A veces los recuerdos se sienten como si te clavaran un cuchillo en el pecho; que, mientras más profundo lo entierran más tiempo va a estar sangrando, torturando cada parte de ti. Pero lo que los hace más dolorosos es que por más que sanen siempre va a quedar una cicatriz adormecida, esperando a ser despertada para volver a sangrar con tanta intensidad, haciéndote revivir cada detalle de ese recuerdo.