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⎯⎯Ni yo lo lindo que eres tú.

Ambos mantenían fija su mirada sobre la del otro ¿Cómo es que habían acabado así? De ver casos de criminología a estar en una posición tan específica como esa.

Para los ojos de Bendy su felicidad era eterna, no tenía ni las más mínima idea de que hacer, y sus sentimientos por la taza aún no eran muy calros, siquiera sabía lo que iba a pasar después, pero una gran felicidad lo alejaba de todos esos pensamientos, ganas de querer estar así por siempre con el. Sentirse seguro, solo así.

Por otro lado, Cuphead se sentía tan confundido, tan perdido, tan presionado, se podía decir que se desconocía a si mismo en este momento. Quizás estaba algo feliz por estar con Bendy, pero no tenía tan en claro el porqué estar así con el. Si bien, Bendy le había dado a entender que tenía cierto tipo de atracción hacia los hombres, y respetaba eso, jamás fue un problema para el la orientación sexual de una persona ¿Pero que hay de si mismo?

Si se lo ponía a pensar un poco, nunca se había dado el tiempo de conocerse a si mismo. Hasta donde tenía en claro el era un chico cien por ciento heterosexual, recordaba como muchas chicas llegaban a hacerle declaraciones de amor pidiendo una cita con el, cuando muchas veces las rechazó por no sentir nada o simplemente porque le incomodaba el hecho de que lo vieran atractivo. Muy pocas veces tuvo la oportunidad de llegar a casa y hablar de una mujer, simplemente no, prefería hablar de las estupideces que hacía con sus amigos o como se metía en problemas con su hermano.

El tema de su sexualidad jamás lo habló con nadie, ahora que lo pensaba a la edad de diez años supo que otras personas podían enamorarse de su mismo sexo, entonces ¿Qué es lo que lo definía como heterosexual? ¿Qué lo hacía gustar de otros hombres?

Se podía sentir tan jodidamente abrumado, amaba a Bendy, amaba estar con el, pero no lo sentía de una forma tan cercana, su mente nunca lo vio más allá de un amigo. Muchas veces tenía ganas de abrazarlo y estar así con el para siempre, pero no era más allá de eso ¿O si? Dios, tantas preguntas lo atormentaban, pero no preguntas respecto a Bendy, preguntas respecto a él mismo, quien era el, porqué estaba tan confundido, tan estresado, tan desesperado por no saber, podía sentir su labio inferior temblando, y sus ojos comenzando a llenarse de lágrimas.

Aún tenía sus brazos apoyados sobre el colchón a los costados del rostro del contrario, estos cada vez se iban debilitando más, perdiendo la noción del tiempo y de su realidad.

Una pequeña lágrima cayó sobre el rostro de Bendy, y poco a poco cayeron más iguales a la primera, el demonio observó directamente a quien estaba encima suyo, aquellos hermosos y profundos ojos llenos de estrellas se habían llenado de una profundo mar lleno de pesadillas y tormentos, las hermosas mejillas sonrosadas eran ahora opacas y cubiertas por donas y largas cataratas de lágrimas.

No sabía el porque de su llanto, pero quería ayudar. Cómo pudo levantó los brazos de Cuphead y se inclinó para limpiar aquellas lágrimas en sus rostro para luego rodearlo en un abrazo para consolarlo, recargó su cabeza sobre el hombro del contrario. No decía nada, lo único que escuchaba eran sus sollozos se mantenía firme aunque sintiera sus piernas entumir, era lo de menos.

Era la primera vez que veía tan desecho a Cuphead, siempre lo vió tan sonriente, tan amable y tan firme ante sus adversidades, por más mínima que era su situación siempre trataba de darle gracia o solo mostrar una sonrisa ante la adversidad. Ahora lo veía tan desolado, tan extraviado, tan irreconocible. Sentía como se aferraba tan fuerte a la playera que traía puesta y como buscaba un consuelo. Trataba de no hacer tanto ruido a tales horas de la madrugada, pero aún sentía como si quisiera liberar todo de si.

No lo juzgaba, incluso el mismo era tan fácil de derrumbar y de quebrar, sabía lo que era sentirse sin nadie con quien buscar consuelo, y solo querer gritar y decir todo lo que piensas en ese momento. Compartían el mismo sentimiento. Seguía acariciando su espalda, sintiendo sus suspiros y los sollozos que soltaba, notando como poco a poco se hacían menos frecuentes soltando al final uno grande limpiando con su propia ropa y dándole la cara al demonio.

𝓕𝓲𝓻𝓼𝓽 𝓛𝓸𝓿𝓮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora