ᴀᴍᴏʀ ᴅᴇ ᴍᴀᴄʜᴏꜱ | 𝓬𝓸𝓶𝓹𝓪𝓭𝓻𝓮𝓼

ʏ ᴀʜᴏʀᴀ ᴅᴇʙᴏ ᴅᴇ ᴏʟᴠɪᴅᴀʀᴍᴇ ᴅᴇ ᴛɪ

Aquel hombre tranquilo en su mundo, acariciando el pecho de su amado y abrazándolo por la espalda cubriéndolo del frío de la madrugada mientras sus respiraciones se coordinaban. No podía pedir más, más bien no quería. O tal vez sí. Sentía que con cada paso se volvía más codicioso de él pero también la ansiedad por  perder todo eso en cuestión de segundos.

-Chema-

Con la voz ronca y algo cansada logro pronunciar el nombre del ladrón de sus suspiros. Aunque el nombrado solo hizo un pequeño quejido en señal de respuesta.

-Tu... ¿Me amas?-  palabras tan cargadas de emociones no fueron respondidas.

No ocurrió más, solo se aferró más a su espalda mientras respiraba suavemente su esencia.

Al volver a abrir sus ojos sintió la luz del sol que entraba por su ventana darle un horrible dolor de cabeza. Reconoció su malestar y la pesadez de todo su cuerpo. Estaba crudisimo. Afortunadamente no estaba solo, y se percato de eso al ver qué estaba en su cama limpia y cuarto fresco, el problema era que no recordaba como acabo así.
El olor a sopa casera se hizo presente en la habitación mientras por la puerta entraba Pascua con una plato hondo evidentemente caliente.

-Virgen purisima por fin despiertas, ya estaba pensando en llevarte a urgencias- el recién llegado camino hasta la mesa de noche donde dejó el plato. -Chingate este caldo, no preguntes que tiene solo cometelo.

Ambos hombres en el cuarto tuvieron un momento de contacto visual que fue roto cuando el acostado bajo la mirada avergonzado, cómo niño esperando ser regañado.

-Pasc...-

-No, no me digas ahorita nada wey ando muy emputado contigo, luego de que comas hablamos-.

Salvador obedeció y quedó en silencio viéndolo salir.

Pascua a estás alturas ya merecía ser nombrado santo por su benevolencia y paciencia. Él llegó a jurar el no casarse ni tener hijos para no cuidar de nadie y tener ese tipo de responsabilidades pero estar con su mejor amigo era como tener ambas.
Luego de haber limpiado la casa, cuidar del estúpido de su amigo y comprarle un caldito para la resaca decidió que era momento para su recompensa. Salió de la casa dispuesto a encontrar una tienda donde comprarse un par de cervezas y unos chetos para relajarse un rato.

Luego de salir de aquel local y dirigiéndose a la casa se dispuso para tomar su primer cerveza pero para su desgracia se encontró con aquel cabron. No volteo a verlo ni siquiera le tomo importancia y continuo caminando pero el hombre al otro lado de la calle no tranquilo quiso armarsela de pedo.

-A ver tu pinche marihuano, este no es tu rancho así que no te pongas cómodo- Pascua lo miró indiferente y  continuo tomando de su bebida- Y esa mucho menos es tu casa maricon.

El chico con fachas de hippie lo barreo con la mirada, siguió caminando dejando al contrario hablando solo. Chema no contentó lo siguió un par de pasos.

-Escuchame cabron, a mi nadie me deja hablando solo-. El no tener respuesta lo hizo enloquecer más hasta ponerse enfrente del hombre. -No me importa si te acuestas con Salvador pero no dejaré que vuelvan este rancho en un burdel barato lleno de jotos de la ciudad así que váyanse a la chingada.

-Para no importarte te veo muy preocupado, y a mí se me hace que el joto barato es otro así que no andes de envidioso y déjame... no, déjanos en paz- Pascua dio enfasis en aquella palabra para molestar al don, pero aún no satisfecho le dio una suave palmadita en la mejilla y sonrió dulcemente.- Pero descuida, te haremos el favor de irnos y no nos vuelvas a ver, cabron de mierda.

El ranchero no pudo hacer más que quedarse viendo al contrario irse, junto su orgullo y coraje.

Joto de la ciudad 1- homo de rancho 0.

Al llegar de la casa fue directo al cuarto viendo a su compañero levantando tomando prendas de su clóset. Acostumbrado a eso simplemente se recostó en la cama mientras el otro tomaba ropa limpia que ponerse.

-¿No te vas a bañar puerco?- dijo el muchacho acostado mientras abría su bolsa de chetos.

-Me acabo de bañar- el mencionado seguía cambiándose con ropa cómoda y mientras se quitaba la toalla que tenía en la cabeza.

-Con esas pinches marcas y chupetones no parece-

-Ay cuáles marcas, si Joan Sebastian dice que son tatuajes de sus besos-

Pascua se limitó a seguir comiendo mientras miraba al contrario con desaprobación pero al poco tiempo sintió como fue arrojada la toalla húmeda de Chava sobre su cara.

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-Perd0n¿

-Prometo que ya terminaré está wea pq me da cosa no terminar las cosas pero también me las pospongo jsjsjs

-vaquitas enamoradas <3

-anuncio que anuncia: no sé cuándo saque la próxima parte pero espero y pronto

-feliz domingo de resurrección tanto mía como de cristo ehh