Extraño en el bosque 🌳

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"¡Harry! ¿Dónde está mi té? No dejes que se enfríe demasiado"

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"¡Harry! ¿Dónde está mi té? No dejes que se enfríe demasiado".

"Harry, ¿ya lavaste mi ropa? Quiero ponerme mi traje nuevo, ¡el azul!"

"¿Están funcionando estas campanas?"

"¡No te olvides de alimentar a los caballos!"

"¡Harry! ¡No puedo encontrar mi nuevo lápiz labial!"

"Juro por todos los dioses que si mi té está frío cuando me lo traigas, te lo tiro a la cara".

En ese momento, el labio de Harry se crispó salvajemente. Lady Payne había sugerido instalar un sistema de timbres en su casa, para que ella y sus hijos pudieran tocar los artilugios y llamarlo cuando fuera necesario. Harry pensaba que eran una lata, porque hacía que sus exigencias fueran más ridículas que antes, y era redundante con su sistema de intercomunicación, pero requería menos esfuerzo.

Lady Payne y sus secuaces tampoco comprendían que Harry no tenía la energía y la fuerza de sus antiguos sirvientes. Los trabajos de treinta personas no podían repartirse entre una sola persona, pero a Lady Payne no le importaba cómo se hicieran las tareas, siempre y cuando hicieran que su casa y su bienestar parecieran estables.

Harry juntó las tazas de té en un plato, equilibrándolo con una sola mano. Con el tiempo, Harry se había vuelto bastante resistente a llevar varias cosas a la vez, y ahora lo consideraba uno de sus talentos. No conocía a mucha gente que pudiera equilibrar una cesta de ropa sobre la cabeza, sostener tres tazas de té con la mano izquierda y aún así ser capaz de encontrar el horrible tono de pintalabios de Lottie.

Harry entró en la lavandería, con el té todavía en la mano, y corrió hacia la cesta de ropa limpia de Liam, lavada, doblada y planchada a la perfección. Harry lo balanceó sobre su cabeza y supo que no tenía mucho tiempo antes de que el té se enfriara. Todavía tenía que subir las escaleras y buscar el pintalabios de Lottie.

Las estaciones habían empezado a cambiar y Harry llevaba un mes como sirviente de su familia adoptiva. Los días eran aburridos, sin emoción ni pasión, llenos del mismo trabajo y molestias similares. Harry estaba convencido de que su familia adoptiva eran cuatro maniquíes exigentes, sedientos de Harry hasta la última gota de energía que tenía en él.

Entonces Harry le llevó el té a Lady Payne, entregándole el plato y la taza, y luego se volvió para dejar entrar la luz del sol. El sol era extremadamente brillante aquella mañana, proyectando la sombra de los árboles del exterior sobre la alfombra púrpura oscuro del suelo de madera.

"Harry, antes de que te vayas" llamó Lady Payne desde su cama de grandes dimensiones y sus mantas apretadas, "voy a llevar a mis hijos a pasar un día en la ciudad, así que díselo de mi parte. Ocúpate de tus quehaceres mientras no estoy".

"Espero que disfrute de su tiempo", respondió Harry cortésmente, pero por dentro estaba gritando, porque por fin había llegado su oportunidad.

Harry le entregó a Liam su ropa limpia, y éste lo echó de la habitación sin un simple gracias. Harry colocó las dos tazas de té que quedaban en la mesita de noche y tuvo que escalar una montaña de ropa y accesorios para llegar hasta allí. Encontrar el pintalabios de Lottie iba a ser todo un fastidio.

a dream is a wish your heart makes || traducción 👠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora