𝐅𝐚𝐦𝐢𝐥𝐲 𝐥𝐢𝐧𝐞

Prólogo

Atsushi no podía siquiera procesarlo, todo lo que conocía y lo que creyó real por tanto tiempo era una mentira. Su castillo de arena había sido derribado pero al fin comprendía todo, o bueno casi todo, su perspectiva a la abdicación al trono de su abuelo, la huida de su tío, la terquedad de su tía de vivir en las lejanías y el odio infundado de los duques Akutagawa a la corona había sido cambiada. Sin embargo aún mira a su padre con incredulidad, tal vez la punta de su espada roce con la garganta del Rey pero ya no hay deseo de matarlo en el corazón del albino, aún si ese hombre delante de él merece la muerte.

—No quiero ser tú. — dice para sí y aparta el arma de su progenitor.

El castaño que hasta ese momento había permanecido con los ojos cerrados vuelve a abrirlos encontrándose con los amables ojos dorados y morados del niño que una vez lo admiro. En ese momento la violencia se había detenido en esa habitación pero allá fuera la sangre era derramada por montones todavía, y todo por culpa del hombre que tiene la corona. Atsushi deja que la espada de Kunikida resbale de su agarre y caiga al suelo, ya no tenía sentido seguir sosteniendo la por más tiempo y menos cuando debe detener lo que su padre provocó. Relaja sus hombros y le da una mirada llena de pena al castaño antes de darle la espalda dispuesto a abandonar la habitación.

—Irás a él ¿cierto?

Atsushi detiene sus pasos, le da una mirada fría por encima de su hombro a pesar de no querer llevar la sangre del Rey en sus manos detesta oírlo siquiera referirse al hombre que ama.

—El reino necesita un heredero y el consorte que lo dio a luz. — responde con rudeza.

El Rey solo sonríe ante ello y Atsushi no sabe qué sentir al respecto, él no sabe cómo sentirse a nada de lo que su padre haga. Osamu por su parte solo se lamenta por como todo lo que había protegido había terminado destruyéndose de ese modo aún si se merecía esa angustia, después de todo solo nació para que la desgracia lo consumiera. Si tan solo todo hubiera sido diferente.