✧ 08

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Esto solamente es un sueño, grande y feo. Me tiré al suelo, y cuando me golpeé y lancé un grito de dolor, me convencí de que no estaba soñando. Miré hacia arriba y vi a mi jefe que me estaba mirando con una ceja levantada sin expresión alguna, mientras el hombre con su equipaje dejaba todo en un centro de la sala.

-¿Has terminado ya?- preguntó, viéndose girar los ojos. Me mordí el labio y me levanté.

-Lo siento... sólo estoy un poco sorprendido.

-Así estaba yo cuando llegué a mi hogar y estaba todo horriblemente carbonizado.- soltó con cinismo. Yo rodé los ojos, ah, pero que dramático está siendo.

-Y una vez más lo siento por eso. Pero, ¿es realmente una buena idea que te quedes aquí... conmigo?- dije, olvidándome de hablarle por usted. ¡Quedarse con su condenado secretario!

Cruzó los brazos sobre su pecho y luego me di cuenta que no portaba un traje. Una camisa a cuadros sencilla y un par de jeans oscuros que le daba un aspecto simple y, me atrevo a decir, no como un imbécil. Su figura se marcaba a base de esa ropa, mis ojos son tan necios que no puede dejar de ver detenidamente todo su cuerpo, ahg, basta.

-Ya he explicado que ésta es la solución libre a mi problema. A menos que estés dispuesto a darme el pago inmediato de los daños a mi hogar.

-¿Cuánto es?

-18 millones de wons, sin incluir los muebles.-¡bueno, entonces eso lo cambia todo!

-¡Bienvenido a casa, jefe!

Bien, me rindo.

Hwang sostuvo mi mirada nerviosa, supongo que él cedió ante mi "bienvenida" ya que rodó los ojos en señal de fastidio:

-¿Dónde está tu habitación?- preguntó, mirando a su alrededor, aún con ese ceño fruncido que pronto se harán arrugas. Incliné mi cabeza hacia un lado y señalé la puerta a su izquierda.

-Es la única habitación en el departamento. Pensé que tal vez tú...

-Bien entonces. Voy a esperar aquí hasta que la limpies y guardes tus cosas personales.- ¿qué dijo? ¡Es mi maldito apartamento! ¡El lugar en sí me pertenece!

-P-pero, yo...- me detuve cuando el flash de 18 millones de wons pasó por mi cabeza.

-¿Sucede algo, Felix?- su voz me sacó de mis pensamientos. Ahora se encontraba sentado en mi sofá, con una pierna cruzada sobre la otra. Si las cosas no estuvieran sucediendo de esta forma, entonces lo habría encontrado increíblemente sexy.

-No. Ya regreso.- corrí hacia mi habitación y cerré la puerta. Mirando a mi alrededor, se me ocurrió que un poco de orden ayudaría. Volví mi atención a mi cama que era una maraña de sábanas y mantas. Rascándome la cabeza, de mala gana comencé a enderezar las cosas y cambiar las sábanas y fundas. Cuando me di cuenta que me faltaba una almohada, me volví y encontré a Kkami descansando en la parte superior de una de las almohadas que había en el suelo.

-Vamos, dámela.- le dije. Me miró por un momento antes de levantar la cabeza para que pudiera recuperar la almohada. La amoldé y cambié la funda. Una vez que la cama estaba decente, caminé por el pasillo y tiré la ropa sucia en la lavadora y añadí jabón. Caminé de vuelta y lo vi todavía sentado allí, ahora jugando con su teléfono. Solté un bufido y rodé los ojos.

Mocoso tacaño. Quedándose con su empleado (obviamente, pobre) sólo porque no quiere gastar dinero en un hotel. Entonces me recordé que yo había destruido su casa de 18 millones de wons, (sin incluir el amueblado) y que era justo que se quedara conmigo.

-¡Pero no es justo!

-¿Perdón?- habló Hwang, dirigiendo su mirada a
mí, totalmente confundido. Vaya, lo dije en voz alta.

devil boss | hyunlix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora