Vachirawit
-Win ha dejado el hospital, señor – dijo Ivan – Los guardaespaldas que coloqué sobre él lo escoltaron de regreso a su casa de piedra rojiza. Win les negó la entrada, por lo que están vigilando el lugar desde un automóvil en la calle.
-A veces puede ser tan testarudo – Me reí – Aunque esa es una de sus cualidades más redentoras.
-Lo sospecho, señor.
-Bueno – Miré a Yuri – Supongo que entonces nos dirigimos a la casa de piedra rojiza de Win.
-Muy bien, señor – dijo Yuri antes de encender el auto. Palmeé la pequeña caja negra en mi bolsillo. Con un poco de suerte, esta sería la última vez que iría a la casa de piedra rojiza de Win a buscarlo.
Cuando nos detuvimos frente a la casa de Win veinte minutos después, ni siquiera esperé a que Yuri o Ivan abrieran la puerta. Salté y comencé a subir los escalones. Podía escuchar a Ivan gritando detrás de mí, pero no me importaba.
Tenía una misión en este momento.
Win.
Llamé a la puerta. Cuando se abrió, tenía una de mis sonrisas premiadas en mi rostro.
-Hola, Win.
-Vachirawit.
Fruncí el ceño por un momento, inseguro de mi bienvenida. Win no parecía tan feliz de verme.
- ¿Puedo entrar? Win me miró de nuevo y lego dio un paso atrás, manteniendo la puerta abierta.
No sé qué esperaba cuando entré en la casa rojiza de Win, pero lo que encontré fue un lugar cálido y acogedor y algo que se sentía como si su único propósito fuera hacer que alguien se relajara y se sintiera bienvenido.
Un gran sofá color crema, mullido, estaba situado frente a una chimenea de ladrillo blanco con una repisa de madera tallada. Varias almohadas estaban apiladas en un extremo con una manta colocada sobre la espalda, dando la impresión de que Win había estado acurrucado allí, con suerte descansando. La taza y el libro en la pequeña mesa de café de madera al lado del sofá respaldaron esa idea. El resto de la habitación era una colección empantanada de pinturas, estanterías y plantas en macetas.
Me volví para mirar a Win cuando escuché cerrarse la puerta.
- ¿Cómo te sientes?
-Un poco adolorido, pero puedo trabajar mañana.
-No, no, deberías tomarte un par de días libres. Win resopló mientras pasaba a mi lado.
-Después de tu gran anuncio en la gala de anoche, tomarme unos días libres es lo último que debería hacer. Los medios de comunicación estarán encima de ti. Necesito hablar con el departamento de relaciones públicas para ver si podemos minimizar el daño.
Esto no iba como lo había planeado.
- ¿Qué daño hay que minimizar?
- ¿En serio? – Win agitó la mano en el aire como si fuera necesario hacer algún tipo de gesto – Le dijiste a todo el mundo que nos casaríamos.
- ¿Entonces? Vamos a casarnos.
Win me lanzó una mirada dura como el acero.
-Ya no voy a jugar a este pequeño juego contigo, Vachirawit. Si quieres seguir mintiendo a la gente, eso es cosa tuya.
- ¿Y si no fuera una mentira? Podría haber olvidado respirar mientras esperaba la respuesta de Win a mis palabras.
El chico me miró de reojo.
ESTÁS LEYENDO
J.M - BrightWin
RomanceTrabajar para el multimillonario Bright Vachirawit es tanto una bendición como una maldición. Una bendición porque el tipo es un gran jefe. He volado por todo el mundo en su jet privado y he visto lugares con los que sólo podía soñar, todo con su di...