Efecto Mariposa.

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El Principal está sentado en su silla escarbando en un cajón.

— ¡Doctora Silva! Debo decir, ya su secretaria me informo sobre su deseo de dar de baja a uno de nuestros estudiantes. Es un alago tenerla en mi oficina el día de hoy — Él a diferencia de todos los demás entes masculinos de esa Universidad, tenía un cabello y gusto por la moda decentes.

— Agradezco el cumplido, pero es cierto. Es indispensable que haga el papeleo lo antes posible. Ya sabe, tengo muy bien calculado mi tiempo y siempre he sido una mujer puntual— sonrió para él, aunque poco satisfactorio fuese el resultado.

— Bueno, me encantaría complacerla — fue el término que aquel hombre terminó empleando, y daba la sensación de estarlo usando un doble sentido — Pero la diplomacia y mi deber como responsable me lo impiden — De nuevo, este sentido doble... Asqueroso — Así que llenaremos papeles y usted podrá irse.

— No esperaría menos...

El hombre de unos Cuarenta y tantos le presentó un pequeño montón de papeles. Esto sería tardado.

Sacando su bolígrafo se resignó a la tarea. Nombre del estudiante, Nombre del encargado y varios tipos de etc hasta llegar a Razón de la eyección...

Veinte minutos y aún estaba en ello...

— ¿En que los beneficia saber sobre la vida sexual de sus alumnos?

— Siempre hay situaciones y emergencias. — Respondió sin verle.

— Oh.... ¿Y porque asumen que los padres o encargados sabemos cuanto tiempo se ha o no mantenido la actividad sexual?

— Esa, Doctora, es una buena pregunta. Pero en ésta institución apoyamos a la libre expresión y confianza entre padres e hijos.

La pequeña discusión se dio por terminada junto con los papeles por llenar.

— Ok, agradezco su cooperación. Déjeme ir por la aprobación del comité estudiantil y la chica es toda suya.

— Estaré esperando.

Me quedé sola, sentada en la silla giratoria, silbando suavemente una de las sonatas que más me gusta. Girando en la silla observando el lugar...

Mi celular comenzó a vibrar en mis pantalones y me distrajo de lo demás.

— Si, ¿Hola? — Escuche silencio y después su voz.

— Sal de ahí, AHORA! — Colgó la llamada.

Me levanté sin pensarlo, abrí la puerta para ver al pedazo de imbécil que es el Principal.

— Creí haberle dicho que esperara adentro, señorita...  — El tipo cargaba a Addy sobre sus hombros mientras una de sus manos doblaba una especie de pañuelo.

— Si... Ya ve, mi información "madre e hija" me dice que usted va a morir en un par de minutos — Deslizando su daga oculta en la manga de su blusa se preparo para atacar.

— Lo mismo podría decir yo... Es una pena. Usted ayudo al parto de mi tercer hijo...

— ¿Si? Espero esté bien, le doy mi pésame. Su padre no lo verá crecer por más tiempo.

Fue cuestión de segundos para clavar mi arma en uno de los costados del hombre y a continuación romperle una pierna de una sola patada. Escucho el hueso crujir y siento un escalofrío subir por mi columna.

Debido al daño causado en su pierna el hombre se encorvó dejando su cabeza al alcance. Al alcance de otra de mis potentes patadas.

— Ojo por ojo imbécil, ¿Le gusto nuestra confianza? — murmure cabreada mientras recogía a Addy con cuidado.

PÉRDIDA EN TI (JENLISA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora