partido inexistente

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Yungy, una chica de 17 años, estaba jugando al fútbol en un mundial femenino en Argentina.
El equipo empezó a jugar el primer tiempo y todo iba exactamente a lo planeado, pases casi perfectos y un equipo muy unido. Al terminar el primer tiempo, todas las chicas tomaron un descanso, hasta que luego comenzó el segundo tiempo.

Yungy, extrañamente se comenzó a sentir mareada, sentía como su cuerpo y su mente comenzaban a desconectarse de una manera extraña y confusa, no le importó y siguió jugando.
A los 5 minutos aproximadamente, se comenzaba a ver como el público del estadio comenzaba a cambiar, aparecían... ¿sombras?

—¡HEY! ¿QUÉ SE SUPONE QUE ES ESO EN EL ESTADIO?— dijo yungy realmente asustada, mirando fijamente a las sombras del estadio.

El lugar comenzó a tornarse oscuro, como si de una sala vacía se tratara.
Todas las jugadoras de ambos equipos, comenzaron a correr desesperadamente intentando escapar. Todo estaba cerrado, no había ninguna salida.
Las sombras, tomaron una forma humana, mirada escalofriante y una sonrisa indescriptible. Trataban de escapar realmente asustadas pero comenzaron a matar a las chicas, una por una.
Tomaban sus cabezas y se las arrancaban, las abrían a la mitad y las estiraban hasta partirse como una gota elástica.
Yungy decidió tratar de buscar una salida lo más rápido posible

—no quiero morir— dijo con una voz temblorosa —no quiero dejar a mi hermana sola...—

Comenzó a marearse, tenía una vista borrosa y ya no tenía caso seguir intentarlo, dejo que su cuerpo caiga en el suelo duro y simplemente cerró sus ojos.

Al cabo de 15 minutos aproximadamente, yungy despertó, miró a su alrededor asustada.

—¿Qué fue eso?...— dijo agitada y sudando.

Al ver su alrededor, resultó estar en el suelo del baño, sentada mientras su espalda descansaba en la pared.
Trato de recordar algo antes de ese sueño, se fijo un poco más y encontró una sustancia, una droga que solía consumir a diario.

Resultó que ella jamás estuvo en un equipo de fútbol, no tiene hermana y vive sola, ya que se escapo de su casa a los 15 años.
Lo único que la hace feliz es drogarse y tratar de olvidar todo lo feo, pero luego de este día, no creo que vuelva a tocar otra sustancia como esa otro día más.

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