.Capitulo 1.

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¿Return?

-¡RING, RING!

La vibración cerca de su mano molestaba y con eso su sueño fue interrumpido. Queriendo apagar el teléfono, sus manos dando unos pequeños golpes a tientas y siniestros, pudo apagar aquella alarma. Exhalando, giró su cuerpo.-Hola Mitch- oh, tal vez no apagó la alarma.

En seguida, su cuerpo dio un brinco ante aquella voz que apenas había escuchado ya en años. No había vuelto a tocar el video en donde estaba ella; sin embargo, la cadena todavía la tenía consigo mismo. Tocando los bordes del anillo y guiándose por la luz del teléfono, pudo ver quién realmente era quien lo llamaba a estas horas de la noche.

-Katrina.

Su nombre apenas lo había pronunciado después de su muerte e incluso la primera vez que lo pronunció fue culpa de Hurley, quien lo presionó al buscar información suya y encontrar aquel video antes del atentado en esa playa. Recibió la llamada. Escuchó nuevamente su voz.

-¡Soy yo, Mitch! ¡No tengo tiempo, tienes que escucharme! -Su voz sonaba desesperada, incluso parecía que le faltaba el aire, como si estuviera escapando.

-¡Katrina! ¿Dónde estás? ¡¿Katrina?! -El retumbar de su corazón interrumpía lo que en realidad quería escuchar. Ahora él quería salir de esa habitación e ir a buscarla-. ¡Katrina, dime dónde estás! ¡Responde, Katrina!

Al otro lado del teléfono se escuchó un tiroteo y luego las pisadas rápidas de su novia. Mientras eso ocurría, al lado de la otra línea, alguien se dirigía a la puerta de su habitación, forzando la cerradura y tratando de abrirla. Él no podía hacer nada.

Una bala tras otra se escuchaba, mientras la respiración pesada se transmitía a la otra línea. Los gritos de millones de personas eran una constante interrupción para Mitch, quien gritaba y exigía saber dónde se encontraba Katrina, pero sin lograr conseguir alguna respuesta.

-Ellos te están mirando, Mitch -fue lo último que bastó para luego escuchar una bala y el ruido de agonía que hacía su novia al caer al piso, junto a otras voces que se acercaron a Katrina. Sin más, nuevamente se escuchó otro sonido de balas.

-¿Katrina?... ¡Katrina! ¿Estás bien? Escúchame, amor, Katrina. -Las manos le tiemblan y el teléfono que tenía entre sus manos cae. Su cuerpo cae de rodillas al piso, su corazón está tan apretado que todo lo que hace es mirar todavía la línea telefónica-. Katrina... amor, por favor no me hagas esto, escúchame.

Sus ojos ardían y el viento de aquella ventana no ayudaba. Al mirar nuevamente su habitación, para él era desconocida. Todo lo que antes tenía había desaparecido y con su corazón desconsolado desprecia las cosas nuevas que ocupan el lugar de sus pertenencias.

Confundido y aún sosteniendo nuevamente su celular, trata de levantarse, viendo que esta no era su habitación. Había pancartas de un equipo, incluso una camisa de ¿lacrosse? Que no entendía de dónde provenía. Sus pasos son lentos, pero se fija en aquella pizarra de cristal en donde hay fotos pegadas. Esto lo hace recordar la estrategia que hacían antes de ingresar a una operación de campo. Sus labios se tuercen amargamente al ver que está en lo cierto.

Las fotos indican los lugares en los que ha trabajado, las personas que ha matado, junto a eso también las operaciones que han quedado abiertas sin obtener ninguna información. Pero algo no concuerda en toda esa pizarra.

¿Qué está haciendo aquí? ¿No debería estar liderando la operación que estaba cerca de Beacon Hills? Solo recuerdo las garras y los ojos rojos, como si fueran... ¡lobos!

Un parpadeo fue lo único que dio para luego ver la boca del arma apuntando hacia él mientras que Hurley, quien sonreía, le decía:

-Siéntese en la silla o si no disparo.

ARMA DE FUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora