Return II
«Reportando a las unidades un 2901, el agente Irving de la unidad cinco ha desaparecido, ¡repito, el agente Irving de la unidad cinco ha desaparecido!»
Por las comunicaciones fue lo primero que se escuchó y, luego de aquello, una presunta retirada. El alias de Mitch se repetía en todas las bases. Aquel día, la operación que estaba aprobada para solo una expedición terminó fallando y, con ello, nunca volvieron a ver al agente. Perdido en un limbo y con el caso abierto, todos continuaron. Irene apenas se resignó a derramar una sola lágrima por aquel agente. Sin más, la información que obtuvieron dio resultado a algunas ubicaciones favorables que, sin duda, hicieron que las esperanzas de encontrar a Mitch volvieran.
Pasaron meses para que Hurley le hablara directamente, y aun cuando el hombre mayor había criado a la ahora subdirectora, la directora la miraba con un dejo de enojo. La ira no hace razonar a las personas, ni tampoco la ansiedad persistente que carcome el corazón de ambos.
Esos meses fueron un caos, discusión tras discusión, y el número de muertes aumentó aún más. Incluso se rumoreaba que la agencia estaba en bancarrota. Ahora, al ver la cara pálida y demacrada del hombre de acero acostado en una camilla, hacen que la cara de la moneda se dé vuelta nuevamente, volcando todo lo construido y deshaciendo sus acciones.
En el frío de la habitación ,acariciaba delicadamente el cabello ondulado de Mitch con un movimiento repetitivo que hacía que las líneas de expresión que el agente tenía se suavizaran lentamente. Irene seguía mirando a aquel agente, que sin ninguna duda la dejaba asombrada cada vez que hacía una pequeña acción, aun cuando no era ni siquiera extraoficial. No siguió las órdenes y se unió en aquel caso que fue su debut al entrar en esta sede; sin embargo, también terminó recolectando heridas y tuvo que estar en una camilla. Al final del día, se había escapado nuevamente y nadie sabía su paradero.
La suave brisa y el leve ruido que hace el aire acondicionado hacen que su cuerpo tiemble, o tal vez ella misma esta conteniendo las lágrimas que están a punto de mojar sus mejillas y caer en el rostro adormilado de Mitch. Su mejor agente está aquí ahora; sin embargo, ya no recuerda la expresión de tranquilidad que tenía siempre y cuando estaba con ella, no desde aquel día.
—Irene, ¿por qué estamos en el comedor y no donde deberíamos estar discutiendo adecuadamente? —Mitch arrastró los pies hasta toparse con la silla frente a él. Irene solo pudo observarlo. —Son las cuatro de la madrugada y mi vuelo es a las seis. Si quieres que no descanse, solo dímelo, porque el asunto de este viaje es innecesario.
Irene, quien tenía la carpeta entre sus manos, la abrió lentamente y dejó a la vista de Mitch esto. Nuevamente, el silencio se asentó.
—Mitch, el viaje que tienes es para descansar. Es tan necesario para que recuperes fuerzas. —La voz calmada de la superiora Irene Kennedy es firme y no hace que Mitch dé un paso atrás. Sin embargo, esta vez el propósito no es reprenderlo. —Puedes revisar la carpeta por ti mismo, pero para resumirlo más rápido, ¿te suena el nombre de Mieczyslaw Stilinsky, ¿También conocido como "Stiles"?
El agente solo pega más su espalda a la silla, recostándose como si fuera a dormirse. Mira a la subdirectora y, alzando la mano, la señala. —Si querías darme trabajo para llevar, me habrías mandado solo información con Hurley.
—Él no trabaja en ese campo, y tiene más experiencia que tú, Mitch. —Sin más, Kennedy ve el momento en que la expresión y la postura relajadas cambian rápidamente a una cerrada. —No he conocido a ninguna persona con un nombre tan ridículo y largo. —Pero a pesar de las quejas y el reproche, le sobreviene la incertidumbre y la duda de cómo su superior solo está frente a él sin poder decirle algo, hasta que pasa hojas y ve su propio rostro.
—¡¿Qué mierda es esto, Irene?! Sabes que me largo... —El agarre en la mano de Mitch se sintió como un peso e incluso las palabras que estaba soltando se cortaron abruptamente—. ¡Espera, deja que te explique! —La mirada firme se encontró con aquella ira que surgía en tiempos de ansiedad, en medio de la confusión, eso no bastó con la ansiedad que tenía Mitch—. ¡Hay una persona igual a mí, Irene, sé que no es mi familia porque no he tenido hermanos desde que mi familia murió! ¿Y me dices que espere? ¿Crees que voy a esperar a que me expliques cuando hay un tipo por ahí haciéndose pasar por mí?
Irene solo pudo pasarse una mano por la cara. Hacer sentar a Mitch fue un poco difícil, pero nuevamente están sentados. El tipo es alguien difícil de tratar. —No es eso, no creo que sea alguien haciéndose pasar por ti, Mitch. Incluso si eso fuera lo más probable, el sistema habría sido notificado para que alguien repentinamente cambie esos datos y haciéndose pasar por ti, creo que podrías ser tú. Incluso hay una noticia que informa sobre la desaparición de este joven.
La cabeza de Mitch daba vueltas y procesar esta información le resultaba difícil de tragar. —No. No tengo otra familia, no soy adoptado. Puedo hacer todo el maldito papeleo que quieras, Irene. Solo déjame irme sin escuchar sobre este tema de nuevo. —El sonido de la silla siendo arrastrada y con eso Mitch se levantó, virando sus pies en dirección a la puerta. A lo lejos, la voz de Irene retumbó en sus oídos.
—¡Stiles Stilinsky está muerto! —Y sus pasos se detuvieron, girándose otra vez. Un suave «¿Qué?» salió de los labios de Mitch.
—Stiles está muerto. El reporte de desaparición fue hace mucho. Su padre, al ver el atentado en Ibiza, pudo haberte confundido con él, creyendo así que su hijo había muerto. Pero no creo que un niño que apenas tenía 18 años en ese entonces resultara desaparecido de la nada, no cuando ha estado con anterioridad en cada escena del crimen que se ha encontrado en Beacon Hills.
Mitch se derrumbó en la silla nuevamente, mirando a Irene. —¿Qué tratas de decirme...? —Un pequeño temblor se notaba en la voz de Mitch. Irene cambió su postura a una más abierta y juntó sus manos.
—Stiles desapareció cuando tenía dieciocho años, la misma edad en que se encontró a un tipo en un accidente de auto, sin ningún documento de identidad. Luego de meses, se identificó que el sujeto eras tú. El accidente fue en la carretera cerca de West End.
Las manos que cubrían el rostro de Mitch cayeron después de esto, el impacto impidiéndole cerrar la puerta al ser azotada. La carpeta ya no estaba, ni tampoco Mitch.
Irene miró aquella puerta y su teléfono, que vibraba por alguna llamada entrante. Solo suspiró, pensando en que definitivamente el comedor no era el mejor lugar para reunirse, no, o al menos no con Mitch. Cerrando aquellos ojos, consiguió coger su teléfono. "¿Sí?"
El silencio abunda plácidamente. El sonido del monitor de Mitch Rapp resuena en toda la habitación. El recuerdo es tan deprimente que recorre con la mirada todos los detalles de la habitación, aunque nunca pudo decirle a Mitch en ese entonces que temía algo.
Sus ojos se encuentran con los ojos desafiantes del espía; ella temía que en realidad él fuera Stiles Stilinski.
Se les quiere,
Streek _
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ARMA DE FUEGO
FanfictionNo hubo un mañana para una cura, ni tampoco una bendición para oír, aun cuando los muertos callan y los vivos lloran, no habrá una solución a la que acudir. La verdad no es dónde se asemeja al cielo ni al infierno, ni a los ojos donde el alma es p...