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PRELUDIO. Heridas Abiertas.
Los ojos son el reflejo de tu alma
Pero aquellos ojos brillosos parecían desgastados sin ninguna pisca de felicidad o algo parecido, sé que había algo en el pasado que siempre lo hacía regresar para atrás y que no lo dejaba avanzar, me di cuenta de eso cuando nuestras miradas se encontraron aquella vez que yo estaba entrando mis maletas a ese departamento acogedor y él estaba sentado en silencio mientras que las personas de su alrededor hablaban de cosas triviales.
Ethan se permitió enamorarse luego de tanto tiempo y dejar de a poco el plan que su padre le había otorgado, tal vez sea el echo que fui la única que le demostraba interés y lo trataba de integrar a los otros, o el echo que yo me haya enamorado a primera vista de él, había tantos echos y pocas explicaciones, pero quiero pensar que los echos son buenos. Aún que había algo en él que siempre me causaba dolor, una pequeña punzada en el pecho, cuando aparecía en los momentos más inesperados con aquellos ojos llorosos.
La primera vez de las muchas ocasiones que lo vi en aquél estado, fue cuando llegue un poco más temprano de lo normal al departamento, escuchando unas voces en la única habitación que se encontraba con la puerta entre abierta, ya que todas las otras estaban cerradas, luego de entrar a mi habitación haciendo el mínimo ruido posible para dejar mis cosas y salir de nuevo, decidí acércame al pequeño espacio de la puerta que me dejaba ver el interior de esa habitación, viendo a Ethan sentado en la cama con la mirada baja y al detective Bailey agachado.
─No eres hijo mío.
Dijo Bailey suspirando, con su mirada en Ethan mientras negaba con la cabeza para luego pararse y darse la vuelta y seguidamente dirigirse hacía la puerta.
─Yo no pedí esto.
Hablo Ethan levantandose de la cama y viendo a su padre dándose la vuelta nuevamente.
─He hecho todo lo que me pediste y lo intento, lo intento, así que me esfuerzo mucho pero nunca será suficiente para ti ni para mi hermana.
Su voz temblaba y las lagrimas deslizaban por sus mejillas al ver que su padre lo miraba con desprecio.
Quizás él se haya olvidado de todo pero yo no lo voy a hacer, recuerdo sus pequeños y silenciosos pasos acercándose a mí, se quedó unos segundos atrás mio sin hacer nada pero luego tocó mi hombro y en respuesta a eso me gire, observando los rastos de lagrimas en su mejilla y sus ojos vidriosos, rapidamente él doblo un poco sus rodillas por la diferencia de altura y me abrazo dejando su cabeza en mi hombro.
Y desde ese momento Ethan comenzo a acercarse sigilosamente hacía mi y para mí eso estaba bien, él debía saber que yo no tenía ningún problema con eso y que era todo lo contrario, que me gustaba que él se acercará a mi y me hable de como le fue en clases o de cualquier cosa. Me gustaba estar con él.
Sus ojos brillosos volvieron a la normalidad.
FIN DEL PRELUDIO.
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nota: el titulo del preludio es del mismo nombre de la serie "heridas abiertas" y la parte de la discusión de ethan y bailey es la escena de "la casa del dragón"
