Show Me How

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(Les recomiendo escuchar "Show Me How" de Men I Trust mientras leen el cap 🫶🏻)

Agustín POV

El bullicio generado por las voces y los movimientos provenientes de la cocina despertaron lentamente a un perezoso Agustín que se había quedado sobrepensando hasta tarde la noche anterior. Al abrir los ojos poco a poco, no pudo evitar sentir como una molesta pesadez y un ligero dolor se instalaba en su cabeza debido a la falta de horas de sueño.
El griterío que se había formado en los demás ambientes de la casa hacía tanto eco y estruendo en sus tímpanos que agarró una almohada para doblarla en dos y taparse los oídos. Sentía una extraña sensibilidad ante los ruidos y la encandilante luz de la pieza. Solo quería dormir mil horas mas. Su panza rugía debido al hambre, sus extremidades se encontraban pesadas y blandas, al mismo tiempo que sentía como una rara incomodidad circulaba por su cuerpo. No se sentía cómodo en su propia anatomía, sentía que esa piel no era la suya, no le pertenecía. Necesitaba sentirse dueño de su cuerpo nuevamente. Necesitaba una ducha, un cambio de ropa y un poco de paz en su cabeza. Debía re adueñarse de su propio organismo y pensamientos, debía poner orden en su interior.

Esta sensación le era tan extraña como familiar, ya que así se sentía cada vez que se enfrentaba a situaciones estresantes. Su rutina para deshacerse de este estado era casi siempre la misma: bañarse, comer algo rico y ver o leer algo que lo hiciera sentir cómodo y reconfortado.

A pesar de la sensibilidad latente en su cabeza y oídos, procedió a levantarse a duras penas para dirigirse al baño.

Al meterse debajo de la ducha, sintió cómo el agua tibia chocó contra los músculos de sus hombros, logrando que estos se relajaran instantáneamente, y a medida que el agua seguía su propio recorrido por el cuerpo, generaba este mismo efecto en toda su musculatura restante.
Cerró los ojos y dejó que la lluvia hiciera su magia sobre todas las partes de su anatomía. Sentía la piel tibia y había recuperado un poco de aquella fuerza que daba por perdida, a pesar de que sus extremidades se hallaban sumamente relajadas.
Extrañaba a su casa, su gente y sobre todo a su mascota. El único sentimiento de familiaridad se lo había otorgado Marcos pero tampoco debía depender de él. Esa seguridad reconfortante que irradiaba el salteño, ocasionaba que el platense quisiera estar la mayor parte del tiempo a su alrededor, cerca de él, pero también sabía que Marcos necesitaba de su propio espacio y tiempo a solas y eso era algo que Agustin respetaba a rajatabla.
Logró disipar un poco aquellos pensamientos que lo tenían preocupado y esclareció un poco su panorama acerca de la situación en la que se encontraba con su compañero.

Luego de esa renovadora ducha, decidió ponerse una bata y dirigirse a su cama a recostarse para recuperar un poco las energías que le faltaban. Mentalmente se había propuesto que ese día sería tranquilo y sin presiones.

El ambiente se sentía más fresco y contra su piel chocaba una suave brisa que lo hacía estremecer placenteramente.
Ya sentía cómo su cuerpo estaba un poco más ligero y como las gotas de su cabello mojado seguían cayendo por su cuello, dándole una sensación de limpieza tanto interna como externa. El agua lo había ayudado a adueñarse nuevamente de su fisonomía y darle un nuevo rumbo a sus pensamientos.

Pero al momento que recostó su espalda sobre el suave acolchado de la cama y fijó sus ojos en la cama de aquel hombre que lo traía aturdido y desorientado, los pensamientos comenzaron a aflorar nuevamente sin pedir permiso alguno.

Se encontraba atrapado en un extraño laberinto mental sin salida aparente. Sus sentimientos hacia el salteño crecían, y la intensidad de estos aumentaban al mismo ritmo a niveles que el platense nunca se hubiese imaginado. Cada toque, cada mirada, cada caricia silenciosa que el más chico le otorgaba causaba estragos dentro de Agustín. Aunque también, no podía negar que la confusión ante sus señales también aumentaban con el tiempo.
Por su cabeza rondaba sin descanso la pregunta acerca de si el salteño podría a llegar a sentir algo por él o si sólo estaba siendo amistoso.
Marcos era amigable y cariñoso con la mayor parte de los participantes de la casa y hasta con aquellos que en un primer momento no tuvo un buen trato. Por lo tanto, Agustín tenía en cuenta que el salteño demostraba su afecto hacia los demás generalmente, pero por dentro sentía que su trato hacía el ojiazul era especial, había algo que no estaba presente en la interacción del salteño con todos los demás, entre ambos había una confianza y un indescifrable sentimiento que nisiquiera sabía cómo describirlo, pero que sentía que solo le pertenecía a ellos dos, que les era propio y de nadie más. Había una especie de trato mutuo silencioso con tinte cariñoso que solo ellos conocían y mantenían casi en secreto, fuera de las cámaras y los ojos de los demás compañeros. Era una intimidad y un tipo de roce que solo existía entre ellos, que no solo se expresaba mediante caricias, abrazos o palabras, sino que también estaba presente en las miradas, en los acercamientos y hasta en la distancia.

"Forbidden Love" | MargusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora