* Parte 1 *

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Una chica de ojos claros y melena azulada se encontraba parada frente a las puertas del hotel con maleta en mano. No se sorprendía por el lugar ostentoso que había sido elegido para el evento, después de todo, su familia nunca reparaba en gastos y mucho menos lo harían en una fiesta como esa. Suspiró y masajeó su cuello. Ese era el último lugar donde deseaba estar.

Una boda.

Tenía que reconocer que cuando su hermana menor la llamó para darle la noticia de la boda de una de sus primas, el gozo no llegó. Claro que le alegraba el significado del evento. La unión en matrimonio de la pareja. Un par que encontró a la persona con la que quieren pasar el resto de su vida. Excelente. Le gustaban las bodas, eso no era mentira. Ver las expresiones de los novios, los bailes y sonrisas de felicidad compartidas... todo le parecía hermoso. El problema es que era un evento familiar. Y su familia no podía ser más de lo que ya era.

La gran familia Hyūga era conocida por sus éxitos no por sus fracasos, así que, si no fuera por sus claras facciones heredadas de ésta, pensaría que no compartían la misma sangre.

Desde que tenía memoria, había experimentado muchos fracasos, hasta que en algún momento, llegaron sus logros, más nada extraordinario o que la hiciera dar orgullo a su familia. Para ellos, su vida era ordinaria. Un trabajo ordinario y... bueno, eso era todo. A ella no le molestaba que fuera así, de hecho, estaba orgullosa de lo poco que ellos podrían decir que había logrado. Pero eso no significaba que los comentarios no le afectaran y no hicieran eco en sus pensamientos.

Desde que había subido sola al avión con destino a Londres sabía qué preguntas y comentarios le esperaban, más al evento ser una boda, una boda de una de sus primas que era menor que ella y ya había encontrado un marido que, para acabarla de matar, era muy exitoso.

Solo esperaba poder soportar la gran condescendencia que le esperaba.

Se puntual.
- Hyūga, N.

Volvió a observar la hora y comenzó a preocuparse.

¿Dónde estás?

Y es que no era normal que él se retrasara. En su mente comenzó a hacerse presente un gran temor.

Él no se atrevería...

Su primo no podía faltar a la ceremonia de matrimonio. Simplemente, no podía. Al menos la compañía de él y de su hermana harían la velada soportable.

Aunque trataba de convencerse de ello, la verdadera razón por la que deseaba la presencia de Neji no era más que para volverlo el blanco de los comentarios de sus familiares. Así, si se enfocaban en él, tal vez ignorarían su mísera presencia.

Un coche llegó y pareciera manifestación, pero agradeció ver a Neji bajando de este. Más, su sorpresa fue grande al ver que no había llegado solo, si no, acompañado.

LONDON: Una noche para olvidarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora