Poco a poco

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Tras parar, respirar y tragar saliva, yo también me dirigí hacia arriba llena de nervios y de muchas dudas. No estaba entendiendo nada, ¿que esta pasando?, no podía dejar de pensar y de buscar respuestas a algo que ni si quiera tenía idea de por donde empezar a entender.

Terminamos de desayunar y nos dirigimos hacia a fuera a esperar a los coches que vienen  a buscarnos para llevarnos a las pistas, ya que hoy toca esquiar. Nuestro coche es el segundo, y el de Jose Daniel es el tercero, ¿por que siempre estamos tan cerca en todo?. Mi mente se empezó a empapar de dudas otra vez, pero por suerte llegamos Justo a tiempo y nos tocaba bajar de los coches y dirigirnos a la tienda para comprar las botas, alquilar los esquís,coger el casco y las gafas.

Una vez todos estábamos listos, nos acompañaron a la primera pista, era pequeña y parecía de niños pequeños.

- Bueno chicos, buenos días, mi nombre es Joan y seré vuestro monitor de esquí. El es  Pol, y será el monitor de las personas que no puedan esquiar y se tengan que quedar con los trineos. - Dijo uno de los monitores que habían por allí.

- Bien pues, ¡los que puedan y estén listos para aprender a esquiar que me siga! - dijo Joan.

Me pongo los esquís y me coloco primera en la fila mientras que miro hacia atrás esperando que Daniel también viniera, pero veo que se dirige hacia el grupo de Pol. Sin hacerme demasiadas preguntas, sigo siguiendo a mi monitor y llegamos a un especié de túnel con una cinta que nos empuja hacia adelante, hasta llegar al pico de la montaña.

- Bien, poneros todos en fila y mirad lo que voy a hacer para que así, podáis hacerlo después vosotros.

- ¿ Pero Joan, estamos en la misma pista que el grupo de Pol, y si le hacemos daño a alguien? - preguntó Joana.

- No os preocupes, no tenemos porque hacerles ningún daño. Venga, ahora si, todos detrás de mi una vez yo esté abajo. - dijo Joan.

La primera en tirarse fue Joana y la verdad, para ser nuestra primera vez bajo como si ya hubiese esquiado más de una vez. Continuaron bajando y cuando toco el turno de la última persona, es decir,  el mio, toda decidida baje más rápido que una flecha, pero, teníamos un problema...

¡ NO SE FRENAAAAAAAAA... BOOOM!

Antes de que pudiera acabar la frase, estaba encima de la cabeza de Jose Daniel, creo que nunca he pasado tanta vergüenza en mi vida.

- OH! Pe, pe, perdón... no fue queriendo simplemente yo... lo siento de verdad. - dije mientras miraba atemorizada al monitor.

- ¡¿ JUDITH, ESTAS BIEN?! - dijo chillando Joan.

- S.. Si, estoy bien.

- Jose Daniel, ¿ tú estás bien?

- Si, jajajaja no pasa nada Joan.

Me quede mirándolo fijamente con cara de arrepentimiento esperando una cara de enfado en Daniel, pero por lo contrario me regalo un guiño. Más tranquila decidí seguir a mi monitor y le pregunté:

Joan, ¿no estás enfadado conmigo?

Oh, Judith, no, en absoluto, no os he enseñado a frenar, culpa mía.

Le miro y le sonrió en forma de agradecimiento. Por desgracia, llegó la hora de irnos y esta vez JD y yo íbamos en el mismo coche, intentaba a toda costa evitarle la mirada y él buscaba a toda costa mi mirada.

Una vez llegamos al hotel de nuevo, nos toco irnos a cambiar para bajar a cenar y tal y como estamos subiendo a las habitaciones, el me coge de la cintura y ahora si, consigue besarme. El principio me quedé bastante cortada, no me lo esperaba, pero cuando conseguí reaccionar me deje llevar y nos dimos un beso de película y lo más bonito, es que nada fue planeado.

Una historia de muerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora