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Vale, ¿estaba nerviosa por ir a él instituto? Por supuesto que sí.

Estaba escondida detrás de un edificio, miraba como todos los estudiantes entraban mientras yo me planteaba en la cabeza la idea de faltar mi primer día de clases. Cuando ví que todos habían entrado me decidí por hacerlo igual, pero cuando iba para allá alguien chocó conmigo y los dos caímos al suelo.

- Y-yo lo siento tanto, no era mi intención de verdad. - esa voz, yo la conozco.

Al ver a la persona enfrente de mí y que extendía su mano para ayudarme me quedé congelada, Adrien Agreste, no das crédito a lo que mis ojos veían, tome su mano después de unos segundos y negué intentando parecer normal.

- No te preocupes, ¿llevas prisa?

- No quiero faltar el primer día de clases. - dijo muy entusiasmado hasta que vió a un auto venir. - Ay no.

- Adrien, sube al auto. - Nathalie salió del auto, ya empezó.

Ví como el maestro fu estaba ahí, no debía de intervenir, lo sé, pero no pude evitar acercarme al igual que Adrien y los dos lo ayudamos.

- Gracias jóvenes. - nos sonrió a los dos.

- Tenga cuidado, podría lastimarse. - le dió una sonrisa.

Adrien volvió con Nathalie y su guardaespaldas.

- ¿Seguro que está bien señor?

- No se preocupe señorita...

- Eh, Andrea Sánchez, un placer. Ahora sí me disculpa, tengo que entrar o se me hará tarde. - me despedí.

- Claro, hasta pronto señorita. - me dió una sonrisa cómplice, ese señor da miedito.

Me acerque a Adrien al ver que se estaba subiendo y el volteo a verme desanimando.

- Oye, ¿te vas?

- Mi padre no me quiere aquí.

- Oh, que mal, ya verás como te deja volver, no creo que quiera verte mal, aunque no entiendo porque quieres ir. - hice una mueca y el río. - La escuela es buena cuando le entiendes, pero las tareas son una pesadilla.

- Pues...

- Adrien, debemos irnos. - se escuchó a Nathalie decir y el suspiro.

- Lo siento, espero volver a vernos.

- Claro, nos vemos Adrien. - le sonreí y el frunce el ceño.

Me fui corriendo hacía la entrada de la escuela pero antes escuché a Adrien gritar más no pude darle una respuesta ya que me encontraba más lejos.

- ¡Espera, no me dijiste tu nombre!

Lo sabrás querido Adrien, créeme que lo sabrás.

Entre a él salón que, oh sí, era en el dónde toda la trama ocurría, justo ahora Marinette y Chloe estaban peleando por el asiento.

- No es por entrometerme pero hay más asientos. - le dije a la rubia defendiendo a la azabeche, en ese momento todos voltearon a verme sorprendidos.

- Es cierto, no solo está este. - defendió igual Alya.

- ¿Y ustedes quién se creen?

- Chloe yo creo que sí quieres estar cerca de ese asiento también puedes sentarte ahí al lado.- señalé el lugar donde al final terminaría sentándose.

- Mhm me sentaré ahí pero no porque tú me lo digas, que te quedé claro quién soy. - se fue mirándome mal.

- Eso fue espectacular, gracias a las dos. - nos sonrió Marinette.

- Bueno, solo era cuestión de que no te dejes chica.

- Soy Marinette Dupain-Cheng. - se presentó emocionada.

- Alya Césaire.

- Chicos, a sus lugares por favor, empieza la clase. - habló la señorita Bustier.

Me despedí y me iba a sentar hasta atrás pero Marinette me detuvo.

-Oye eh, ¿no te gustaría eh sentarte aquí? - me preguntó nerviosa un poco sonrojada.

- Oh, pues.

- Vamos chica, donde caben dos caben tres. - sonrió divertida Alya.

- Está bien. - sonreí y me senté al lado de Marinette así comenzando la clase.

Cómo sucedía en la trama, lo que me alegro porque temía que cambiará algo con mi llegada, paso lo que tenía que pasar, Chloé se preocupo porque no llego Adrien y Iván se molestó por lo que le mando Kim, es un estúpido ese.

Mandaron a dirección a Iván lo cual seguía la cronología de todo, así que acompañe a Alya y a Marinette a la biblioteca, estaba pensando en si iría con la azabeche a su casa, para encontrar la caja juntas y estar presente en su transformación, así, no tendría que estar siempre sola en el transcurso de su portación. De repente un ruido muy fuerte se escuchó y el sueño tembló tanto que las tres nos caímos al suelo, Alya y yo nos levantamos rápido para acercarnos a Marinette y ayudarla a levantarse para ir a ver las cámaras igual que los otros.

- ¿Qué es eso? - pregunté yo sorprendida, si, lo ví en el episodio pero era distinto verlo ahora, me imagino como será si lo tengo enfrenté.

- Es un súper villano. - dijo emocionada Alya, Marinette y yo nos vimos extrañadas, se fue corriendo a la salida.

- Alya, ¿a dónde vas?

- Dónde hay villanos hay súper héroes. No puedo perderme esto. - después de eso se fue dejándonos solas.

Noté que Marinette se puso nerviosa cuando la ví, tal vez sean los nervios, volvimos la vista a las cámaras para ver cómo Corazón de Piedra aventaba un auto a una de ellas haciendo que Mari saltará por lo que la abracé, si, quizá solo era una excusa para abrazarla.

- Tranquila, ¿qué dices si vamos a tu casa?

- Oh e-eh si está bi-bien. - me sonrió nerviosa y sonrojada, mmm, cómo comportamiento extraño.

- Claro, si no quieres que vaya no voy. - dije cuando ya estábamos saliendo de la preparatoria, ví como negaba con rapidez.

- N-No está bien, no ha-hay problema.

- De acuerdo. - reí por lo nerviosa que estaba, vaya, vaya Marinette, ¿acaso tú comportamiento será por algo en especial?

Cuando estuvimos dentro de su habitación me di cuenta como intentaba a comodar lo más sutil posible lo cual me dió ternura. Hasta que encontró esa caja, la caja que cambiaría su vida de hoy en adelante.

- ¿Qué es esto? - preguntó en voz alta.

- ¿Qué tienes ahí pequeña Mari? - me acerque a su oído y ella salto de su lugar haciendo que la caja se cayera y abriera en el proceso.

- ¡Nada! - gritó sobresaltada.

Las dos miramos la caja cuando una luz rojo la rodeó, puse a Marinette atrás de mi cuando ví que tenía miedo, aunque sentí como se ponía nerviosa cuando la toque.

- ¿Qué es eso? ¡Un ratón! ¡Un ratón bicho! - sacudió mis hombros con miedo.

- Oh, ella no debería de estar aquí. - habló la kwami roja viéndome para luego suspirar. - Ya que, tranquila Marinette, no les haré daño.

Si, el estar aquí cambiaba algo, como los diálogos.

- ¡Aléjate ratón bicho! - agarro unas tijeras y la apunto a ella.

- Marinette, tranquila. - le quite las tijeras y mire a la kwami. - Trataré de no perder la cordura, ¿qué cosa eres si no eres un ratón bicho?

- Me llamó Tikki, la Kwami de la creación.

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