Veintiuno

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Una silla trabada bajo la perilla de la puerta, feromonas llenas de histeria empieza a recorrer el suelo de aquella pequeña casa.

Pasos silenciosos recorren a un lado a otro, el temblor en su cuerpo se nota en su agitado respirar.

Mew despertó de pronto, no encuentra a su omega a su lado, sin embargo, tiene un cachorro acurrucado sobre su pecho, tal parece que se ha vuelto un hábito del omeguita

Despacio, con una suavidad inusual viniendo de un alfa, baja al cachorro en medio de la cama, lo acurruca con cuidado entre frazadas y libera el olor. Mew sonríe con ternura cuando el cachorro mueve su boquita y se acurruca en sí mismo, disfrutando de la tibieza y suavidad de la cama, cuyo olor a su papi omega y padre alfa lo rodean con suficiencia.

Mew sale de la habitación del omega, descalzo y a pasos silenciosos, buscándolo y captando en el aire su aroma lleno de angustia y preocupación.

No tarda en notar la silla ubicada en la entrada y la cabeza de su omega asomarse detrás del sofá, camina a su dirección y lo encuentra con dos maletas a su lado, arrodillado en el piso, intentando cerrar una —¿omega? —

Gulf de pronto levanta la mirada, estaba llena de pavor y el rostro mojado en lágrimas—alfa...— el llanto cortaba la voz y el miedo se reflejaba en todas sus acciones.

—Omega, mi omega— lo llama preocupado acercándose rápidamente a él— ¿Qué estás haciendo? — pregunta dejándose caer a su lado en el piso y ni siquiera lo piensa para rodear el cuerpo, lo atrae a él liberando feromonas tranquilizadoras.

El sollozo del menor se hace más fuerte, se agarra al alfa como si su vida dependiera de ello, y las lágrimas salen cada vez más— él me encontró — de pronto empieza de contar lo que el alfa ya había sospechado —vendrá por mí, y querrá llevarse a Teo, ¡no puedo permitir que se lo lleve!

—Mi dulce omega —susurra con amor, acaricia su rostro lleno de lágrimas— no temas amor, deja que tu alfa se ocupe de todo.

—No Mew —solloza el menor tomándolo de la tela de su remera, temblando de miedo —no quiero que vuelvas a matar alfa— está desesperado, tiene temblores en el cuerpo y siente que ha llegado a un callejón sin salida— por favor alfa, prométeme que no lo harás —.

El silencio del alfa lo tortura, siente como sus grandes manos lo agarran por completo y lo atrae más sobre él, como si hubiera todavía espacio entre sus cuerpos, pero no recibe respuesta— Alfa... —ruega con la voz hecha pedazos.

Mew traga con dolor, simplemente abraza más fuerte al omega mientras sus labios se mantienen sellados, ha bajado la cabeza y no es capaz de dar una promesa que no cumplirá.

—No puedo hacer eso omega...

La respuesta parece alterar más al menor quien llora— te lo suplico Mew — Gulf intenta encontrar su mirada pero Mew se queda en silencio, ni siquiera lo mira, solo lo abraza con miedo y preocupación. Como si el hecho de no hacer la promesa será la razón por la cual el omega lo excluirá de su vida.

—Alfa...—susurra apenas.

Mew niega lentamente, con los ojos cerrados y los labios sobre la coronilla del menor.

—¿Por qué intentas defenderlo? —Mew murmura, con la ira atorado en la garganta— ¿Por qué defender la vida de un ser que desprecias amor? si lo mejor que puede pasarte es que toda su existencia desaparezca.

—Porque si la policía descubre que fuiste tú, te alejaran de mi —Gulf revela la verdadera razón de su preocupación, de sus lágrimas y miedo — tengo mucho miedo de que te alejen de mi Alfa — Mew pasa nuevamente las manos por el rostro de su omega deshaciéndose del rastro de humedad—ya no quiero estar solo Mew...

Mi omega, mi Dios!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora