CAPITULO 4

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     Al entrar al palacio de Kertur, la piel de seda negra del gobernador de Arfwen sobresalía entre los relucientes pilares blancos de marmol que acompañaban una alfombra del color del vino tinto más puro. El rostro alargado y marcado del gobernador se dirigio hacia la sala de juntas de Kertur, iba tarde y con un paso acelerado, cada pisada siendo más fuerte que el anterior provocando que su capa no rosara la fina y extremadamente cara alfombra hecha de pelaje de Shinuma.
     Al poner un pie en la sala todos guardaron absoluto silencio,  las miradas penetraban en sus ojos amarillos llenos de vergüenza retenida, ¿Como se atrevia a mostrar su cara después de tal retraso?
    La sala era un deleite visual, unas  ventanas circulares que dejaban  ver los soles y las lunas en su punto más alto, el mármol que parecia ser usado por los más ricos de las islas, se convirtió en una madera café acompañado de una alfombra circular de color negro con amarillo, haciendo honor a los colores de la bandera de Kertur. Justo en medio una mesa cristalina color esmeralda con hologramas y reportes que hablaban de una anomalía.
     —Quasimodo, por fin llegaste. —  Khaste se levanto de su asiento y fue a estrechar su mano. Tarde como siempre. —No te has perdido de mucho, solo hablamos de algunos problemas locales. —Quasimodo caminaba con un paso firme mientras miraba las noticias y reportes que no lograba entender . —Las islas han bajado considerablemente su altitud, no sabemos la razón. — Lanzo un holograma despistadamente sobre la mesa que mostraba las estadísticas de las islas, su población, las defunciones y más números que se necesitaba algunos minutos para entender. —Los científicos han analizado las maquinas y todo funciona a la perfección.
     "La junta suprema esta apunto de empezar" Se escucho por los altavoces del palacio, los gobernadores ya estaban dentro de la sala, se hizo por protocolo más que nada, Khaste habló ininterrumpidamente lo cual sorprendió a Quasimodo, el gobernador de Casifo siempre buscaba cosas que decir por más estupidas que fueran, hablo aproximadamente cuarenta y cinco minutos dando a entender que los motores de las islas estan sufriendo cambios grandes, cambios que si no se corrigen a tiempo llevarian al fin de las islas, al terminar habían hologramas esparcidos por toda la sala, las ventanas que propagaban un hermoso brillo amarillo se convirtió en un rojo oscuro, el techo de la sala se podia ver un panel de cristal dejando visible la alineación de los dos soles, Quasimodo no era particularmente fan de lo que se encontraba en el cielo pero la alineación de soles era un evento que le fascinaba, le recordaba a su isla. Antes de ser alcanzada por el Gigante de mil espinas.
     Los gobernadores se tomaron un descanso y salieron al patio real, la gobernadora de isla Indigo, camino entre los árboles de troncos azules acompañados de hojas purpuras luminosas, los descansos en el patio eran el único momento dónde podía estar sola, sus pies descalsos se arrastraban en el fino pasto mientras controlaba su respiración, le encantaba la naturaleza, tanto que en sus tiempos libres se dedicaba a la jardinería, le ayudaba a pensar con claridad, al seguir con lo ojos cerrados se atravesó en el caminó de Aamurde pero ella lo había escuchado cruzarse a propósito asi que no hubo ninguna sopresa.
     —Disculpe, no me percate de su presencia.
     —Aamurde. —Dijo con tono desagradable mientras lo miraba de cabeza a los pies. —Me impresionas, tu atrevimiento de hablarme me hace creer que eres valiente. —Se acerco de forma atrevida rompiendo la cordialidad. —O alguien muy, muy estupido. —Su delgada mano con uñas afiladas golpeo el rostro lleno de barba y cicatrices.
     Aamurde se quedó mirando a los grandes ojos de Freya mientras sujetaba su mejilla.
     —Freya. —Dijo entre dientes tratando de controlar su temperamento. —Entiendo su enojo, por eso queria arreglarlo.
     —No tenemos nada que arreglar, tu isla está repleta de monstruos, gente sin alma. —Se dio la vuelta y mientras se iba continuó. —Y ahora me entero que de mentirosos también.
     Khaste sabía que Quasimodo no había prestado atención a la junta, al quedar ellos dos solos se acerco a el por la espalda y le corrigió la postura, camino hacía la ventana y se quedo mirando el delicado caminar de Freya, hicieron contacto visual y Khaste le regalo una amable sonrisa pero Freya paso de largo.
     Suspiro y se volteo. —¿Qué le tiene tan  distraído?
     —Todo, sabe que no quiero estar aquí. —Miro sus alrededores, lo que antes eran paredes de madera se convirtieron en paredes lujosas del material más caro. —Solo quiero estar en mi pueblo.
     —Extraña el campó. —Dijo mientras se restregaba las manos por el rostro. —Ya le e dicho miles de veces que se olvide de eso, usted es el heredero, actue como tal. —Se recogió el cabello dejando un mechón rizado. Estaba alterado, pero eso no evito que acomodara los hologramas de más grande a más chico, ese tema se hablaba diario, Quasimodo no estaba acostumbrado al acenso a la vida de lujos y responsabilidades de tamaños magistrales.
     —No tuve oportunidad de velar a mi padre, en menos de dos meses me sentaron en un tronó y me enseñaron a hacer cosas que no quería. Extraño mi pueblo. —Se quedó pensando un momento y agregó. —Y a mis vacas.
     La puerta de la sala de conferencias se abrió repentinamente, era el gobernador de Isla Heredera,  antes de hablar, tomo un poco de aire ya que su gran panza era un problema, con ambas manos en las rodillas y entre suspiros dijo "Khaste, los exploradores, están aquí" Hubo un pequeño intercambio de miradas, algo de lo que Quasimodo no estaba enterado, Khaste rodeo la fina mesa y paso a un lado de Quasimodo mientras le hacia una seña de que lo siguiera. Salieron de la sala de reuniones y se dirigieron a la segunda sección del palacio, pasaron de un patio repleto de flores a unos pasillos desolados, no había guardias pero se sentía en monitoreo constante, cada esquina a la que llegaban el pasillo se hacia mas estrecho, dejando sin espacio a los pulmones para respirar tranquilamente, cada respiro era mas corto que el anterior.
     —¿Qué estamos haciendo aquí?. —Dijo en varios suspiros.
     —Esta zona es de suma importancia, no todos conocen este lugar.
     Quasimodo al borde del colapsó empezo a empujar a Khaste, "Llegamos" dijo mientras trataba de respirar, al salir de esos pasillos Khaste trato de caminar fallando en el intento cállenlo al suelo, y Quasimodo estaba recargado en la pared.
     —¿Qué clase de entrada... —Comenzó a toser y vomito un poco, se limpio con la manga y lo restregó en la pared desinteresadamente. —Más vale que sea algo interesante.
     —¿Quieres callarte? —Contesto pobremente entre tos y escupitajos. —Al abrir la puerta, veras un aro de  viento que proporcionan las máquinas Prauder, si caes ahí las piedras de las islas que se caen al aro te traspasarán como balas, cuida tus pasos.
     —¿Por qué? ¿Hay riesgo de caerse?
     En lo que hablaban Quasimodo noto una brisa tan fría que lo hizo temblar al instante, las viejas paredes dejaban pasar la poca luz que proporcionaba la noche y los aros de aire de las Prauder, caminaron por unos minutos en silencio hasta llegar a una puerta con decoraciones de oro y esmeralda. "Prepárate para ver al mejor escuadron de todas las islas", abrio la puerta dejando ver lo que parecia una plataforma con seis personas, algunos estaban fumando, otros de pie con la mirada perdida y lo que parecia el capitán estaba sentando a la orilla de la plataforma dejando sus piernas al vacío.
     —La plataforma esta tambaleado, ¿Esto es seguro? —Las manos de Quasimodo empezaron a moverse de manera ansiosa así que las guardo en sus bolsillos. —¿Por qué está tan descuidado? Vendría bien una barrida.
     Khaste miraba a su alrededor mientras pasaba su mano por su cabello dejando nuevamente un mechón. —Capitán C-203, informes. —El capitán se levanto y le dió los archivos en el pecho con cierta fuerza. —No me gusta esa actitud. —Dijo mientras sobaba su pecho.
En lo que el Capitán C-203 se marchaba, uno de los soldados tiró su cigarro y se dirigió lentamente al Gobernador Khaste y lo golpeó. Khaste cayó al suelo dejando ver los apuntes y archivos del capitán, una de las hojas  llegó a los pies de Quasimodo, dentro de toda la trifulca la agarró y la guardó en su bolsillo.
     —¿Cómo te atreves a golpear a tu gobernador? —Grito mientras forcejeaba con los soldados.
     —Los archivos son lo único que te importan eh. —El soldado se tranquilizó y los demás  lo soltaron.  —¿Ve cuantos somos?, faltan diez personas, no habían suministros, la operación era de tres semanas, no dos meses.
     —Fue un simple error de cálculos, le puede pasar a cualquiera.  —Se limpió la sangre de la nariz y recogió los papeles del suelo. Camino hacia Quasimodo y lo encaminó a un planeador que reposaba sobre la pobre plataforma tambaleante. "¿Siempre estuvo aquí?" dijo Quasimodo confundido pensando en los estrechos pasillos. Khaste no respondió y miró a los soldados de reojo. —No me caen bien los desobedientes.  — Regreso la mirada al frente y continuo.  —Tirenlo.
      —¿Tirenlo? No lo van a tirar, ¿Verdad? ¿Lo van a tirar?.  —Dijo Quasimodo tartamudeando.
     El planeador comenzó a elevarse perdiendo de vista la plataforma, Quasimodo se acostó para tratar de ver si la orden de Khaste era en serio y no solo palabras al viento pero no logro ver nada. Al estar retirados se escuchó un estruendo y un bulto cayó al vacío. Quasimodo no queria mirar y solo se sentó con los ojos cerrados, pensando en su lugar feliz, su granja.

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⏰ Última actualización: Mar 17, 2023 ⏰

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