XI

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No tenía pensado decírselo a nadie, pero la anterior noche la tuvo total y completamente en vela, ¿debería o no responderle a Harry Potter? escribió varias cartas que habían terminado en un rincón de la habitación que más tarde haría desaparecer.

El amanecer la encontró sentada en su escritorio con la pluma y la tinta en la mano, Pansy corrió a correr las cortinas para que los rayos de sol no la alcanzaran, recordó que la noche pasada cuando vio de lejos a Harry Potter el tenía la piel algo tostada por el sol, a diferencia de otros chicos que ella había visto así, a él le sentaba particularmente bien y por un momento deseo poder recordar como se sentía la abrazadores rayos del sol sobre su pálida piel.

La lechuza la observaba en silencio, ciertamente el animal no se había ido de su lado sin la respuesta, seguramente estaba ansiosa por estirar las alas e ir a cazar algo, pero, ella sabía que si no entregaba una carta no habría fuerza de la naturaleza que le moviera de esa habitación.

Estimado señor Harry Potter.  

Debo confesarle que su carta me ha tomado por sorpresa y siendo sincera no se que contestarle, ¿Cómo puede usted interesarse en una dama de quién ni siquiera conoce su nombre? me temo que seguramente no soy lo que usted espera, aunque debo confesarle que de conocernos usted no debe dudar que intentaría llevarle la contraría en todo lo que pudiera. Me alaga que se haya tomado tales molestias conmigo, pero, lamento decirle que mi estancia en Londres no superará las tres semanas y odiaría crear ilusiones y jugar con el corazón de alguien tan noble como lo es usted.

Independiente de todo, espero que goce de buena salud.

Cordialmente, la dama de los ojos verdes.

Le dio la carta a la lechuza de Draco e inmediatamente la lechuza emprendió el vuelo.

Bueno, debía admitir que no era su carta más elocuente, pero no tenía idea de como responder la carta que Harry Potter le había enviado, había perdido práctica en eso, quiso ir a preguntarle  a Hermione pero seguramente ya estaría en el trabajo y sería admitir sobre la carta, que seguramente Hermione ya conocía de su existencia, por lo que prefirió guardarse las dudas que tenía.

A pesar de no haber dormido un solo momento la noche anterior no estaba para nada cansada, de hecho todo lo contrario, por alguna razón que no entendía, se sentía enérgica, una idea sobre la razón de su nueva emoción cruzo por su mente pero la descarto casi inmediatamente sintiéndose tonta y supuso que se debía a que por fin luego de dos años de confinamiento había salido y no se había sentido para nada mal, bueno, a excepción de lo fuerte que estaban las luces.

También podría ser debido a que estaban a tan solo dos semanas de navidad y el ambiente era mucho más frio y el sol mucho más escaso, por lo cual ella podía pasearse libremente por la casa dado que está estaba naturalmente oscura y no había rayos de sol metiéndose por la ventana.  

Aquella mañana se sentía extrañamente inspirada, por lo que bajo a los laboratorios y tomó un montón de frascos y pócimas y los colocó frente a ella, no sabía que estaba haciendo, pero sentía que lo estaba haciendo bien. No era la primera vez que tenía uno de esos arranques de inspiración, recordaba que el primero que tuvo fue dos meses después que sus heridas comenzarán a cerrar, estaba tan feliz que la única manera de contenerlo era teniendo las manos ocupadas. Había descubierto que usualmente cuando se dejaba llevar creaba grandes cosas, como cuando creo una poción de glamour que lograba camuflar cosas a los ojos Muggle, era más práctico que lanzar el hechizo con una varita, solo que su efecto duraba unas cuantas horas, estaba trabajando en ello para lograr que durara por lo menos un día una sola aplicación de la poción.

Solo tres semanas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora