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Un beso, todos había empezado con un beso, esa era su forma de confirmar las palabras de su hermana, quizás no se sentía atraído hacia las mujeres como la cazadora Cha Hae-In, quien en cierta forma se le había declarado, y bueno podía decir que si, esa era la razón, por un demonio no saben lo que estaba disfrutando esos malditos besos con el Brasileño, no sabía en qué momento lo había hecho o solo no le importo lo suficiente como para darse cuenta en el momento en que se sentó en el regazo del moreno, estaba más concentrado en seguir besándolo, ignorando completamente todo a su alrededor.

Por su lado el ya no podía más, su sensible olfato estaba percibiendo por ese dulce aroma que desprendía Jin-Woo, pero ahora era mucho más intenso, no negaba que le podía gustar el azabache, podría acostumbrarse a sus besos, esos que sabían a las dulces cerezas, el hecho de que el estuviese sobre su regazo lo ponía en una situación exasperante, no se quedaba quieto, comenzaba a incomodarle, si seguía así no iba a parar, y eso no es algo que quería que el viera, aun no debía verlo así.

Jin-Woo sabía lo que estaba haciendo, por supuesto él también era un hombre sabía lo que provocaba en el cuerpo bajo suya, no iba a negar que él también estaba en las mismas condiciones, y aunque podía decir que no se esperaba esa reacción estaba satisfecho de que ocurriera, aunque toda la valentía que tenía en ese momento se esfumo cuando el moreno en un rápido movimiento cambio de posición estando ahora el debajo suya, viendo aquellos colmillos que apenas hace un rato había estado tocando mucho más grandes que antes y sus ojos cafés ahora eran completamente rojos y sus pupilas rasgadas, dándole una mirada intimidante, no es que eso le asustara, en realidad estaba bastante acostumbrado a verlo así, lo que lo ¨asusto¨ fue el hecho de que ahora se veía más como una bestia, y le hizo recapacitar sobre la situación, lo provoco de una manera que probablemente no debía y realmente no se opondría a nada que el contrario quisiera, pero recordó que nunca en su vida había estado con nadie, mucho menos otro hombre.

Jin Ho caminaba por los pasillos del Hotel, había ido a la habitación de Sung Jin-Woo, pero él no se encontraba allí, y aunque aún faltaba una hora para que empezara el evento, quería hablar de algunas cosas con el azabache antes, pero al no encontrarlo supuso que estaría con el brasileño, así que decidió ir a su habitación, por supuesto sus habitaciones estaban en el mismo piso aunque algo separadas debido a la cantidad de personas que había allí, pero al fin estaba frente a la puerta, era notable el sonrojo en sus mejillas, estaba completamente avergonzado, retrocedió algunos pasos cubriendo su boca, no quería hacer ningún ruido, solo termino caminando por donde venia, ahora no sería capaz de ver a los dos rango S de su gremio de la misma forma, con solo estar frente a esa puerta pudo saber lo que pasaba allí, las sospechas que tenía con Jin-Ah se habían confirmado, entre esos dos pasaba algo, y lo reafirmo al escuchar los gemidos dentro de la habitación, o definitivamente eso le dejo avergonzado y con muchas más dudas que antes.

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El azabache mantenía su vista fija en la espalda del moreno, aun recostado en la cama cubierto por las sábanas de la misma, preguntándose, como es que a él no le dolían aquellos rasguños rojizos que el mismo había hecho, un pequeño suspiro salió de sus labios cuando el contrario ingreso a la habitación contigua, al fin sentándose al borde de la cama, y allí se arrepintió de todo lo que había hecho, el dolor en sus caderas era impresionante, ni sabia como era capaz de sentirlo aun con sus estadísticas de resistencia, se dio el tiempo de observarse a sí mismo, las manos marcadas en su cintura, las marcas rojas en todo su cuerpo, pero lo más importante, la mordida en su hombro, no le molestaba en lo absoluto, él había rasguñado su espalada, dejado algunas marcas también, se levantó de la cama aunque callo inmediatamente de rodillas debido al dolor de sus caderas, eso no se lo esperaba, definitivamente se las cobraría por eso, no iba a ser el único así, nunca más, como pudo logro incorporarse, fue a la pueta de la habitación contigua, donde anteriormente había entrado el moreno, aunque retrocedió un poco cuando este salió de allí, con solo una toalla cubriéndole y su cabello húmedo.

Kemono no joō - Solo LevelingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora