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ANNE

Una semana y dos días de embarazo.

Mi cabeza da muchas vueltas mientras empiezo a observar todo mi al rededor, estoy en un maldito hospital, recuerdo que iba en la calle y luego empuje a una niña....

Me siento en la camilla de golpe, me duele mucho la cabeza, veo toda la habitación del hospital y este llegar está más grande que mi apartamento, no recuerdo quien me trajo ya que me desmayé de un solo golpe.

Veo que en el suelo hay unas pantuflas, me bajo de la camilla, me pongo las pantuflas y me dirijo hacia la puerta que está al frente, hay una atrás pero supongo que es el baño.

Empujo la puerta y escucho algunas personas hablar entre sí, nadie me pone atención así que empiezo a buscar una salida o algo que me lleve fuera de aquí.

Llamo mucho la atención con esta bata de hospital, veo un elevador en la otra esquina y empiezo a caminar hacia este, cuando estoy a punto de tocar un botón, escucho unos llantos de bebé.

A lado mío hay una pareja con dos bebés, creo que son gemelos ya que no encuentro ninguna diferencia entre los dos, la pareja se ve que van agotados y muy cansados.

Entro al elevador junto con ellos, tratan de calmar a los bebés, pero ninguno hace silencio, uno de ellos empieza a moverse mucho y veo que tiene algo en la mano.

Creo que es como una pulsera, está apretando mucho su manita y creo que le está pellizcando las piel, me acercó levemente hacia la mamá para decirle.

— Señora, el bebé tiene un pulso muy apretado — Ella mira el pulso y se lo empieza a quitar.

— Muchas gracias, señorita — el bebé deja de llorar y yo suspiro.

Siempre me dicen señorita, no es que sea una ofensa o algo así, ya me he acostumbrado, mi maldito celular iba en la bolsa de mi pantalón, mierda.

Creo que tengo que regresar, bajamos hasta el piso subterráneo del hospital donde se encuentran los autos parqueados, no sé cómo es que termine aquí, mierda la ropa de lavandería, de seguro y quedo tirada.

De seguro y la anda puesta un vagabundo o un drogadicto, no es que mi ropa sea cara o algo así, pero me costó comprarla con mucho esfuerzo, escucho el timbre del elevador y camino de nuevo hacia recepción.

— Señorita, ¿se le ofrece algo? — La enfermera me mira raro.

— Si, necesito mi ropa, por favor — Ella sube las cejas.

— Señorita, no puedo hacer eso, ¿ya se dio de alta? — Mierda, niego con la cabeza.

— ¿Ya le dijeron, si puede salir? — Antes de que se haga más problema, decido irme de ahí.

En lo que ella va a preguntar, yo salgo otra vez del lugar y me dirijo hacia afuera, escucho una alarma ser activada y empiezo a correr, me subo a un taxi.

Creo que es hora de empacar, por qué Italia no es mi lugar, llego hasta mi apartamento y lo único que quiero es dormir, me siento muy cansada como si hubiera corrido un maratón.

Mi ropa, mi espalda y mi celular, todo eso es un problema ahora, me duele como el infierno la espalda, no tengo dinero para comprarme otro celular, aún que casi no lo usaba, pero aún así.

Lo único que pude hacer fue comprar el boleto para irme, que es dentro de 3 días, ya les comenté algunos vecinos que estoy vendiendo algunos muebles.

Maldita sea mi vida, el boleto estaba en mi celular, creo que mejor lo voy a imprimir, todavía me acuerdo a de la contraseña, de la aerolínea.

Salgo a tocar algunas puertas de los vecinos más cercanos y les comento sobre los muebles, alguno que otro se acerca a ver, ellos me ofrecen lo que puede y yo los acepto sin renegar, no puedo hacer más nada.

Lo único que voy a dejar aquí va a ser la cama, me acuesto de nuevo en la cama y mis pies parece que se van a convertir en berenjenas, están muy morados.

Algunos vecinos se llevaron algunas cosas y otros dijeron que vendrían por ellas mañana, tengo hambre ya que no he comido nada en todo el día, me dirijo hacia la cocina y me preparan unos panes con mermelada.

Como, 3 panes y aún me siento vacía, agarro otros 3 y aún me sigo sintiendo vacía, maldita sea, decido bajar todo el paquete de pan, al cual solo le quedan como 4.

Me como todos y me empiezo a marear, creo que....., corro al baño y empiezo a vaciar mi estómago, creo que ahora si voy a morir, me cepillo y me dirijo hacia mi habitación.

Ahí me acuesto una rato en la cama otra vez, estos días me he sentido muy rara, aveces feliz, aveces triste, aveces muy enojada y tengo muchos cambios de humor.

Debería de ir con el psicólogo o de una vez meterme al loquero, aun que si quisiera salir, nadie me iría a sacar por qué no tengo a nadie en este puto mundo, no me acuerdo mucho de mis papás.

Me acuerdo más del orfanato, también de cuando estuve cuidando a más de 5 niños más chicos que yo, fue una etapa muy dura para mí, estaba en mi plena adolescencia.

No sé cómo es que existen las personas sin corazón como ellos, del único niño que más me acuerdo es de uno, el cual se llamaba Carlos, era muy bien portado y era 3 años menor que yo.

La oscuridad ha caído y creo que no tengo otros planes, dormir es mi única opción y no estoy en desacuerdo con ello, me cambio de ropa y me acuesto en la cama.



                                      💗

GRACIAS POR LEER ❤️

LOS LÉBEDEV Donde viven las historias. Descúbrelo ahora