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—¡Vamos Spreen solo uno! — pidió de rodillas el mexicano menor

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¡Vamos Spreen solo uno! — pidió de rodillas el mexicano menor.—

—¡Que no boludo! — alzó ambas manos sosteniendo las galletas. La altura le favorecía pues el mexicano no las alcanzaba —

En su momento de desespero por querer comer esas deliciosas galletas golpeó la parte baja de argentino logrando que las soltara para sobarse sus partes.

—¡Hijo de tu putisima madre, Quackity! —cayó de rodillas con ambas manos en su parte lastimada—

¡No me arrepiento de nada! — corrió hacia su habitación encerrándose para no dejar pasar al argentino. —

La puerta principal fue abierta logrando ver entrar a tres chicos entrar con varias bolsas, la mayoría llena de mercancía.

_¿Que te paso Spreen? — preguntó preocupado el francés al ver a su amigo en esa posición. —

El estúpido de quackity, eso paso. — se quejo de dolor intentando levantarse. — ¿Lograron comprar todo lo que necesitamos? —preguntó tratando de cambiar el tema de conversación. —

Missa asintió. — , hemos logrado comprar todo ¡Los precios subieron! No mames esos weyes piensan que somos ricos o que. —se quejó mientras dejaba las bolsas en la mesa —

Bueno, no es por presumir pero pobres no somos. — rubius imitó al mexicano dejando todo en la mesa. —

¡Aún así no le deberían de subir a esa cantidad! — se quejó de nuevo.—

Spreen y Shadoune se sentaron en el sofá dejando quejarse a ambos chicos.

Y ahora ¿por que te golpeo? — preguntó el francés. Ya se había acostumbrado a que sus amigos se lleven así. —

El pelotudo ese quería de mis galletas y como no quería darle me pegó en los huevos. Se fue a encerrar como cobarde. —se quejó. Realmente se le había antojado esas deliciosas galletas. _

|| Quackity bowl ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora