Sonrisa coqueta, mirada seductora, Krystal se podía considerar una amante adictiva. Con tan solo pasar una noche con ella conocerías un mundo adictivo de placer.
Aún recuerdo la maravillosa noche que tuve con esa preciosa mujer, o más bien decir una hembra en todo su esplendor. Con solo probar sus labios sabes que no podrás olvidarla, un solo beso simplemente se podía considerar adictivo, Krystal esa noche comenzó a besarme con pasión una vez cerramos la puerta del hotel, sus labios dulces sabor a fresa, sus leves mordiscos en mis labios, me hacian deleitarla intensamente.
Abrazarla de la cintura y sentír sus brazos envolverse en mi cuello hacía que mi corazón se acelerara al máximo, mis manos en esos instantes por inercia se habían dirigido a subir un poco su vestido, simplemente para tocarle las piernas a Krystal, y al hacerlo al fin toqué su suavidad y calidez a través de las medias oscuras que usaba, al fin las acariciaba con tal deseo y disfrutaría de tal placer, un placer que muchos fantaseaban tener, simplemente muchos le miraron las piernas a Krystal en aquella presentación , con aquel vestido gris era inevitable tener deseos con esa mujer, las piernas de Krystal eran provocativas, algo gruesas para acariciar, unos muslos en los que cualquiera gozaría de placer al máximo al ahogarse por unos instantes en ellos mientras le olfateara el sexo.El triunfador de entre todos ellos era yo, la tenía en el hotel para mí solo, aquella fantasía que muchos tenían con ella se haría realidad para mí; Krystal se sentó en la cama, abrió sus piernas un poco y en ese momento no podía esperar más, podía decirse que introduje mi rostro desesperadamente entre las piernas de Krystal para olfatearlas, lemerlas, morderlas y besarlas mientras con mis manos las apretaba, estuve así por varios instantes hasta que me dirigí a su centro,.Krystal llevaba unas bragas ajustadas de encaje color negras, realmente eran provocadoras, se acoplaban perfectamente en su sexo, aún que era fácil intuir que esa prenda debia estar impregnada del dulce elixir de Krystal, no lo dude más, solo basto introducir una de mis manos y con ayuda de mi boca bajé sus medias oscuras, lo suficiente para hacer a un lado su pequeña ropa interior y comprobar que el sexo de Krystal estaba húmedo.
Sin más obstáculos, comencé a saborear la vagina de Krystal, recuerdo que su húmedad era tibia, bastante viscosa, y su sabor era bastante exquisito, lami una, dos , varias veces aquella almeja exquisita, escuché los leves gemidos de Krystal, ella estaba disfrutando de como mi lengua recorría todo su sexo desesperadamente, saboreando su intimidad, pero su reacción fue mas intensa cuándo la penetré con mi lengua. Hacer eso era realmente indescriptible, una sensación de placer única, mi lengua saboreaba su interior, succioné levemente para beber su exquisita húmedad, estaba desesperado, realmente estaba sediento, sediento de la esencia de Krystal.
Largos momentos transcurrían mientras mi lengua jugueteaba en la vagina de aquella mujer, los gemidos de Krystal aumentaban y de repente su vagina comenzó a tener exquisitas contracciones, su sexo estaba humedeciendose más hasta que el clímax llegó. El orgasmo de Krystal era lo más delicioso que había probado.
Beber de sus jugos era apenas un aperitivo en aquella noche de pasión.
Desnudos en aquella habitación de hotel, mi lengua recorrería más zonas de su exquisito cuerpo, zonas prohibidas y tan placenteras que harían gemir de manera más intensa a Krystal, como el momento en que mi lengua jugueteó en su ano, movimientos circulares en esa zona hicieron que ella tuviese un nuevo orgasmo, orgasmo causado por un beso negro.
El cuerpo de Kristal era tan suave, cálido y exquisito, su aroma era adictivo, la besaba intensamente, besé cada parte de su cuerpo, sus senos eran un manjar, sus aureolas rosadas y sus pesones erectos los disfruté como nunca, los mordí, los besé y succioné sin parar, pero la estocada final en aquellos manjares fue lo mejor, había decidido colocarme encima de ella y comenzar a rozar mi miembro entre sus senos, los apreté en mi pene y lo restregé en ellos por varios instantes, instantes llenos de placer al sentír la suavidad y calidez de sus senos en mi miembro, sensaciones placenteras que no pude prolongar más y terminé eyaculando en ellos, sin duda un éxtasis sin igual.
ESTÁS LEYENDO
Sabor a Menta
RomanceEscritos, historias y poemas eróticos que despertarán un mundo de placer.