Capítulo 11

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No había duda de que el bosque era una de las tantas cosas que odiaba, odiaba los árboles, los arbusto, las flores y el pasto del lugar, lo odiaba porque con solo tomarlo o caminar a su lado su energía era transmitida a las plantas dejándola compl...

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No había duda de que el bosque era una de las tantas cosas que odiaba, odiaba los árboles, los arbusto, las flores y el pasto del lugar, lo odiaba porque con solo tomarlo o caminar a su lado su energía era transmitida a las plantas dejándola completamente débil, podía sentir la mirada de los animales puesta sobre ella pero la cual siempre ignoraba. Odiaba que ellos se acercarán a ella y por ello intentaba mantenerse lo más alejada posible de ellos pero eso le sábanas curiosidad a los animales haciendo que ello quisieran conocerla mucho más y eso llevaba generalmente a sus intentarán acercarse o hacer contacto con ella, el contacto era lo peor. Para los animales hace un simple contacto era peligroso para sus vidas, sin que lo supieran su curiosidad les llevaba a perecer a manos de ella, aún cuando no lo quisiera tomaba sus vidas con un simple contacto.

Pensó que tenía que acostumbrarse a aquella vida de soledad, el hecho de absorber la energía vital de cualquier ser que la toque, a excepción de las plantas, era una maldición que no le permitía relacionarse con ningún ser vivo.

Pero todo eso cambio cuando el humano peli-negro se acercó a ella, al principio lo miro desde lejos y cuando el comenzó a acercarse a el hizo todo lo posible para mantenerlo lejos pero no consiguió alejsrlo de ella, como los animales la cuekot se había poseído de el, quizás porqt ella siempre draba completamente sola, no sabía el por qué se acercó a ella.

Aún así se sintió feliz con su compañía, el humano conseguía alegrar sus días con solo su presencia.

Alejarlo no había funcionado, pero estaba feliz de no haberlo conseguido.

Desde lejos pudo ver cómo se olvida a alejar de ella, su visita le hacía feliz, solo con verlo y pasar unos minutos conseguía sentirse bien. Pero cuando el se iba podía sentir una abrumadora soledad, una soledad a la cual se había cosymbrado desde hace mucho pero que aún así se sentía como wjwfaltrs algo en su vida, algo que se iba lejos de ella con la promesa de volver mañana para continuar viendose.

Esa promesa le animaba y le hacía olvidar la soledad.

Una vez lo perio de vista se dio la vuelta comenzó a alejarse del lugar de encontró ora volver a su día a día, cuando el humano se iba ella decidía pasear por cualquier lado, finalmente podía andar por el bosque sin temor de que absorbiera su energía gracias a esos Zōri que le había regalado uno de los amigos de Okita.

Se senta muy agradecida con ellos.

— Te ves feliz encargada de la primavera — Un tono divertido fue lo único que basto para que su felicidad se estuviera.

Desde el cielo logro observar como una fuerte luz bajas hacía el bosque, era tan fuerte que llegaba a cegarla y no podía verla por mucho tiempo, lo que alcanzo a ver era que descendía  al frente suyo pero sin llegar al suelo.

— Es un honor verlo después de mucho tiempo — Hizo una referencia ante quien acaba de venir.

De los cielos su superior había venido a verle, no debía de ser bueno.

Primavera Contigo [Okita Souji y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora