Zerofuku miraba embelesado al dios dormido a su lado, sonriendo sin poder contener la calidez que ahora inundaba su pecho.
Los besos de la noche anterior seguían haciendo cosquillas sobre sus labios. Jamás había sentido algo así en toda su existencia. Sabía lo que era estar en pareja, habia observado muchos humanos jurar amor eterno, algunos lo cumplían, otros no, pero todos coincidían en algo: la explosión de emociones que eso traía.
Mariposas en el estómago, querer estar siempre con esa persona, que su sonrisa ilumine el día, alguien con quien caminar.
Su corazón se aceleró ante el pensamiento. Ya no estaba solo, de hecho, nunca lo estuvo. Pero ahora lo estaba menos.
Se acurrucó contra el pecho del dios. La camisa estaba media corrida de un lado, cubierta de caramelo y algún que otro trozo de palomita.
Tras su sesión de besos, terminaron dormidos en el sofá del salón, abrazados, sin prestar la más mínima atención al desastre de palomitas que era la manta con la que se cubrieron.
Como consecuencia, ambos tenían el maíz dulce pegado por toda la extensión de su cabello, ropa y cuerpo. Además, su extravagante peinado -cortesía de los humanos- estaba hecho un desastre.
Costaría un poco lavar todo y que el dulce se saliera, pero valió la pena con tal de no despegarse del dios.
Todo estaba bien mientras fuera al lado de ese encantador ser de luz que lo abrazaba con fuerza, como si tuviera miedo de que desapareciera.
Beso su frente y repaso su rostro. Sus facciones varoniles, preciosas, marcaban líneas perfectas en el contorno de su piel. El mechón de pelo rebelde que siempre caía por su frente ahora reposaba detrás de su oreja, dejando ver la pequeña marca en su frente. Tan lindo.
Se acercó esta vez a su cuello, aspirando el suave aroma de las flores de loto. El cuerpo contrario se estremeció.
—Zero...— murmuró entre sueños, apegándose aún más a él.
Era extraño. Nunca lo había mencionado, pero las dos veces que durmieron juntos, escuchó al dios murmurar su nombre.
Más como una súplica para que se quedará que un simple llamado. Sabía que algo muy malo le paso como para desatar ese pánico en el siempre sereno Buda; algo relacionado con una criatura mucho más grande de lo que se imaginaba y que hasta ahora lo seguía atormentando.
Y el dios tenía miedo de que ese algo lo dañará.
▓▓ ꀍ▓▓ꋊ́ ▓▓
Un nuevo recuerdo rasgo su mente de un extremo a otro. El dolor del impacto mando su vista a negro y el rostro de un hombro desconocido se iluminó entre la gruesa capa de lágrimas que ahora llenaba sus ojos. Se retorció, agarrando su cabeza en un intento por estabilizarse, parar el palpitar que ahora lo golpeaba sin parar.
ESTÁS LEYENDO
𝒟ℴ𝓂𝒶𝓇 𝒶 𝓁𝒶 𝕱𝖎𝖊𝖗𝖆
Fanfiction︵‿︵‿︵‿︵‿︵‿︵‿︵‿︵‿︵‿︵ ᴛʳᵃˢ ˡᵃ ᵛⁱᶜᵗᵒʳⁱᵃ ᵈᵉ ˡᵒˢ ʰᵘᵐᵃⁿᵒˢ, ʙʳᵘⁿʰⁱˡᵈᵉ ᵈᵉᶜⁱᵈᵉ ʰᵃᶜᵉʳˡᵉ ᵘⁿ ʳᵉᵍᵃˡᵒ ᵃ ᵘⁿᵒ ᵈᵉ ˢᵘˢ ᵉˣᵗʳᵃᵛᵃᵍᵃⁿᵗᵉˢ ᶜᵃᵐᵖᵉᵒⁿᵉˢ, ᵖᵉʳᵒ ˡᵒˢ ᵈⁱᵒˢᵉˢ ʰᵃⁿ ᵖᵘᵉˢᵗᵒ ᵘⁿᵃ ᶜᵒⁿᵈⁱᶜⁱᵒ́ⁿ. ᴇˡ ᵈⁱᵒˢ ᵃᵈᵒˡᵉˢᶜᵉⁿᵗᵉ ᵐᵃ́ˢ ᵠᵘᵉʳⁱᵈᵒ ᵉⁿᵗʳᵉ ˡᵒˢ ʰᵘᵐᵃⁿᵒˢ ᵗᵉⁿᵈʳᵃ́ ᵠᵘᵉ ᵃʸᵘᵈᵃʳ ᵃ ˡᵃ ᵈᵉⁱᵈ...