¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
leve mención de temática de almas gemelas /
soulmates (es la primera vez que escribo sobre esto).
ligero spoiler de los últimos capítulos del
manga, si no te quieres spoilear,
no leas el final.
parte de la trama está inspirada en la historia
de sukuna (curse, está en mi perfil) :)
no hay presencia de contenido +18 y este
se tratará de un escenario cortito.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Inclusive implícito en su nombre, el conceptual del significado la arrastra hasta el abismal mundo de la hechicería, del que hacía años que sabe, necesita desprenderse, desapegarse de. Pero... no es así. No lo necesita, no; lo ansía, más que nada. Y de maneras imperiosas que van mucho más allá de su endeble comprensión. Anhela poder cerrar ciclos, especialmente el de su infernal existencia que debió haber concluido décadas atrás; en el inevitable deceso por la lucha de sus ideales contrarios a los del resto de su antigua tribu...
Las pasadas reminiscencias de vívidas escenas embisten unas con otras, azotando su mente, fatigando su consciencia y debilitando su frágil alma.
La opresión de su pecho comprime débilmente sus pulmones durante unos instantes en los que no permite el paso del periplo del aire hasta liberar la obstrucción. Su hálito comienza a insuflar una delicada corriente de céfiro segundos más tarde y finalmente, sus costillas se elevan para movilizar diligentes al diafragma e imponer el bombeo del oxígeno en sangre por su sistema. Inhala una fracción de aire fresco de la noche que acontece. Con la despedida del ocaso, los últimos rayos de sol abandonan el celeste cosmos, las nubes se arremolinan en vórtices conglomerados, convirtiéndose en parte de borrones cárdenos y dando paso al crepúsculo.
Lo primero que contempla al abrir los ojos es el iridiscente firmamento que se yergue sobre su cabeza, ese que tantas noches sabe que ha observado en compañías desconocidas y hasta este momento, nunca lo había encontrado austero. La imagen de una irreconocible figura masculina inmiscuye en sus pensamientos, mas no logra enfocar el rostro del foráneo.
El contorno de la luna es sutilmente reflejado por la luz que emana de ésta junto a la de los astros que la acompañan, bañando las calles del inhóspito e irreconocible lugar en el que se hallaba desplomada. No hay más iluminación que la natural, lo que otorga un aspecto lóbrego al ya sombrío paisaje nocturno.
Otea su alrededor. Parece un templo.
Gruesas columnas de mármol se ciernen sobre ella, cruzándose en arcos apuntados que discurren varios metros más hacia arriba, erigiendo una bóveda cuyo techo, es de cristal y por el que la escasa iluminación de los astros se cuela. La naturaleza parece no haber surtido efecto en el interior pese al tiempo que aparenta haber estado construido el edificio del que sale aprisa, aunque realmente tampoco sabe en qué año se encuentra.
Es arropada por la completa penumbra. No parece desagradarla.
Se ha incorporado con rapidez; aun así, está temblando. Observa su cuerpo; intacto, revitalizado, sorprendentemente con pulcros ropajes y definitivamente sin ningún tipo de vestigio que indique el hecho de haber servido como alimento para los carroñeros. Finalmente ha despertado, pero sus músculos poseen memoria, la suficiente para saber que aquélla, no es su primera vida, ni sería la última.
Camina, sin rumbo a ningún lugar específico.
Un latente escozor comienza a azuzar constante en sus entrañas que no es mermado hasta que no advierte una presencia ajena. Su corazón late con frenesí, su respiración se corta violentamente y el cosquilleo se extiende hasta las palmas de sus manos.
El estremecedor temblequeo agita su cuerpo. Se mantiene inmóvil, detallando las facciones del hombre. El cabello oscuro como la noche hace que su rostro resulte más agresivo que la última vez que le vio. Del céfiro emerge una ligera brisa cuyo eco repica en su cabeza. Sisea repetidamente un conocido nombre en su oído que no merma hasta que lo formula en sus belfos.
—Sukuna...—las voces se callan. Les envuelve un silencio absoluto, solo apaciguado por la corriente de aire.
Los taimados ojos rubíes devuelven la cautelosa mirada, aunque no logran detener el avance para cercar la distancia que los separa. Tampoco tiene reparo en disponer una de sus manos en las mejillas de la chica, sosteniéndola con cariño. Está desorientada, pero se deja hacer; su cuerpo lo reconoce a pesar de que su memoria no.
—Bienvenida de nuevo, reina mía.—el suave gorgoteo de su nombre en los labios de aquel extraño dulcifican la inescrutable expresión que había tenido hasta entonces—. Cinco siglos más tarde sigues igual de hermosa que cuando nos conocimos.
Jura poseer nulo conocimiento de cómo inhalar hasta que uno de los brazos ajenos reposa con delicadeza en su cintura. La piel femenina vibra bajo su tacto, como si hubiera estado por años anhelándolo. Y así ha sido.
—¿Lista para cumplir con nuestra promesa?
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
pequeño inciso: las almas gemelas se suelen reencontrar después de 500 años.
