.Capítulo 2.

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—¿Hurley?

La luz era cegadora al principio, aunque poco a poco se fue adaptando mientras su respiración, que al principio se agitó al ver un arma, volvió a la normalidad al ver a Hurley.

El hombre mayor parado frente a él negó con la cabeza y chasqueó la lengua, sin bajar el arma todavía. —No creas que con llamarme te creeré, muchacho. Solo siéntate de una vez.

Confundido, hizo lo que le dijeron. Se acomodó en esa silla de metal que, incluso por más que pareciera limpia, es incómoda para sentarse en ella. Su mirada nunca se apartó de su antiguo mentor, viendo cómo el hombre cansado y de mediana edad con una mano mantenía la pistola y con la otra ponía nuevamente las esposas, así que suspiró y con cansancio dijo: —Podrías explicarme por qué estoy siendo interrogado. —Esperando con ansias la respuesta, movió sus manos tratando de forzar las esposas.

—Sabes, incluso siendo interrogado, ¿podrían solo decirme qué fue lo que hice para estar en esta situación? —Su boca no paraba de hablar e incluso Mitch estaba frustrado por lo increíble que su pensamiento se conectaba con su boca, a lo que Stan solo alzó su ceja mirándolo con sospecha.

Esto ya era frustrante; además, no  podía ni sentir las armas que tenía en el pantalón, a menos que no las tuviera. Entonces, toda la vista fue cambiada rápidamente a sus pantalones, que al parecer eran parte de una pijama.

«¿Qué es lo que está pasando aquí? ¿Dónde están mis armas? ¿Con qué me drogaron? ¿Irene al menos sabe de esto?» pensó  rápidamente Mitch, quien se removió de su silla aún cuando Hurley seguía apuntándole.

—¿Quién eres? —fue lo que escuchó decir a Hurley, y todos sus pensamientos se esfumaron con la pregunta absurda que acababa de hacer su viejo instructor.

—¿Esto es acaso un entrenamiento psicológico, Hurley? ¿O es acaso algo nuevo que vas a implementar con tus nuevos alumnos? Porque si ese es el caso, deberías retirar esta idea.—Mitch, quien se quejaba por la acción de Hurley, al momento siguiente se liberó nuevamente de aquellas esposas. Resoplando, se masajeó las muñecas y trató de pararse, pero nuevamente el arma de Hurley lo estaba apuntando.

—Vamos, ya deja de actuar así. Tú mismo me enseñaste a liberarme de esas esposas. El truco no es la gran cosa. —Mitch apartó el arma para mirar directamente a Hurley.

Sin dudarlo, el exagente disparó a la pierna de Mitch. La bala atravesó directamente su pierna y se quedó incrustada, haciendo que Rapp se tambaleara y cayera al suelo.

—¡Carajo, Hurley! ¿Qué mierda hice para que reaccionaras así?

—Deja de fingir que recuerdas. Tú no eres Mitch Rapp.

—¿Qué?— Mitch volteó a ver a Stan, mirando sus ojos y como este no sonreía, y toda su postura indicaba que dispararía de nuevo. Antonito miró el arma y luego a los ojos del instructor, apretó sus labios para no dejar escapar ni un ruido del dolor que hacía su herida reciente, con su mano derecha solo pudo apretar la herida y sin más el silencio fúnebre siguió adelante.

Su mano izquierda, aunque temblaba, rebuscó en sus bolsillos del pantalón para sacar el anillo enredado en una cadena. Al encontrarlo, alzó el objeto así los ojos de Hurley.

El anillo era brillante, incluso la joya incrustada estaba reluciente. Entre lo profundo del titubeo, la voz habló. —Este es el anillo que le quise dar a Katrina, al principio te quejaste por mi patética venganza—. Con total confianza, Mitch alzó el anillo sin saber qué más ocurriría.

El arma bajó y luego se oyó decir: "Esa bala no te matará". No fueron palabras cálidas, pero al minuto siguiente las manos que antes sostenían aquella arma ahora lo ayudaban a apoyarse en un hombro.

—Gracias —esto impresionó a Hurley, quien miró a Mitch con curiosidad—. Un año y cuatro meses te hicieron cambiar demasiado, Mitch.

Mientras avanzaban a pasos lentos y salían de aquella habitación, los ojos de Mitch se cerraban incluso siendo sostenido por Hurley, quien hacía un gran esfuerzo en ayudarlo a caminar. Rapp sentía la pierna que tenía la bala incrustada adormecida, además el frío que le entró fue abrumando su mente. —Vamos, Mitch, una bala no te puede dejar temblando.—diciendo estas palabras, Hurley  quien pensaba que todo era una actuación de parte del agente. Su serenidad se esfumó cuando miró la cara ya blanca de Rapp, quien aunque se sostenía del hombro de Hurley no podía ocultar la mueca de dolor e incluso asco.

Pareciera que Hurley realmente no pensó en cómo afectaría dispararle a alguien que apenas salió vivo durante un año encerrado sin saber si estaba estable al cien por ciento para nuevamente recuperar su vida. Mientras avanzaban, la culpa carcomió a Hurley, quien sin previo aviso vio como Mitch, quien no se quejaba, dejaba ver claramente el dolor en su mirada. No pudo resistir más y terminó desmayándose y cayendo al suelo rápidamente.

—Puta madre—, las demás personas en la agencia que cruzaban sin mirar atrás y andaban como abejas obreras de un lado a otro, se detuvieron. Los ojos se vieron puestos encima de Hurley, quien trataba de parar a Mitch y maldecía a la hora de ver que se armó un charco de sangre. El dolor de cabeza se acumuló.

—Irene me va a matar.

A lo lejos, Irene Kennedy, quien salía del ascensor, vio cómo una multitud de gente estaba frente a ella. Curiosa por ello, se abrió paso hasta llegar a la gran escena que tanto llamaba la atención de las personas.

Fue recibida por Hurley, quien vendaba a Mitch Rapp con los jirones de su camiseta. Empapados de sangre, la ira se arremolinó en ella y, cruzando miradas con quien debía estar cuidando a Mitch en la sala de interrogatorios, pudo solo decirle:

—Te veo en cinco minutos en la sala de reuniones. Llévalo a urgencias.















Atte: Si una palabra está mal escrita, me pueden ir avisando para corregirla. Muchas gracias (^^)d

Se les quiere,

Streek_

ARMA DE FUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora