Guerra de amor~ [Francia x UK]

|Evangeline|

Sus cuerpos se movían a la par, con un ritmo lento que seguía la música que yacía en el fondo del lugar.

El francés poseía una leve sonrisa en sus labios, mientras que el británico una cara relajada,  mostrando lo bien que se sentía así y no estar peleando con Francia.

¿De verdad lo odiaba? Tantas veces que se lo repetía en su cabeza y la conclusión que sacaba era una donde le quería hacer amarres al fan de los baguettes.

La música comenzaba a sonar menos, dando finalizado aquel baile en pareja; el británico tomó una bocanada de aire, dispuesto a sacar conversación con el francés. No hacía nada malo con intentarlo, así que ¿Por qué no?

Francia parecía querer lo mismo, su cara sudorosa  mostraba lo difícil que podía ser abrir la boca en ese momento. Se sabía bien que Francia entraba como Juan por su casa a la suya, pero en términos de conversación ya mejor no le ponemos Estrellas.

—France, bailas muy—

No hay reacción que describa su cara en esos momentos. Tal vez era producto de su imaginación, de todo lo que sintió o sentía. Pero esto era real, lo suficiente para entender lo que pasaba ahora mismo.

El francés chocó sus labios con lo suyos, haciendo un beso suave y sin mirarse a los ojos. De verdad había sorprendido al amante del té, pero lo recibió gustoso mientras lo seguía, tomando de los hombros al contrario.

No fue un beso largo, aún así se sentía bien ¿Sentirse asqueroso besando a alguien que odia? no sucedió, y eso solo lo hizo sentirse más culpable, no quería imaginarse las atrocidades que dirían de él al besarse con su enemigo.

-No me vuelvas a besar -su mirada cambió a una fría y llena de odio, le dolía hacerlo, pero era por el "bien" de los dos.

—Pero, Royaume-Uni...

—¡Pero Nada! No lo vuelvas a hacer, France.—

Sintió un "crack" en su corazón blando. Lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos, no lo esperaban, él no las esperaba. Se sentía completamente débil, no se sentía seguro y seguramente ya no se sentiría nuevamente.

No podía sentirse más estúpido e imbécil. Ni siquiera  él sabía porque lo hizo, solo sintió esas ganas de besarlo y mostrarle aunque sea el amor guardado que tenía solo para él.

"Solo para él". El pensar eso era muy irónico para el país del amor.

En lo más profundo de su corazón, lo vería como la única estrella con un brillo sin igual y sobre todo, inalcanzable. Por eso comprendía, que siempre sería su Evangeline.