Inicio del Fin

41 1 0
                                    


Sangre.



Ese era el olor que inundaba la nariz de cierto omega de cabellos rojos, aún seguía en estado de shock, puesto a qué en su mente, las imágenes de aquel asesinato seguían reproduciéndose..

6:00 A.M (4 horas antes del desastre)

Sonó aquella alarma que marcaba el inicio del día del pelirrojo, Tanjiro se encontraba revolviendose entre sus sábanas, la tenue luz se filtraba por sus ventanas, dando una sensación de calidez en la fría habitación.
Finalmente abrió sus ojos, se estiró un poco antes de levantarse de la cama, apaga la alarma y va directamente al baño, una vez termina de limpiarse, cambiarse y arreglar su cama, sale de su habitación, mientras que un olor a pino llega a su nariz, su papá, Sumiyoshi, se encontraba en la cocina preparando el desayuno, cuando se dió cuenta de la presencia de su cachorro en la cocina.

-Buenos días papá, necesitas ayuda con eso?- dice el ojirubí mientras besaba la mejilla de su papá.

-Buenos días Tanjiro, claro, podrías ayudarme colocando los vasos y sacando el jugo de la nevera, luego, podrías despertar a tus hermanos? Sabes que se quedan jugando hasta tarde y no deben llegar tarde a sus clases-

-No hay problema papá, padre sigue dormido?-

-Yoriichi es una roca cuando duerme...tranquilo, yo me encargo de levantarlo-

Dicho esto, Tanjiro acomodó la mesa tal y como su papá le dijo, los Kamado se caracterizaban por ser veloces en lo que hacían, al mismo tiempo por sus excelentes resultados, el peliburdeo no era la excepción, siendo el hijo mayor, varias responsabilidades caían en sus hombros, con precisamente 16 años, el omega solía trabajar en la panadería de sus padres, cuidaba a sus hermanos de vez en cuando, estudiaba y era parte de un club en su colegio, aún así, nunca se estresaba o se le mezclaban los horarios de cada cosa, en definitiva, un chico ejemplar, así etiquetaban a Tanjiro varios vecinos y sus propios padres, y no solo eso, Tanjiro también era de los omegas más bellos que había en su vecindario, junto a su hermana, una alfa de cabellos azabache, ambos eran denominados cómo las bellezas de su vecindario, teniendo una gran cantidad de pretendientes.

Tanjiro corrió escaleras arriba a despertar a sus hermanos, tocando delicadamente en cada puerta, sabía que su hermana estaba despierta debido al olor que desprendía de su habitación, el ojirubí tenía esa cualidad, su olfato era de los más refinados existentes, podría oler a kilómetros y kilómetros de distancia.

Una vez todos estaban despiertos, bajaron a desayunar, siendo una comida agradable, acompañada de risas y conversaciones divertidas, aquella familia era en definitiva la represalias de una familia completamente feliz..


Una pena que esto duraría poco tiempo.


M.E

°Esperanza 0° [Giyuutan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora