Gnomos: Huyendo sin rumbo

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Después de escapar del hospital se escabulleron por las vacías calles llenas de comercios que eran la mayor fuente de luz.

Sus manos se entrelazaban firmemente cuando caminaban.

Craig logró agarrar la cobija que llevaron al hospital y se la pusó a Tweek sobre los hombros para que el frío no lo afectara.

—¿Te sientes un poco más tranquilo ahora, cariño?— le preguntó Craig.

—Sí, más o menos. Bueno... en realidad no, estoy asustado.

—¿Por qué?

—¡Porque mis papás me van a matar y me van a hacer terminar contigo!, ¡además seguramente me van a obligar a tomar esa medicina otra vez! Todo se va a ir a la mierda, no debimos huir. ¿Y si regresamos? Tal vez no se enojen tanto si les decimos que no intentábamos escapar y solo buscábamos el baño.

Craig se rió, a veces que Tweek fuera tan fatalista lo hacía llegar a conclusiones absurdamente chistosas.

—Eso no va a servir de nada.

Tweek bajó la cabeza con decepción. No se le ocurría otra manera de solucionar lo que pasaba.

—No te desanimes, te dije que confiaras en mí, ¿no?

Asintió.
—¿Tienes un plan...?

Mierda, la verdad es que no. Quizá tenía una idea por ahí formándose en su cabeza sobre qué hacer, pero no tenía nada parecido a un plan y sabía que no podía decirle eso a Tweek porque empezaría a sobrepensar la situación y eso no terminaría bien.

Pensaría en un plan para después, pero por el momento le diría una pequeña mentira piadosa a Tweek.

—Sí, por supuesto que tengo un plan. Todo va a salir bien.

—Gracias, Craig. Tú siempre me haces sentir mejor.

Tras sonreírse mutuamente, Craig siguió guiando a Tweek hasta la casa de los Broflovski y se quedaron ahí mientras Craig buscaba algo.

—¿Aquí vive Kyle?— preguntó Tweek.

—Sí.

Agarró una piedra del piso y apuntó hacia una de las ventanas.

—¿Kyle dormirá en el cuarto de la izquierda o la derecha?

—¿¡Vas a lanzar una piedra a su casa!?, ¡pero eso es vandalismo!, ¡no quiero ir a prisión!, ¡oh por Dios!, ¡primero nos fugamos de una institución del gobierno y ahora cometemos vandalismo!

—Baja la voz, Tweek, nos van a oír si sigues gritando.

—¡¡Perdón!!

Tweek se tapó la boca con las dos manos y miró lo que hacía su novio.
Craig lanzó la piedra a la ventana de la izquierda, esperando que fuera el cuarto de Kyle.

Asustado, el rubio permaneció a la expectativa.
Y gracias a dios que le dio a la ventana izquierda, pues segundos después Kyle se asomó por la ventana y los vio.

Tweek lo saludó con su manita temblorosa y Kyle bajó a abrirles la puerta de inmediato.

—¿Craig y Tweek?, ¿qué hacen aquí a esta hora?, ¿saben que son como las cuatro?

Gnomos (Creek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora