundario, se siguen viendo las divisiones. Las de cuarto, que son pocas, se mantienen en una zona, mientras que las de segundo y tercero charlan en otro lugar, y al final estamos las de primero que intentamos integrarnos de a poco. Cuando terminamos, la entrenadora nos deja ir a los vestuarios. Se escuchan bullicios tanto del lado femenino como del lado masculino. Oh casualidad, los hombres entrenan al mismo tiempo. Y para peor suerte son los de futbol americano. Me quito las rodilleras y los guantes, los guardo en mi bolso. Tomo mi toalla, jabón, shampoo y acondicionador. Me dirijo a una ducha rápidamente mientras las demás chicas se quedan charlando. Tengo que terminar un trabajo de anatomía y mientras más rápido salga, mejor para mí. Con todo el asunto del susodicho no estuve prestando demasiada atención. ¡Y me arrepiento enormemente! Ahora tengo que recargar combustible y estar al día. Agradezco tener voleibol, me distrae lo suficiente y sobretodo me relaja. Hace un año pensaba que con solo tener vocación iba a lograr triunfar en todo lo que me propusiera. ¡Vaya que estaba equivocada! La disciplina es fundamental. Aunque lo aprendí por el trabajo y por mis entrenamientos en el secundario, con el estudio es totalmente diferente. ¡Soy una chica B-!
Abro la canilla de agua caliente y fría. Suspiro de satisfacción. Me enjabono rápidamente. Estiro mi palma y echo shampoo, ¡con olor pino! Súper infravalorado para mi gusto. Enjabono y me aplico acondicionar de la misma línea que el shampoo. Termino rápidamente y me envuelvo en la toalla. Antes de irme tomo mis cosas. Dejo las cosas en mi bolso. Me peino con una rapidez que ni yo sabía de su existencia. Gracias al cielo que cambié el corte de cabello. Siendo así de corto es mucho más fácil de lavar y peinar. Lo único complicado es atarmelo cuando juego. Me cambio con un pantalón holgado, verde lima, tomo un abrigo también holgado y negro. Al terminar, pongo todo desordenado en el bolso. Me despido de las chicas y salgo de los vestidores. No soy de tardar mucho cuando se trata de cambiarme o arreglarme. Dios qué horror de término. Yo no necesito arreglarme. Burbuja me regañaría si me escuchara.
—¡Ey! —me gritan. Un poco molesta por aquel grito, me giro. El rostro de mi hermano se hace presente. Esta junto con unos amigos que no reconozco, o mejor dicho no me acuerdo de ellos. Hay uno que me parece familiar.—Eso es mío. —me señala el jersey.
—Sí, lo es —digo, había dime olvidado que efectivamente es de él. Dios. Tendría que haber traído otro abrigo, ¡y más sabiendo que él entrena al mismo tiempo que nosotras! Qué metida de pata. —¿y?
—¿Cómo que «¿y?»? Devuélvelo. —dice chillando. Algunas veces se pone en plan quisquilloso, como un niño malcriado. ¿No era que los mas pequeños son los mas malcriados? Bueno, en este caso no se aplica.
ESTÁS LEYENDO
No me dejes caer [#STQAT 4]
FanfictionPasaron dos años desde el accidente y Bellota «rehizo» su vida. La separación para ir a la universidad fue dura más que nada. Adiós amigos, familia y recuerdos... Los estudios, compañeros y profesores hace que todo sea tedioso y aburrido, muy abur...