El inicio de todo

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Hace 12 años

Seokjin 9 años - Namjoon 10 años

El primer día de escuela podía ser aterrador, especialmente para un niño de 7 años. Seokjin se sentía aterrado, pero eso era poco para describir cómo se sentía en ese momento.

Él era el chico nuevo después de mudarse de su ciudad natal, Busan, a la capital debido al trabajo de su padre. Estaba feliz por su papá, pero comenzar en una nueva ciudad lo tenía muy nervioso. Sin embargo, sería fuerte por sus padres y por su pequeño hermanito de apenas 2 años.

Ahí estaba, un niño con mejillas regordetas, junto a su madre en la entrada de ese prestigioso colegio que su padre podía costear gracias a su nuevo trabajo.

—Vamos, Jinnie, te llevaré a tu salón—habló su madre, tomando su mano para caminar juntos hacia el salón del niño, pero él se detuvo en seco.

—¡Mamá! No quiero que me acompañes a mi salón, ya soy grande.

La madre de Jin simplemente rió por el comentario de su hijo y soltó su mano.

- Está bien, hijo, ya eres un chico grande, pero nunca serás demasiado grande para un beso de mamá—y en eso besó la cabeza de su hijo.— ¡Vendré después de recoger a tu hermano de la guardería, ¿vale?Que tengas un buen día, amor - dijo su madre antes de desaparecer de su vista.

Tuvo que esperar afuera de su salón de clases a que la maestra entrara primero porque tenía que introducirlo a la clase como el protocolo de la escuela establecía.

—Buenos días alumnos, bienvenidos a un nuevo ciclo escolar. Espero que hayan descansado en sus vacaciones y estén listos para aprender mucho. El día de hoy tenemos un nuevo compañero que se integrará con ustedes, pasa por favor, Seokjin.

El pequeño niño entró al salón nervioso por las miradas de sus compañeros.

—Puedes presentarte con la clase, Seokjin.

—Hola, soy Seokjin. Espero que cuiden de mí-

—Bienvenido, Seokjin. Puedes tomar asiento mientras yo paso lista—La mujer tomó asiento en su lugar, esperando a que el niño hiciera lo mismo.

Pudo divisar un asiento vacío al final del salón. A pesar de que en su anterior colegio se sentaba adelante, quería probar algo nuevo, pero al acercarse, uno de sus compañeros tiró de la silla.

—Lo lamento, chico. Esta silla está ocupada. Ve a otro sitio- Expresó de manera hostil un chico pálido con cabello oscuro. Se inmutó enseguida, yendo al otro extremo del salón de clases, donde se sentó casi al final, justo al lado de la ventana que daba al pasillo.

La maestra empezó a dar la clase, pidiendo que todo el salón prestara su total atención al tema. No pasaron 10 minutos de la hora cuando un niño alto, castaño y de ojos como de dragón abrió la puerta del salón, haciendo que todos abarcaran su mirada en aquel niño.

—Maestra Soyun, mis más sinceras disculpas. El auto de mi padre falló en el camino a la escuela y por eso llego tarde- Habló cansado aquel niño cuya apariencia parecía que había corrido un maratón.

—Está bien, Kim. Como es la primera vez que llegas tarde, solo te pondré un retardo. Puedes sentarte y abrir tu libro de matemáticas, página 8 por favor.

El resto de la clase transcurrió igual que cualquier otra clase, la maestra explicando el tema, todos los alumnos haciendo cualquier otra cosa que no sea prestar atención a la maestra. Algunos dibujaban en sus libretas, otros se pasaban mensajes en notitas y otros simplemente dormían. Eran pocos los que realmente prestaban atención, y Seokjin era uno de ellos. Siempre fue considerado como un alumno ejemplar en su antiguo instituto y no sería diferente en este.

Después de un rato, era hora del almuerzo, otro momento en donde Seokjin se sentía nervioso porque no había hecho amigos en ningún momento del día. Pensaba que iba a morir socialmente hasta que dos niños se sentaron en su mesa.

-Hola, niño nuevo. Soy Jimin y él es Hoseok. Seremos tus amigos, ¿okay? ¡Okay!-

—Es mejor que les hagas caso. Saben lo que dicen: los chiquitos son los que más miedo dan cuando se enojan, y confirmo ese dato—habló el otro niño, cuyo nombre aparentemente era Hoseok.

Kim simplemente rió porque le parecía tierno el pequeño rubio de mejillas regordetas.

Al principio, estuvo un poco callado gracias a sus nervios, pero poco a poco fue agarrando confianza, demostrando su verdadera naturaleza divertida y algo alocada.

Mientras hablaban, este trío de amigos, otros chicos jugaban fútbol americano en las canchas de la escuela.

—Buena excusa esa de decirle a la maestra lo del auto de tu padre, amigo—El niño tomaba agua mientras se limpiaba un poco el sudor con una toalla que traía en su mochila después de jugar baloncesto.

—No le iba a decir lo siento, maestra. Me quedé dormido—Respondió bebiendo el gran termo de agua, casi acabándoselo por completo.

—Pues no vuelvas a llegar tarde, mi amigo. Tienes suerte de que te guardara tu asiento. Si no, el chico nuevo te lo habría ganado.

-¿De qué hablas, Yoongi?- Quiso saber Namjoon, refiriéndose al chico nuevo que había mencionado su amigo.

-Si no te hubieras quedado dormido, lo sabrías. Hoy llegó un nuevo alumno. Su nombre es Seokjin. Debe estar...- Empezó a buscar con la mirada al susodicho. -Oh, mira, ahí está. Está sentado con Jimin y Hoseok.

Namjoon dirigió su mirada hacia aquel niño de cabello castaño, con mejillas regordetas y una piel blanca que parecía estar viendo a un ángel. Su corazón lo traicionaba, nunca había sentido que latiera tan rápido por algo o por alguien, o más bien, nunca en la vida se había sentido así.

—Es solo un niño cualquiera—Él sabía que no era así, su corazón le decía que era la creación más preciosa que sus ojos pudieran presenciar. No podía dejar que sus amigos se enteraran de que le gustaba alguien. A su edad, era algo de lo que avergonzarse, aún no estaban en esa etapa de romances y novios. Si sus amigos se enteraban, se burlarían de él.

Dejó el tema y fue por otra botella de agua y de paso comprar una bolsa de gomitas que tanto le gustaba, pero nunca imaginó que ese momento cambiaría toda su vida.

—Quisiera una botella de agua y una bolsa de gomitas—eso último sonó como un eco, porque alguien había pedido exactamente lo mismo que é iba a pedir.

—Lo lamento, niños, solamente me queda una sola bolsa de gomitas por ahora—habló la persona encargada de vender los alimentos a los alumnos.

Namjoon podía ser muchas cosas, pero si en algo se destacaba era en que si quería algo, lo conseguía. Entonces volvió a ver a su oponente en la lucha por esa bolsa de gomitas y se inmutó un poco al notar que era el niño que minutos antes había hecho que su corazón latiera a mil por hora, pero eso no significaba que le daría sus gomitas.

—Lo lamento, amigo, puedes pedir tus gomitas mañana—le dijo el chico nuevo, tomando la bolsa de gomitas.

—¿De qué estás hablando? Yo las pedí primero, es más, tú te metiste en la fila—gruñó Namjoon.

—!Claro que no! Yo llegué primero.

—¡Estas gomitas son mías!—gritó Namjoon, empezando una discusión con aquel niño bonito, lo que ocasionó que ambos niños terminaran en el suelo golpeándose. No tomó mucho tiempo para que todo el mundo fuera a ver la pelea.

Y así es como comenzó el odio entre Seokjin y Kim Namjoon.

Nunca es tan tarde [Namjin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora