Avance

409 2 0
                                    

Después de nuestro primer beso, nos volvimos inseparables, no podíamos hacer nada el uno sin el otro y, no se si eso es bueno o es malo, lo único que se, es que no quiero que esto termine nunca.

Al día siguiente nos tocaba subir a pista azul, que si no me equivoco, estaba dentro de las pistas más "difíciles", por desgracia el no podía esquiar ya que el cáncer que él tenía afectaba a los huesos y nada mas faltaba que se rompiera un hueso en Andorra, así que no me toco otro remedio que irme a las pistas sin el. Me puse los esquís, el casco, los guantes y el traje para poder esquiar sin hacerme daño en caso de una caída y subimos hacia arriba del todo para empezar a aprender a tirarnos desde más altura y con más peligro, ya que el monitor había puesto siluetas de plástico las cuales teníamos que esquivar ( os podéis imaginar las risas que hubieron ese día, menudas caídas nos metimos).

Tras una hora y media esquiando, era hora de cambiarnos y volver al hotel, donde por fin podría volver a ver a Jose Daniel. Quizás os suena algo extraño, pero, lo echo de menos cada minuto que paso sin el.
Una vez juntos, nos damos un abrazo muy fuerte, tanto que parece que no nos hayamos visto en años y tan solo hace una hora y media. Las monitoras una vez en el hotel nos mandaron a lavarnos las manos para poder ir a comer y así lo hicimos.

Maya, Mayka y yo bajamos a lavarnos las manos y detrás nuestro bajaban Manu, Riki y el, obviamente. El lavabo era nuestro momento para abrazarnos y poder besarnos ya que era el único sitio en el que no habían monitoras vigilando lo que hacemos y dejamos de hacer.
Me lave las manos y salí hacia afuera a esperar a mis compis de habitación, y ¿sabéis quien salió al Segundo de salir yo? SIII, el salio conmigo, me da un abrazo inmenso y un beso increíble, me coge de la mano, me mira y me dice ¿vamos?, ambos subimos al comedor sin acordarnos de nuestros compañeros. Al llegar al comedor tenemos que hacer como si nada hubiese pasado y sobre todo soltarnos las manos, pues está totalmente prohibido ningún tipo de roce, debido a que hay niños de 8 a 18 años.

Terminamos de comer y nos dejan un rato libre para poder subir a las habitaciones, ducharnos y cambiarnos de ropa si así lo deseamos. Jose Daniel me miro y rápidamente entendí lo que quiso decirme, a si que simplemente asistí con la cabeza y ambos nos dirigimos hacia su habitación para poder estar juntos y poder darnos mimos sin que nadie nos interrumpiera. Mis compañeras de habitación y yo, nos dirigimos hacia la habitación de ellos y allí nos encontramos todos, no es ninguna prohibición el pasar un rato en la habitación de nuestros compañeros, a si que, realmente no estamos cometiendo ninguna norma.

Al entrar, no hizo falta decir nada, ambos nos tumbamos en su cama y nos abrazamos como si estuviéramos en nuestra casa. Al rato de estar todos tranquilos conversando y jugando, oímos como alguien pica a la puerta.

- ¿Si? ¿Quien es? - dijo Riki.

Y si, efectivamente era una monitora.

- Soy Olga, paso a ver que estéis bien, ¿puedo pasar?

- Siii- dijimos todos.

- ¡¡¡ PERO BUENO, QUE HACEIS TODOS AQUÍ!!!

- O, O, Olga, por favor no nos eches br... -

- ¿ Que? No, no, no tengo porque reñiros, no estáis haciendo nada malo, tranquilos. ¿Estáis todos bien? ¿Necesitáis algo?

- Jajajaaja, no, estamos bien, gracias Olga. - dijimos todos aliviados.

Olga se va y José Daniel y yo volvemos a tumbarnos abrazados mientras que el resto del grupo se sientan aliviados y continuamos con el juego. Cuando nos quisimos dar cuenta ya era hora de merendar, a si mismo bajamos de nuevo al comedor.

Manu abrió la puerta de la habitación para bajar y...

- ¡¡¡ AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!!!

Una historia de muerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora