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Un pequeño suspiro escapo de sus labios, ya habían pasado el tiempo necesario en América, así que cuando termino volvieron lo más pronto posible a Corea, se encontraba sentado en la azotea de su edificio, no es que hubiera pasado algo, en realidad el azabache se encontraba en su apartamento profundamente dormido, el solo quería un poco de aire fresco, quería pensar con claridad, pero como se supone que lo hiciera teniendo a aquella sombra hormiga a sus espaldas, vigilando cada uno de sus movimientos.

Aun así, decidió ignorarla mientras observaba el firmamento nocturno, las palabras de Thomas André le habían dejado en un gran dilema, ¿que se supone que eran ellos dos?, cuando lo conoció le pareció alguien bastante persistente, supo ganarse a su hermano y eso era suficiente para ganárselo a él, con él podía sentirse el mismo, que era libre de aquellos prejuicios que lo perseguían desde hace tiempo, y de alguna manera aun con el poder que poseía y que era capaz de desgarrar a sus enemigos con total facilidad, al lado de ese hombre se sentía completamente seguro, quizás no fuera la mejor compañía, apenas y podía hablar estando en público y solía esconderse detrás del azabache en busca de sentirse protegido, aunque en realidad no necesitara serlo, él lo había ayudado mucho, aun cuando él quiso simplemente rendirse y dejarse caer ante las garras de la muerte luego de perder a su hermano, el azabache jamás lo dejo solo, siempre estuvo a su lado, él no era como los demás, aquellos que le dieron la espalda cuando más los necesito, cuando aquella mujer mintió frente a todo el país, cuando lo tacharon de ser una escoria.

El solo quería ser feliz, ¿eso era mucho pedir?, le quitaron a su única felicidad, su única familia, a la persona que siempre lo había apoyado, la que en verdad confió en él y no en aquella mujer, él era su todo, pero ahora no estaba, él le hubiera dicho que hacer en estos casos, tal vez se hubiera emocionado como cuando le dijo por primera vez que le gustaba una chica, o cuando se la presento como su novia, y quizás aun sin importarle que Sung Jin-Woo sea un cazador S le hubiera amenazado, después de todo, la última vez le había dicho que si alguien volvía a acercarse a él con las mismas intenciones que aquella chica el mismo se encargaría de alejarlos a golpes, después de todo las mentiras de esa mujer le habían dejado en ese estado, desconfiando de todos, sus ataques de pánico, y su ansiedad, lo que para él había parecido una linda relación, termino siendo un infierno.

Pero luego apareció el, el coreano le había demostrado que aún quedaba algo de esperanza para él, le tuvo paciencia suficiente como para que le abriera completamente su corazón, debía admitirlo, le gustaba el azabache desde hace un tiempo, ¿pero que podía hacer el?, simplemente observar de lejos, había visto como hablaba con aquella cazadora y la forma en que esta lo miraba, era claro que le gustaba, por un momento pensó que el aceptaría los sentimientos de aquella mujer, así que se limitó a simplemente seguirlo, como un guardián que protege a su rey, si él no podía llegar a tan siquiera decirle lo que sentía por el como aquella cazadora, al menos le gustaría mantenerse a su lado como su compañero, su amigo, pero y lo que paso en América, eso acaso significaba algo o simplemente fue el impulso del momento, puesto que ni siquiera lo volvió a mencionar después de eso, quizás el mismo se dio falsas esperanzas tratando de aferrarse a algo en esa miserable vida que le ha tocado, realmente significo algo para el azabache?

Se levanto cuando la sombra se puso a su lado mientras le preguntaba en lo que le pareció un tono preocupado si estaba bien, ¿y porque no preocuparse?, en algún momento comenzó a llorar, como si lo hiciera sin razón alguna, simplemente volvió a sentarse llorando con más ganas, como si de un niño pequeño se tratara, no podía evitarlo, había estado conteniéndose demasiado tiempo, tan solo necesitaba desahogarse un poco, pero su hermano, aquella persona que siempre lo escuchaba ahora ya no estaba, él está completamente solo ahora.

Beru trataba inútilmente de calmar al brasileño, que simplemente lloraba, no sabía cómo calmarlo, solo le habían ordenado que lo vigilara si su Rey no podía hacerlo, aunque el azabache se encontraba observando aquella escena a la distancia, se había despertado y al no verlo a su lado le asusto por un momento, pero luego lo encontró de aquella forma, porque estaba así?, no lo sabía, pero quizás esta vez era mejor que no interviniera, aun cuando le grito a su sombra que lo dejara en paz, el solía alagar a sus sombras le gustaban bastante, ver que alejara a una de ellas como lo era Beru era algo que debía tomarse enserió, por esa vez, decidió dejarlo solo.

Kemono no joō - Solo LevelingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora