PROLOGO

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Zee tenía una carita preciosa.

Nunew estaba mirándolo dormir a su lado, y ese pensamiento llegó de pronto, de la nada, como una epifanía, pero no por ello era menos cierto. No cuando tenía las pruebas delante de él.

Zee tenía una piel tan pálida que a veces lo podía comparar con el papel. Su cabello era negro, no rizado, pero si con un poco de ondas, desordenado por completo. Los ojos que tenía eran pequeños, oscuros, aunque llenos de una calidez que provocaba que pudiera sostenerle la vista, sin entrar en pánico por lo que significaba. Su nariz era pequeñita, como un botón, por lo que a veces Nunew sentía el impulso de apretársela, y en muchas ocasiones no podía evitar hacerlo. Zee se reía cuando hacía eso, mostrando sus encías, sus ojos cerrándose por completo. Nunew pensaba que su risa era bonita también, y la expresión que ponía era mucho más linda.

Luego estaban sus labios, delgados, rosados, finos y suaves. A Nunew no le gustaban mucho los besos, cuando veía películas y los protagonistas se besaban, siempre encontraba que el compartir saliva era algo asqueroso. Sin embargo, cuando Zee lo agarró de las mejillas por primera vez, posando su boca sobre la suya, el concepto cambió un poco (o mucho, en realidad). Seguía siendo asqueroso, aunque si Zee era quién lo besaba, podía aceptarlo. Nunew no entendía por qué, pero al besarlo, su estómago se ponía cálido y su cuerpo liberaba hormonas que eran buenas. Eso último lo había leído en algún lado cuando quiso averiguar lo de las mariposas en el estómago, ya que le seguía desconcertando un poco la forma en la que su propio cuerpo reaccionaba ante el sencillo toque de su novio. Además, también supo que los besos podían ser buenos para su sistema inmunológico.

Zee tenía mejillas rechonchas. Además, era un poco más alto que él, y delgado también, pero sus brazos eran fuertes porque siempre lo sostenían sin duda alguna. A Nunew le desorientaba que Zee fuera capaz de eso, aunque a esas alturas ya no se quejaba, porque a un lado de él le gustaba. Sus manos eran grandes y venosas, sus dedos largos, siempre atrapando la suya en un gesto amoroso, lleno de cariño.

Y su voz...

Si Nunew tuviera que calificar las cosas que más le gustaban de Zee, su voz estaría en primer lugar.

Grave, ronca, capaz de hacerlo concentrar sólo en eso, en oírla. Cuando Zee le hablaba, sentía que la voz de Zee era como... como...

Tratar de pensar en una metáfora se le estaba haciendo muy difícil, pues Nunew no entendía bien las metáforas.

Pero era buena, era increíble, le gustaba mucho, el momento en que ellos se quedaban solos y Zee le susurraba algo al oído, con un tono tan bajo, y él se estremecía sin poder evitarlo, pero era un estremecimiento tan bueno que Nunew quería que lo hiciera más. A veces, incluso se lo exigía, y Zee sólo se reía y obedecía.

Nunew no comprendía muy bien lo que era el amor, pero suponía que así debía sentirse. Le gustaba que Zee también lo quisiera y no dudara en decírselo, en demostrárselo, en expresarlo con algún gesto. Si bien a él le costaba hacérselo saber, Zee no parecía acomplejado con eso. En especial, no le molestaba o le trataba mal o se burlaba de él por ser un poquito diferente al resto. Mamá decía que eso era muy bueno.

Zee era muy, muy precioso, se dio cuenta esa tarde, durmiendo a su lado. Nunew no podía dejar de mirarlo, lleno de fascinación, y llevó un dedo a su mejilla para pinchársela.

Su novio arrugó el ceño levemente, medio gruñendo, así que Nunew lo hizo de nuevo, viendo como la piel se hundía tiernamente.

- ¿Nu? -murmuró Zee, medio abriendo un ojo.

Habían almorzado sólo una hora atrás, así que Zee sugirió tomar una siesta. Nunew despertó hace quince minutos, observando en todo ese momento a Zee. Podía escuchar a mamá en el comedor, viendo su telenovela, y pensó en ir con ella, pero decidió que mirar a Zee era un panorama mucho mejor.

- Zee -susurró apenas, temblando cuando el mayor deslizó una de sus manos por la cintura del de cabello naranja- Zee...

Volvió a temblar al ver al chico levantarse un poco, acercándose y posando sus labios en su cuello para darle un beso, para chupar, para marcar. Zee tenía un gusto extraño por marcarlo allí, y Nunew se dejaba porque le gustaba mucho, le gustaba esa sensación. Le enviaba escalofríos, pero también le provocaba un poquito de calor, a pesar de que fuera contradictorio. Le costaba entender eso también, aunque trataba de no darle muchas vueltas, porque a veces podía quedarse pensando y pensando las cosas sin llegar a nada.

- ¿Sí, bebé? -preguntó Zee, su tono bajo, ronco.

Nunew no podía contenerlo. Las palabras barbotearon de pronto, una verdad absoluta que estaba allí:

- Zee, te amo.

Zee se rió en su cuello, algo dormido todavía, pero apretándolo más contra su cuerpo.

- Yo también te amo, bebé.

Nunew, en definitiva, amaba tres cosas en esa vida: primero, los dinosaurios. Luego, su mamá.

Y a Zee. Siempre a Zee.


🌸 Para tener en cuenta: Nunew posee TEA (trastorno del espectro autista) en un nivel que algunos llamarían como Asperger, aunque esta palabra ha sido criticada por varias comunidades TEAS debido a la historia que guarda (y mencionará dentro de la historia, pero ustedes pueden investigar también). Por lo mismo, se le llamará principalmente TEA.


🌸 Todos los créditos a su autora original Hobibuba

💙THUNDERCLOUDS🧡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora