41

5.4K 674 81
                                    

41: Enfrentamiento.




ㅡ"Pero así como el amor te corona, también te crucificará, lo mismo que te ayuda a crecer, también te poda..." ㅡ repito en voz alta, dejando de leer la continuidad del libro para dejarlo reposar en mi regazo.

La Metamorfosis, un libro dividido en tres partes, y como el personaje de Gregorio, un comerciante es convertido en un insecto, y así como se lee, sentía que yo residía en sus zapatos. Me estaba convirtiendo en esa cucaracha día y noche y no podía evitarlo.

Ahora mismo incluso, estaba en el jardín leyendo el libro y tenía ganas de ocultarme y no salir, sentía pena, vergüenza y rabia en mi interior. No pensé que los días pasarían en un abrir y cerrar de ojos y mi silencio me sepultaría cada vez más.

No había días que sentía que mejoraba, nada se sentía bien. Mis sueños, mi apetito, mis ganas de ver a mi familia. El sentarse en la mesa durante las cenas era como recibir piedras en mis hombros mientras las dos personas frente a mí, aquellos adultos fingían demencia actuando como una familia perfecta.

¿Acaso yo era quien debía decirle que todo era una farsa? ¿Mi destino era destruir todo?

Sentía que era injusto tener que cargar ese peso todo yo solo. Incluso en mis sueños me perseguía como dos grandes manos que me seguían hasta terminar atrapado en ellas mientras comenzaba a estrangularme, poco a poco robándome la vida.

Aquel auto, la noche, la soledad y el frío se habían vuelto como un detonador de mi martirio despertándome a altas horas de la noche con sudor y lágrimas. Lo más irónico de la situación, es que la pesadilla seguía viviendo incluso cuando abría mis ojos. Era consciente de que estaba completamente perdiendo a mi propio ser.

Y en poco tiempo, sentía muchas cosas mientras me preguntaba sintiéndome perdido: ¿Por qué no podía hacer nada? Luego entraba la rabia de esa pregunta sin respuesta: ¿Por qué no hacía nada? ¿Por qué mi padre estaba siendo un canalla? Pero luego me callaba con el miedo de lo que pasaría si hablara.

Preguntas, rabia y miedo constante sucedían mientras actuaba por fuera como el normal Taehyung que iba a misa, que tomaba clases particulares y era el ejemplo a seguir en todos lados que iba. Sin darse cuenta que lo que me estaba convirtiendo no era más que una basura reprimida callando mis impulsos de golpear a mi padre, zarandear a mi madre y gritar al mundo que se fuera al infierno mientras corría a los brazos de quien sé que estarían sosteniéndome.

Y aunque desearía que fuera así, terminaba resignado, con mis dos manos atadas, abrumado de lo que llegaría a pasar si lo hiciese. Nunca creí que tendría miedo como lo tengo ahora hacia la persona que yo llamaba padre. Desde aquel momento que su voz y fuerza había sido dirigida a mi, sentí que caminaba en una superficie agrietada pronto a romperse en mil pedazos y tragarme en el infierno.

Ya no importaba por donde lo viera. Pareciera que estaba destinado a romperse.

Estaba dependiendo de sólo fuerza de voluntad y me sorprendía no haber perdido la cabeza en ese momento.

Y fuera de las cosas que sucedía en casa. Jungkook tampoco aparecía.

No contestaba mis mensajes y llamadas desde esa noche que perdí la suya y sentía que me consumía. Quería refugiarme en sus brazos y sostenerlo de igual modo, quería tenerlo conmigo y estar dispuesto a ser un Kim deshonroso e irme con él, no me importaba ahora mismo nada más que saber que Jungkook estaría conmigo.

Pero irónicamente, cuando más estaba dispuesto a irme él no estaba y sentía que nunca estuvo.

La llamada perdida de aquella madrugada se volvía pesada en mi conciencia y terminaba soñando con el tono de llamada como un castigo, dentro de mí sabía que podría haber cambiado algo, en lo más mínimo que sea si hubiera contestado, quizás no estaría en esta desesperación en la que me ha estado azotando hoy en día.

ᬊJUDAS ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora