Capitulo 8

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Con Nejire durmiendo en su cama, Izuku estaba sentando en la esquina con la mirada perdida, llorando en silencio. Aunque haya actuado como si todo estaba bien en frente de la muerte de su madre, era todo lo contrario. Necesitaba no llorar frente a sus amigos, incluida Nejire. Puede entender la preocupación de sus amigos, pero no quería preocuparlos mas de lo normal. Mientras seguía llorando en silencio, logro escuchar a su novia dar pequeños gemidos ahogados, girando su cabeza y veía como ella alzaba los brazos, buscando al peliverde. Se limpio las lágrimas, se relajo un poco y se acerco a los brazos de la peliazul, calmando un poco a la chica y trata de conciliar el sueño, iba a ser un camino largo si quería evitar mucho sufrimiento.

Izuku vuelve a levantarse, pero esta vez al sentir un poco de movimiento en su brazo. Se dio la vuelta y se encuentra con su novia en el traje de entrenamiento de UA. Entendió lo que era y solo se levantó, frotando sus ojos y estirándose, para después salir de la cama, arreglarla, y cambiarse a la ropa de entrenamiento una vez que Nejire le diera privacidad. Una vez que se cambió, se quedo mirando a su espejo su madre estaba abrazando su brazo izquierdo, con una sonrisa de oreja a oreja. Lentamente, la mano derecha de Izuku subía hasta agarrar las manos de su madre, solo para girar la cabeza y ver solo su brazo, nadie más estaba presente. Un pequeño dolor en su pecho sintió, con una lagrima bajar por su mejilla rápidamente. Se limpia la cara, se calma un poco y sale de su dormitorio, viendo a Nejire, Mirio y Tamaki afuera, esperando por él.

- ¿Listos para el entrenamiento? *Se escucha una voz masculina detrás de los de tercero, con Izuku ya mirándolo. Los tres jóvenes ven a su maestro con vendas en el cuello con el director en su cuello*

-Buenos días, Profesor. Director. *Los cuatros hicieron una pequeña reverencia ante sus superiores*

-No agachen sus cabezas. Recovery Girl nos contó lo que paso. *Comento Aizawa, con Nezu brincando al hombro del peliverde*

-Lamento mucho que no pudiéramos salvar a tu madre. Te hemos fallado con algo tan simple, que no creo que las palabras sean suficientes. Pero si sirven de algo, nuevamente, lo lamento mucho, Izuku. *El peliverde se quedo mirando a su director, para luego sacar una pequeña sonrisa*

-Le agradezco las palabras, señor. Si ayudan las palabras, en especial de gente importante como ustedes, de eso no lo niego. Incluso si él estuviese aquí, sería el primero en disculparse. *Soltó una pequeña carcajada en solo pensar al rubio musculoso lamentando la muerte de su madre*

-Veo que tienes un pensamiento fuerte. Te ayudaremos con su entrenamiento. *Comento la criatura de proveniencia rara, con una sonrisa y pequeños golpes al hombro de su estudiante*

-Necesitamos prepararnos para cualquier cosa. Ya vi lo que pasa en tu cuerpo si pierdes el control. *Suelta una pequeña sonrisa sádica*Si pensabas que tu entrenamiento era fuerte, todo será multiplicado por 10. Espero que no mueras. *Izuku dio un pequeño respiro pero sus amigos lo agarraron por el brazo*

-No estas solo. Estaremos a tu lado. *Habla Mirio, alzando su pulgar*

-Lo sé, ahora necesito enfocarme. *Izuku camino seguramente, empezando el entrenamiento infernal*

Un mes había pasado desde el comienzo del entrenamiento infernal, en palabras de Izuku.

Sintió llegar a sus límites múltiples veces, incluso penso que había muerto de tanto entrenamiento, los estudios, tratando de olvidar la muerte de su madre. Una noche, habían llevado el cuerpo de la peliverde, y fue llevada a un cementerio, en las afueras de Japón, petición de Izuku. La razón: No quería que el cuerpo de su madre estuviera en la ciudad, cumpliendo el sueño de su madre de vivir en la afueras de Japón, relajada. Durante el funeral, Izuku no lagrimeo en ningún momento. Solo tenia una cara serena, tal vez fingiendo estar bien, pero no quiso preocupar a sus amigos.

Un Mundo FallidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora