Pink Carnations

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Justo después de concluir su última cita del día, acompaña a su cliente hasta la puerta y voltea el cartel que dice abierto a cerrado.

Rara vez tiene días agotadores. A Bright le encanta ser tatuador, lleva demasiados años como para dudar siquiera de su línea de trabajo, pero a veces, llega a ser demasiado. Ha tenido días difíciles, clientes que entran y salen, le hace temer que está empezando a perder la magia.

Nani dice que es algo bueno, que significa que el negocio es próspero. En cierto modo, lo es. Bright ha podido pagar el alquiler del salón (ubicado en un pintoresco callejón en una parte elegante de Bangkok) sin ninguna dificultad, mudarse a un bonito apartamento con ventanas luminosas y comprarse una motocicleta nueva. Los dos últimos en menos de un año. Tiene que agradecer a Gulf, quien le escribió un artículo muy bonito en la revista para la que trabaja. El negocio había ido bien antes, pero fue aún mejor después.

Bright regresa a la tienda vacía. Tiene un tamaño decente, caben 3 sillas separadas, aunque generalmente solo acepta un cliente a la vez, a menos que este Barcode. Hay mucho pop art en las paredes, y un elegante equipo de trabajo en un carrito colocado justo en el medio. Su estudio es algo de lo que se enorgullece mucho, y está feliz de que sea un local único, lo que significa que puede subir las escaleras hasta la terraza para fumar y no encontrarse con nadie. Además, la vista de Bangkok desde allí era preciosa. No hay obstáculos, solo una vista del paisaje urbano resplandeciente, la brisa siempre fuerte. Tuvo una fiesta allí antes y tal vez sea hora de que tenga otra.

Da un paso hacia una de las sillas y se acuesta, con los brazos cruzados sobre su pecho y los ojos cerrados. Su cabello está fuera de su rostro, una bandana roja empujaba los rizos desordenados hacia atrás. Está tranquilo, apenas se escuchan unos pasos desde la calle.

Relajante.

Está a punto de quedarse dormido cuando escucha el timbre junto a la puerta. Alguien ha entrado.

—¿Disculpe? —Una voz suave llama desde la entrada.

—Estamos cerrados. —Dice Bright bruscamente, con los ojos aún cerrados, deseando haber recordado cerrar la puerta con llave.

—¿Oh?— La voz exclama y es molesto. Molesto por la forma en que se está comiendo su tiempo de descanso espontáneo, suena muy dulce y empalagosa, como esas galletas azucaradas que su abuela le hace. Nunca le han gustado las cosas dulces. —No me di cuen...

—Hay un letrero justo en la puerta.

Se escuchan unos pasos hacia atrás, y luego una risita avergonzada.
Suena como un maldito algodón de azúcar.

—Lo siento. —Dice la voz.

Bright solo gruñe, deseando volver a dormir. Sus ojos se abren cuando escucha pasos que se acercan y la ausencia del sonido de la puerta cerrándose.
Abre sus ojos y se sienta, ahora mirando una cara que perfectamente coincide con la voz.

Es un hombre, y está vestido con un delantal rosa sobre una camiseta rosa. Sus zapatos son rosas y sus pantalones son rosas. Rosa rosa rosa. Mejillas rosadas y pelo rosa. Ojos suaves y labios rosados. Es aproximadamente una cabeza más bajo que él y parece un conejito.

—H-Hola.— Dice el hombre, sus mejillas se sonrojan más al verlo. Sus pequeños dedos agarran con más fuerza el enorme cesto de regalos que sostiene.

Que sorpresa, también es rosa.

—El estudio está cerrado.— Responde Bright ,casi retrocediendo ante lo brillante que es el más pequeño. Parece alguien salido de un libro para niños.

FOOL FOR YOU ლ [Adapt. BrightWin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora