1. Flecha estancada

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Aún duele demasiado. Tanto que no lo soporto, que me desespero y me deprimo, y te idealizo y me decepciono, cuando voy corriendo hacia ti y recuerdo que por ti duele aquí dentro. De esta forma que yo aún no conocía. Esa que es como una flecha estancada que nunca deja de rasgar por sus filos, y se hunde, se hunde hasta que el propio tejido la envuelve e intenta sanar con ella enmedio, y a medias.

Me he aferrado a ella con músculo y miedo porque no quiero arrancarte, porque es igual de placenteramente masoquista que menear con la punta de la lengua un diente de leche que sólo se sostiene de un hilo, igual que yo sostengo de puntillas la lógica de por qué te debo seguir queriendo.

Ruido InternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora