Respect

No es un adiós, sino un hasta luego

CAPITULO 3

Dos años más tarde.

Estacamos en junio, este ha estado mi peor año, Chase no estaba conmigo en el colegio, porque como es mayor que yo se fue empezar la ESO a un instituto. Pero aún por las tardes nos vemos y lo pasamos realmente.

Él siempre me pregunta si los niños son malos conmigo, yo siempre le digo que no, para que no se preocupe, pero la verdad es que se ríen mucho de mi, me roban la merienda, me encierran en los baños, me llaman fea, incluso dicen que mi madre murió para no tener que verme. Yo se que eso no es verdad, pero siempre consiguen hacerme de llorar.

Chase, sabe que siempre le miento cuando le digo que ya nadie se mete conmigo, no se si es porque me conoce desde los 7 años o porque se me ponen los ojos llorosos siempre que me lo pregunta.

Él no dice mucho, simplemente se limita a abrazarme y decir palabrotas en voz baja. Hoy es uno de estos días, pero no es el motivo porque en realidad estoy llorando.

Mi papa anoche me dijo, que le habían llamado del colegio diciéndole que habían pillado a un niño estirándome el cabello y que no era la primera vez que lo veían, que no era solo un niño, sino todos. Estuvimos hablando un largo rato, y yo se lo conté todo. Entonces decidió que lo mejor era que el año siguiente fuera a otro instituto, que me fuera de vuelta a casa de los abuelos.

Me negué en todo momento, le decía que Chase estaría el año que viene y no dejaría que nadie me tocara, pero no entraba en razón.

En fin que me voy en dos días, ya pasare el verano allí y todo, para que me vuelva adaptar a la zona y todo eso, que no perdería nada de clase, porque terminaban el mismo día que me iba y todas esas cosas que suelen decirte los padres.

Ahora estaba yo aquí, abrazando a mi mejor amigo, llorando como una magdalena y a punto de decirle que me iba y no sabía cuando volvería.

- Chase – me separe un poco y me limpie la nariz – tengo que decirte una cosa.

- Dime princesa – me coloco un mechón de cabello detrás de la oreja – que ocurre, se siguen metiendo contigo ¿verdad?

- La verdad es que si – le miro a los ojos – pero por ese motivo me voy.

- ¿como que te vas? ¿a donde? Maldita sea – se esta alterando no se como decírselo – contesta Ana.

- Me voy con mis abuelos, mi papa se a enterado que los niños se ríen de mi y piensa que lo mejor es que me vaya una temporada.

- No te puedes ir – comienza a caminar de una parte a otra de su habitación – ¿cuando te vas?

- Mañana – vuelvo a sollozar.

- Me estas tomando el pelo – se para en seco – no tiene gracia Anastasia, ninguna – vuelvo a llorar y puedo ver como él también tiene los ojos llorosos.

- Chase... yo no me quiero ir, eres mi mejor amigo.

- Pues no te vayas – Chase a perdido los papeles, esta llorando y gritando.

- Mi padre me obliga, pero prometeme que cuando regrese, tendrás el control de todo el instituto y cuando vuelva nadie se reirá de mi.

- Ana, por favor – ahora estaba susurrando.

- Por favor, Chase, prometemelo.

- Te lo prometo.

- También prometeme que pase lo que pase o el tiempo que este fuera, nunca te olvidaras de mi.

- Eso nunca, Ana, nunca me olvidare de ti, tu eres mi princesa, mi dulce princesa.

Nos abrazamos en un gran abrazo de despedida y empezamos a llorar a todo pulmón los dos. Me gustaría que este momento durara para siempre, no tenerme que separar de él en ningún momento. Pero Chase se separa al buen rato del abrazo.

- Princesita – dice con voz ronca – quiero robarte algo.

Le miro confundida, porque no se que pretende ahora. Sin darme cuenta ya se que me ha robado, me ha robado mi primer beso, Chase me ha robado el primer beso de una niña de 12 años. Estoy feliz que haya sido él y no otro.

Como es de imaginar el primer beso fue simplemente un pico, pero el mejor pico que recibiré jamás.

En este preciso momento, se que no me quiero ir, pero no tengo opción.