RESILIENCIA

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Cada día,

al levantarme

al espejo me miro,

trato de sonreír

diciéndome mentiras:

"-Todo estará bien",

"-Hoy seré feliz".


Cada día

trato de dar lo mejor,

trato de ser yo misma,

pero hay días

en los que, simplemente,

no puedo ser yo.


Hay días

en los que me obligo

a mis emociones, disfrazar;

y a mis sentimientos, esconder.

En estos días,

una armadura visto

para que el yo real

nadie pueda ver.


Hay días

en los que

incomprendida me siento

y lágrimas, de mis ojos,

brotar quieren

para caer por el rostro

sin control alguno.


Hay días

en los que

duele el corazón

y, con razón,

un abrazo,

solo necesito,

un abrazo de alguien

que pueda entenderme.


Hay días

en los que la ansiedad

me persigue

y simplemente

nada puedo hacer.


Hay días

en los que recibo

críticas insensibles,

presión negativa,

comentarios que desaniman;

y ahora te pregunto:

"-¿Crees que no me duele?".


No hace falta

que me digas que no sirvo,

no hace falta

que me digas que no puedo,

porque eso ya me lo digo yo

todos los malditos días,

porque eso ya me lo digo yo

cuando errores cometo.


Podría rendirme

o, tal vez, desaparecer

salida fácil, ¿verdad?;

pero, no, lo siento,

tampoco puedo hacerlo.


Ya no sé

si loca estoy,

ya no sé

qué es el dolor.

Hace tiempo

que, a él,

acostumbrada estoy.

Ya no sé,

me siento muy rara.

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