* Parte 6 *

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–No tenía idea. - dijo Hinata con vergüenza. –En verdad lamento que te veas envuelto en esto. - añadió con pena.

–No te preocupes, Hinata. Técnicamente yo me involucré solo. - soltó una risita. –Pero no me arrepiento ni nada. Aquí estoy para ti. - dijo con una sonrisa y la Hyūga sintió una calidez en su pecho.

–Gracias, Naruto. - le sonrió, pero aun se notaba preocupada. –Van a hacernos preguntas, probablemente le estén contando a todos...

–Bueno, no soy muy bueno para inventarme y recordar una historia. - dijo pensativo. –Creo que improvisaré, tú déjamelo a mi.

–¿Estas seguro? - cuestionó con notable vacilación.

–Solo hay que mantenernos juntos para que no nos lo pregunten por separado. - ella asintió con la mirada perdida en el suelo. –Tranquilla, Hinata, sobreviviremos esta noche. - dijo con seguridad y extendiendo su mano. –Por ahora, vayamos a la pista de baile y perdámonos un momento ahí.

Ambos se dirigieron hacia donde se encontraban los invitados bailando. Hinata notaba las miradas y cuchicheos de sus familiares, haciéndola tragar en seco y apretar la mano de Naruto. Él podía notar su nerviosismo y preocupación, pero planeaba hacer todo lo posible por distraerla y que pasara un buen tiempo en la boda.

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–Es lo más fuerte que tengo. - dijo el bartender mientras les mostraba la botella. 

Sasuke sonrió ladinamente hacia Sakura, quien achicó los ojos. Estaban retándose mutuamente al estar seguros resistir el alcohol más que el otro. La chica finalmente alzó dos dedos de una de sus manos, indicándole al hombre que sirviera dos vasos.

–Recuérdame el número de tu habitación, no quiero equivocarme cuando te deje inconsciente en ésta. - Sakura soltó una burla ante el comentario de su amigo.

–Déjanos la botella. - indicó al bartender sin voltear a verlo, manteniendo la mirada sobre el Uchiha. –Yo pienso dejarte inconsciente justo aquí.

Y así tomaron el primer shot de un solo trago, sirviendo otro más al instante. Estaba claro para el hombre tras la barra que eso no terminaría bien para ninguno de los dos.

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Ino observó el vals de los novios con algo de ternura, siempre solía ser su parte favorita de las bodas. Se imaginaba que en ese momento para ellos no existía nadie más que su pareja y las sonrisas espontáneas que se dibujaban en sus rostros le daban la razón. Cuando terminó el baile, también lo hizo su ensoñación, haciendo un ademán con la mano, tratando de secar sus ojos que amenazaban con derramar lágrimas.

LONDON: Una noche para olvidarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora