Rhaenyra Targaryen×Aegon Targaryen

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AU Moderno.

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Estaba sentada en el avión, el viaje ya casi estaba terminado, iría a visitar a mi familia durante las vacaciones de Navidad. Estaba en mi segundo año de Universidad, mi hermano Aegon estaba en última de Instituo y mis hermanos mellizos Aemond y Helaena en penúltimo de instituto. En realidad éramos hermanos por parte de padre, Viserys se había casado con Alicent cuando yo tenía dos años, ella me caía bien, prácticamente era como mi madre.
Miré mi móvil y vi un mensaje de parte de Alicent.
"Ha ido a recogerte Aegon"-. Suspiré al leerlo, de todos con Aegon era con él que menos relación tenía, en cambio me llevaba muy bien con Helaena y Aemond, hablabamos los tres muchas veces por videollamada. En realidad, antes era más cercana a Aegon pero cuándo fui creciendo me fui alejando de él porque aunque lo quisiera negar me sentía atraída por él, aunque lo disimulaba. Sin embargo, Helaena se había dado cuenta y me apoyaba.
Al salir del avión y entrar al aeropuerto en busca del rubio me dio un poco de frío, me había olvidado del frío clima que hacía aquí, me había acostumbrado al clima caluroso de la cuidad en donde iba a la universalidad.
Había mucha gente esperando, aunque no me costó ver a Aegon, me acerqué a él, no se había dado cuenta de mi presencia, estaba mirando el móvil.
-Hola Aegon-. Dije una vez estuve enfrente suya, el levantó la mirada del móvil y la dirigió hacia mi.
-Oh Nyra, estás diferente-. Me dijo mirándome de arriba abajo, me puse un poco nerviosa pero lo disimulé, este año en la Universidad mi compañera de habitación había cambiado mi look porque según ella tenía un "cuerpo despampanante" para lucirlo y no le sacaba provecho, después de muchas quejas mias terminó remodelando mi armario entero. Al principio no me sentía segura al usar este tipo de ropa, siempre había estado acostumbrada a usar sudaderas y ropa holgada, pero ahora me gustaba llevar la ropa más ajustada. Hoy llevaba puestos unos vaqueros negros cortos que marcaban mis muslos y una camiseta que se ajustaba a las curvas de mi cuerpo con un pequeño y coqueto escote.
-Bueno vamos-. Me dijo mientras se dirigía hacia el coche, no sin antes haber agarrado mi maleta. Nos montamos en el coche y puso rumbo hacia la casa, el trayecto era de una media hora, era la primera vez que veía a Aegon conducir, se había sacado hace poco el carnet de conducir.
-¿Qué tal en la Universidad? -. Me preguntó el rubio al cabo de un rato.
-Bien, aunque este año es un poco más difícil-. Le respondí mirándolo, él simplemente asintió con la cabeza, Aegon no era una persona de muchas palabras.
-¿ Tienes frío? -. Me preguntó al ver cómo me dio un escalofrío.
-Un poco, y todas mis sudaderas están en la maleta.
-En el asiento trasero hay una sudadera mia, póntela-. Me dijo, le hice caso y me reí un poco al ver lo enorme que me venía.
-Me viene enorme-. Le dije con una sonrisa.
-Eso es por ser una enana-. Me dijo burlonamente, lo miré mal, desde siempre se había burlado de mi baja estatura.
Al llegar a casa me bajé del coche rápidamente y entré en la casa, en el salón se encontraban Viserys, Aemond y Helaena, rápidamente le di un abrazo a papá y después fui con los dos mezillos.
-Oh Rhae, te ves genial-. Me dijo Helaena dándome un abrazo, el cual correspondí animadamente.
-¿ No hay uno para mi? -. Me preguntó Aemond con una leve sonrisa, me reí y le abracé, al separarnos Alicent había llegado al salón y le estaba dando indicaciones a Aegon.
-Sube la maleta a tu habitación-. El rubio le hizo caso.
-¿Su habitación? -. Pregunté extrañada.
-Oh sí cariño, tu habitación está llena de cosas que no usamos, lo siento-. Me dijo Alicent con una sonrisa.
-Pronto quitaré todo para que puedas estar en ella-. Añadió.
-Tranquila, no pasa nada-. Le dije.
-Bueno voy a subir a darme una ducha-. Les dije, al llegar arriba me dirigí a la última puerta que había, la de Aegon, toqué suavemente antes de entrar.
-He hecho un hueco en el armario para que puedas poner tus cosas hasta que mamá despejé tu habitación, tendrías que verla, se ha convertido en el almacén de la casa-. Me dijo sonriente, yo negué con la cabeza.
-Bueno te dejo para que acomodes tus cosas-. Me dijo saliendo de la habitación.
Yo me dirigí a la maleta y la abrí, rápidamente me puse a colocar las cosas en el armario que me había dejado libre, me aseguré de guardar bien entre la ropa a mi querido dildo rosa, lo había traído para divertirme un rato, mi compañera de habitación me lo había regalado por mi cumpleaños, Laena era así.
Me dispuse a elegir un pantalón corto junto a una camiseta holgada como pijama y me dirigí al baño de la habitación, me di una ducha rápida, pero relajante. Al terminar me di cuenta de que no había ninguna toalla con la que secarme el cuerpo.
-Aegon-. Medio grité esperando que estuviera en la habitación, al instante me contestó.
-¿Pasa algo? -. Se escuchó su voz al lado de la puerta.
-No hay ninguna toalla-. Le dije.
-Oh perdona, ahora te traigo una-. Me respondió y oí unos pasos alejarse, al instante volvió.
-Voy a entrar-. Me dijo, yo me escondí detrás de la cortina de la ducha y saque la cabeza. Aegon entró y me extendió la toalla.
-Gracias-. Le dije con una sonrisa mientras la agarraba, causando que nuestros dedos se rozaran levemente, él no dijo nada y salió.
Mientras me estaba poniendo el pijama suspiré, la verdad que estaba nerviosa de compartir habitación con el rubio. En los últimos meses él también había cambiado bastante, estaba más alto y se había cortado el cabello bastante, ya no lo tenían por los hombros. Además, se le notaba más fuerte.
Al salir del baño lo vi sentado en la cama usando el móvil, también se había puesto el pijama, que consistía en una camiseta y pantalón holgados.
-En un rato esta lista la cena-. Me dijo cuando notó mi presencia, pude notar como dirigió su mirada hacia mis muslos descubiertos por una milésima de segundo.
-Bien, voy a ver a Helaena-. Le dije, salí rápidamente de la habitación sintiéndome nerviosa y fui hacia la habitación de mi hermana, entré sin tocar, estaba tumbada en la cama leyendo un libro. Al verme me sonrió y me dijo que me sentara a su lado, estuvimos un buen rato poniéndonos al día.
-Así que crees que te gusta Aemond-. Le pregunté sorprendida, ella se sonrojó y yo me reí fuertemente, al final esto iba a ser típico en la familia.
-¿Has notado como Aegon te ha mirado?-. Me preguntó de repente, yo la miré extrañada.
-Este año has cambiado bastante y lo ha notado-. Me dijo la rubia menor con una sonrisa picara.
-¿ Pero que dices? ¿Estas loca? -. Le pregunté a Helaena.
-Solo fíjate en como te mira-. Me dijo para luego levantarse e ir abajo, le seguí.
En la mesa me senté entre ella y Aegon. Enfrente estaban Alicent, papá y Aemond.
-Te sienta bien el pelo largo-. Le dije a este último con una leve sonrisa, este bufó riéndose.
-Tú también estás muy guapa-. Me dijo Alicent, yo me sonrojé.
-Te sienta bien tu nuevo estilo-. Añadió la morena, sonreí empezando a comer. Me sentía un poco nerviosa al tener a Aegon a mi lado, al fin y al cabo era la persona por la que sentía atracción, no sabía muy bien cuando había empezado a gustarme, pero últimamente no podía dejar de pensar en él, en lo lejos que estábamos, y ahora al verlo nuevamente no podía evitar de pensar situaciones inapropiadas con él. Me removí en la silla, sintiéndome un poco exitada por el rumbo que estaban tomando mis pensamientos, pero no era el momento ni el lugar para eso, noté como Aegon me miraba curioso.
Al terminar la cena estuvimos todos un rato  hablando en el salón, hasta que me entró el sueño y me dirigí a la habitación de Aegon, al entrar en su cama no pude evitar respirar el aroma de él que estaba impregnado en las sábanas. Al rato escuché como entraba.
-¿Estás dormida?-. Me preguntó en voz baja.
-Aún no-. Le dije para girarme y verlo en el borde de la cama, podía verlo gracias a la luz de la luna que entraba por la ventana.
-¿No te importa si duermo sin camiseta? -. Me preguntó, negué con la cabeza. Entonces pude ver cómo se la quitaba y dejaba al descubierto su tonificado pecho, casi suelto un suspiro, no pude evitar detallarlo para guardar esta imagen en mi cabeza para cuando estuviera a solas con mi dildo rosa, puede que en estos meses en la Universidad me hubiera vuelto más descarada.
Aegon se tumbó en la cama y rápidamente sentí su calor corporal, ambos nos quedamos de lado, mirandonos fijamente, no pude evitar que mi mente volara a las tantas imaginaciones que había tenido con él, no pude evitar sentirme sucia por eso, pero era su culpa por ser jodidamente atractivo. Me volví a remover incómoda, apartando la mirada, mientras notaba como mi centro se mojaba levemente, hacia varias semanas que no usaba mi dildo rosa y ahora lo estaba notando. Nuestras miradas se volvieron a encontrar y pude notar un brillo extraño en sus ojos.
-¿Pasa algo? -. Le pregunté al notar que quería preguntarme algo.
-¿Tienes novio? -. Preguntó de repente.
-¿Eh? -. Le dije.
-¿No? -. Me preguntó él sorprendido, negué con la cabeza.
-¿Por qué lo preguntas?-. Le pregunté extrañada.
-Creía que sí, digo eres bastante atractiva, ya pensaba que habías encontrado a alguien en la Universidad.
-Oh no-. Le dije mientras me sonrojaba levemente.
-¿ Y a qué se debe este cambio de look? -. Me preguntó.
-Mi compañera de habitación-. Le dije.
-Tendré que agradecerle, ya era hora de que no te escondieras detrás de la ropa-. Lo miré extrañada ante esto que dijo.
-Oh vamos, siempre has tenido un cuerpo increíble, no sé cómo has tardado tanto en darte cuenta-. Me dijo con una sonrisa.
-¿Entonces nada de novios?
-No-. Le dije.
-Bien-. Me dijo.
-Entonces serás siendo toda una mojigata-. Añadió burlón, al no ver respuesta de mi parte alzó una ceja.
-No hace falta tener novio para experimentar-. Le dije esta vez, haciendo que sus ojos se abrieran por la sorpresa durante una fracción de segundo, para que luego aparecera una sonrisa en sus labios.
Nos volvimos a quedar en silencio, hasta que finalmente terminé durmiendome.
Al cabo de lo que parecían unas horas me desperté, aun era de noche, me intenté mover pero no pude al notar un brazo en mi cintura, estaba de espalda a Aegon y este me tenía abrazaba por la cintura, podía notar su respiración en mi cuello, y su erección en mi trasero. Con todas mis fuerzas intenté volver a dormirme, pero no pude, me estaba excitando. Entonces, lentamente moví mi trasero en su erección, causando un leve roce que me puso todos los pelos de punta, estaba tan necesitada.
Estuve unos minutos moviéndome contra su erección que ya estaba completamente despierta hasta que su voz me paralizó.
-No sabía que estuvieras tan necesitada, hermanita-. Me dijo al oído con la voz ronca, mientras dirigía la mano que tenía en mi cintura hacia mi centro, metiendola por debajo de mis pantalones y bragas sin ningún reparo.
-Mírate, estas todos mojada, solo por haberte restegrado contra mi-. Volvió a hablar mientras rozaba mi clítoris con sus dedos y empezaba a masturbarme.
-Aegon-. Le dije intentando moverme.
-Quédate quieta, joder-. Volvió a hablar con su voz ronca.
No pude evitar reprimir el gemido que salió de labios al sentir como me penetraba con dos de sus dedos.
-Joder, que apretada-. Dijo mientras empezaba un vaivén con ellos, en la habitación solo se podían oír mis gemidos y el ruido obsceno que provocaban los dedos de Aegon dentro de mi.
-Por favor-. Susurré mientras restregaba mi culo contra su erección, causando que gruñera y me penetrara con mas fuerza, ya tenía tres dedos suyos dentro mio, no pude aguantar mucho y terminé viniendome en sus dedos, soltando un fuerte gemido, aún así él no paro, siguió estimuladome.
-No, para-. Gemí apretando las piernas para que se detuviera, no me hizo caso y al rato me volví a correr. Finalmente, Aegon sacó los dedos de mi interior y me giró haciendo que quedara enfrente de él, lo siguiente que note fueron sus labios en los míos, el beso era una lucha de lenguas.
Al separarnos nos miramos a los ojos, yo estaba bastante avergonzada por lo que habíamos hecho pero a él parecía no importarle, en su mirada podía ver deseo. Sin poder evitarlo dirigí mi mirada hacia abajo, encontrandome con su erección, que se marcaba a través de sus pantalones. Esta vez fui yo quien lo volvió a besar, y a mitad del beso me subí en su regazo, haciendo que su erección se frotara contra mi, no pude evitar soltar un gemido de satisfacción, había deseado esto hace mucho. Aegon se rio entre dientes para luego empezar a dejar besos húmedos en mi cuello, yo empecé a mover mis caderas contra él. Estuvimos así un rato hasta que me separé de él y me coloqué entre sus piernas abiertas, sin dejar de mirarlo a los ojos.
Dirigí mis manos temblorosas hacia el borde de sus pantalones y los bajé junto con su ropa interior, abrí los ojos sorprendida al ver su tamaño, sin duda era la polla más grande que había visto, y mira que estas últimas semanas en la Universidad había estado con varios chicos, simples noches de sexo.
Dirigí mi mano hacia su miembro y lo agarré suavemente, empezando un leve vaivén, volví a mirarlo a los ojos, Aegon no había dejado de mirarme. Sonrojada levemente terminé llevando su polla hacia mi boca, introduciendo su punta y dando suaves lamidas. Aegon llevó sus manos a mi cabello y lo recogió en una especie de coleta, no tardó en tomar el control y en follarme la boca, no me quejé. Estaba realmente fuera de mi, tanto tiempo esperando esto y ahora estaba ocurriendo,aunque fuera inapropiado hacer esto con mi medio hermano, no me sentía mal.
-Joder Nyra-. Dijo mientras echaba su cabeza hacia atrás y aumentaba sus embestidas contra mi boca, yo apreté sus muslos intentando aguantar las arcadas, la verdad que era buena en esto.
Pude notar que no le faltaba mucho, así que empecé a pasar mi lengua por sus venas marcadas, Aegon me apretó del pelo y me apartó.
-Abre la boca-. Me dijo mientras se empezaba a masturbar desenfrenadamente delante de mi boca, no tardó en venirse, manchando levemente mi cara y acabando en mi boca, gustosa y sin ninguna vergüenza me lo tragué todo, él hizo que me incorporara y me volvió a besar. Después se levantó a por una toalla y me limpió, yo me dejé hacer. Finalmente, nos volvimos a dormir, yo abrazada a su pecho y él rodeandome la cintura con su brazo.
-Eres perfecta-. Me dijo antes de caer dormido, dejando un beso en mi frente, yo le sonreí. Me dormí pensando en lo que ocurriría en los días siguientes.

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Buenas! Hacía bastante que no me pasaba por aquí!

Aquí tenéis un nuevo one-shot, la verdad que me gustó bastante escribirlo. Que os ha parecido?

Nos leemos pronto!

La casa del dragón[One shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora